La emotiva boda de Adriana: la novia que se casó con un vestido de Jacquemus y un bolso de perlas
Original, atrevido y 100% moda, el look nupcial de Adriana fue protagonista de un enlace marcado por el recuerdo al padre de la novia
Aunque Adriana y Jorge llevaban juntos media vida, un total de 10 años de noviazgo, y organizaron una boda exprés en seis meses. Detrás se escondía una razón de peso. "Nos conocimos en la biblioteca, él estaba opositando y yo estudiando la última asignatura de la carrera", comienza el relato de esta experta en comunicación y fundadora de Dazzle, una agencia de creación de contenido digital.
"Jorge me pidió matrimonio el 26 de diciembre de 2022, un día superbonito rodeados de toda nuestra familia. La pedida y la rápida organización vinieron motivadas porque en octubre mi padre comenzó con un cáncer muy agresivo y queríamos que estuviese en la boda, ya que él quería a mi marido como un hijo y estaba superfeliz de nuestro enlace". Así, en medio año, Adriana y su prometido organizaron su gran día.
El 10 de junio de 2023 fue la fecha elegida por la pareja para contraer matrimonio. Celebraron la ceremonia religiosa en la iglesia de Santo Domingo de Silos, ubicada en la localidad madrileña de Pinto, y los festejos posteriores, en el Palacio del Negralejo. Tanta prisa para que el padre de la novia fuese testigo de su promesa de amor. "Preparé la boda en un mes y medio", confiesa la novia. "Lo organizamos con muy poca antelación y sin la ayuda de una wedding planner, fue bastante caótico. No quería una boda clásica, pero tampoco algo superinformal y creo que encontramos el punto entre elegante y desenfadado".
Esa misma filosofía de un enlace fuera de la tradición marcó la elección de su look nupcial.
La novia se enfundó en un vestido de Jacquemus que compró en una tienda online. En concreto, Adriana lucio el modelo 'La Robe Draggiu Dress', un traje de la línea Bridal que en su día el diseñador nos presentó con Lila Moss como maniquí. ¿Su precio? Unos 1.800 euros.
"En general no me gustan los vestidos de princesa recargados, tampoco ir incómoda ni muy arreglada. Las mujeres más elegantes y guapas son las que más sencillas van. Por eso buscaba un vestido alegre, ligero y diferente, sin ser recargado o muy romántico. En cuanto navegué en Internet y lo vi, ¡lo tuve superclaro!", confiesa la empresaria.
Confeccionado en un tejido de algodón de color blanco roto, el vestido de novia de Jacquemus estaba decorado con retales bordados de modo que creaban un efecto relieve. En cuanto a la silueta, un escote caído, patrón ceñido rematado en una falda sirena con cola, varios tirantes finos y un crop top debajo.
Por si fuera poco, a este fashionista traje nupcial Adriana sumó unos complementos demoledores que terminaron por sentenciar que el suyo era un lookazo. "Añadí una torera y un velo, ambos diseños de Jaime Mans, el fundador y director creativo de Mans Concept". La torera, de gasa, cubría sus hombros, y el velo, que brotaba de la coronilla, tapó el rostro de la novia hasta el encuentro con Jorge en el altar.
A sus pies se calzó unas sandalias de tiras finas, tacón ancho y puntera cuadrada de De las Cuevas Barcelona en verde menta. Tal y como mandan las tendencias para novias atrevidas, un bolso de hombro bordado con perlas remató el atuendo de Adriana.
Todavía queda puntualizar unos cuantos detalles más: joyas de Simuero, una pulsera de Alighieri que su prometido le regaló cinco años atrás y como pieza prestada, el reloj de oro que su madre también llevó en su boda. Antes de bajarse del coche, en sus manos la novia sujetó la caja de Cartier con las alianzas, símbolo de su unión.
Mención especial para el ramo de la novia. "Quería algo superdiferente, con color y flores natural. Quería algo efímero y llamativo. Lo diseñó Ana de Eternal Disati con mis inspiraciones, encargada asimismo del montaje floral en la finca".
Adriana se arregló en casa junto a su familia. "Me maquilló Elisa Gil García con productos de Dior". Su melena midi con ondas cerró el 'beauty look'. "A la ceremonia me acompañó mi padre de la mano. Nos llevó un Cadillac antiguo en negro, muy sobrio". Padre e hija recorrieron del brazo y con esfuerzo, dado el delicado estado de salud del primero, el pasillo de la parroquia al encuentro con el novio.
Convertidos en marido y mujer, el matrimonio y sus invitados pusieron rumbo al Palacio del Negralejo. "Como decidimos hacer la celebración ahí, un lugar y una finca que era bastante campestre, ideé el 'seating plan' basándome en una frutería y cada mesa se distinguía bien por una fruta o bien por una verdura. Eternal Disati supo hacerlo realidad, ella entendió perfectamente lo que quería y lo plasmó en la boda", cuenta.
"Por mi trabajo estoy acostumbrada a mucho estrés y a organizar eventos, pero este fue un gran reto. Al final, los invitados se lo pasaron en grande y fue un mix perfecto, entre 'talents' de la agencia, familiares y compañeros y amigos de toda la vida".
La boda estuvo repleta de momentos divertidos que mantuvieron entretenidos a los familiares y amigos de los novios. "Pusimos un tatuador, que tuvo muchísima demanda. Un amigo se tatuó nuestros nombres en los pies y una de las creadoras de contenido de la agencia se tatuó el nombre en el brazo. En lugar de repartir ramos, hicimos una entrega de premios, que fue muy divertida: el mejor soltero, el más fiel o el mejor vestido. Este último recayó en el fotógrafo Carlos Mimet, gran amigo mío, que llevaba un look con falda. Otro de los detalles divertidos fue que en lugar de irnos a hacer fotos a un parque, nos fuimos a un fotomatón en nuestro pueblo, donde nos habíamos hecho fotos el primer año de novios y quedaron chulísimas".
Para la fiesta, la novia cambio de atuendo y lució un segundo vestido. Esta vez uno de silueta amplia repleto de plumas de Massimo Dutti, con botas cowboy metalizadas y un bolso tipo saco a juego, ambos accesorios en plata.
"Abrimos el baile con 'I will always love you' de Whitney Houston. Era una de las canciones que había marcado mi infancia y la letra es conmovedora, para decirle a mi marido que le querré siempre, y luego bailar, con mi padre que siempre me acompañará allá donde vaya".
Volviendo a la imprescindible figura del padre de la novia, Adriana recuerda que "habían sido unos meses horribles, ese mismo día casi tenemos que cancelar porque se encontraba fatal, y al final sacó fuerzas para estar hasta las cuatro de la mañana. Incluso fue capaz de acompañarme caminando en la Iglesia, que le hacía mucha ilusión y casi ya no podía caminar". Un día, el de su boda, que debido al fatal desenlace que vendría después, terminó por ser el mejor de su vida. "Mi padre lamentablemente falleció un mes más tarde, por tanto, para mí fue el día más importante de mi vida".
Precisamente, cuando contacté con Adriana para publicar su enlace, lo primero que me comentó es que perdió a su padre al mes y que este artículo serviría de homenaje y agradecimiento por todo lo vivido a su lado.
Como consejo para futuras novias, la empresaria apuesta por una palabra: locura. "Hacer algo que os transmita locura, es lo mejor que podéis hacer. Y no dejéis para mañana lo que podrías hacer hoy. Casarme era una tarea pendiente y me hubiese gustado hacerlo con la mente 100% en la boda, y al final fue todo a contrarreloj".
Aunque Adriana y Jorge llevaban juntos media vida, un total de 10 años de noviazgo, y organizaron una boda exprés en seis meses. Detrás se escondía una razón de peso. "Nos conocimos en la biblioteca, él estaba opositando y yo estudiando la última asignatura de la carrera", comienza el relato de esta experta en comunicación y fundadora de Dazzle, una agencia de creación de contenido digital.