Jorge Vázquez, sobre el vestido vintage de novia de Luisa Bergel: "Fue emocionante. Un clon y a la vez una nueva historia"

Hace una semana, el mundo de las bodas vivió un momentazo: Luisa Bergel, la hija de Jaime Bergel e íntima amiga de Tamara Falcó, se casó con el vestido de novia que, en su día, lucieron su abuela y su madre. Un exclusivo enlace celebrado en Sotogrande que congregó a un porrón de famosos, parte de la élite financiera, políticos y empresarios. Como suele ocurrir en las mejores bodas, la novia acaparó la atención a cuenta de su look, nada extraño, pero en esta ocasión más: las fotografías actuales de Luisa frente a las antiguas de las otras dos mujeres de su familia luciendo el vestido colapsaron las redes sociales.

Casi al tiempo, la prensa se hizo eco y descubrió los entresijos del traje nupcial. Creado por Pertegaz en 1959, la primera en llevarlo fue la abuela de Bergel, y después, su madre en 1989. "Mi mayor ilusión hecha realidad", escribió la novia en sus redes sociales. Una ilusión que cobró vida gracias a Jorge Vázquez, director creativo de Pertegaz.

"Ha sido un verdadero placer poder trabajar con una pieza como esta. Cuando te enfrentas a un vestido así, con tanta historia, es como viajar en el tiempo. Da una idea de cómo se trabajaba hace más de 60 años en cuanto a acabados, materiales o fornituras", explica el gallego para Vanitatis. Fundada por Manuel Pertegaz en 1942, fue en el año 2019 cuando el diseñador tomó las riendas creativas de la casa. Desde entonces, ha compaginado su labor en la firma Pertegaz con el trabajo en su enseña homónima. En ambas marcas, crea y lanza colecciones 'ready to wear' y nupciales.

Readaptar un vestido de novia vintage, una tarea que, en palabras del diseñador, "es tan mágica como un reto". A lo que añade: "Enfrentarme a un vestido con historia, con una trayectoria, en muchos casos creados por genios de la costura como Pertegaz o Balenciaga, y muchísimo valor sentimental es ilusionante. Por otro lado, es un reto por mantener su esencia, que siga teniendo ese punto vintage, pero reconvertirlo en algo nuevo, especial y muy actual".

Con ese objetivo y la firme decisión de ser la tercera generación de mujeres en llevar el traje nupcial, Luisa Bergel llamó a la puerta del taller de Pertegaz. Después de meses de un minucioso proceso, el resultado fue el esperado. "Es un clon, pero a la vez es una nueva historia. Cada novia es un mundo por el momento en el que se casa, donde se casa y la situación de cada una. Es muy especial verlas a las tres con el mismo vestido, pero adaptado al estilo de cada una, en el tiempo", confiesa Jorge Vázquez al ver, por fin, a Bergel enfundada en el vestido que él y su equipo readaptaron para su boda con Cristian Flórez.

Para entender el furor que suscitó este vestido de novia, es obligado preguntar al gallego cuáles son los pasos a seguir. "Lo primero que hacemos es ver como está confeccionado, estudiar el patrón, ver qué se podría modificar y adaptar, para poder trabajar con seguridad. Al principio es muy importante también verificar el estado en el que se encuentra el vestido: si está manchado, tiene costuras abiertas o el tejido se ha estropeado con el paso del tiempo. Una vez se ha limpiado y restaurado el tejido, lo probamos para ver qué arreglo tiene sobre la propia clienta y se deshacen las piezas necesarias", explica.

Además, cuando una novia acude con este tipo de trajes, "recomendamos que sea con al menos seis meses de antelación", las prácticas cotidianas que se desempeñan en el taller se adaptan y modifican. "Se tratan con muchísimo cuidado y mimo. Muchas veces son prendas muy delicadas, por su tejido, bordado o estado y hay que tener mucho cuidado con todo. Lo primero que hay que hacer es limpiar muy bien todas las materias de la pieza y es lo que más tiempo lleva hasta que queda todo perfecto". Lo mismo sucede con las pruebas, que se reducen de forma considerable: "Normalmente, probamos los vestidos cinco veces. En este tipo de casos, y al ser modelos delicados de tratar por los años que tienen, intentamos probar las menos veces posibles. Una vez sienta todo muy bien y está impecable, se le da la plancha final y se empaqueta".

La idea nunca es romper el traje y crear uno diferente, la idea es darle una segunda o tercera vida al vestido. Para ello, es clave mantener intacta su esencia. "Por el respeto que supone 'modificar' el trabajo de un gran creador, pero además porque si la idea es dar 'nueva vida' a un vestido que ya llevó su madre o su abuela, es porque te interesa esa relación de las tres, con el mismo vestido, en diferente momento", argumenta Jorge Vázquez.

Volviendo al aclamado outfit nupcial de Luisa Bergel, el diseñador señala que "los complementos jugaron un papel fundamental. El vestido en sí era precioso, pero el tocado, con ese toque tan retro y especial; y los guantes de napa, tan largos y sofisticados, remataron y terminaron el look".

Nos despedimos de Jorge Vázquez hasta la próxima y ya inminente edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, donde desfilará con Pertegaz y con su propia marca, con una pregunta: "¿Qué es más difícil, readaptar un vestido de novia o crear uno nuevo desde cero?". "Es mucho más complicado siempre readaptar un vestido. No te lo puedes inventar, por decirlo así. El tejido y los materiales son los que son, tienes que jugar con lo que ya hay y las opciones no son tantas. Teniendo muy en cuenta, además, que son materias delicadas por los años que tienen y marcha atrás en muchos casos. Es apasionante dar nueva vida a una pieza tan especial y reconvertirla en algo muy único y muy actual".