Así era el vestido de novia de la abuela y la madre de Teresa Urquijo, que ha modificado para su boda con José Luis Martínez-Almeida

José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo están en capilla. "Una vez me preguntaron por cuestiones sentimentales. Respondí que ni precipitarse ni resignarse, es obvio que no me he precipitado, pero estaba casi resignado. Hasta que apareció ella. Y Teresa me ha dicho sí", escribió el alcalde de Madrid en un post de Instagram para anunciar su boda a principios del mes de enero. Ese día se acerca: este 6 de abril se darán el 'sí, quiero' en Madrid. El suyo será, sin duda, uno de los enlaces de la temporada por quiénes son los novios y por la lista de invitados.

Tras un noviazgo discreto que conocimos en mayo de 2023, el alcalde de Madrid y su prometida contraerán matrimonio en la iglesia de San Francisco de Borja (popularmente conocida como los Jesuitas de Serrano) y posteriormente en la finca El Canto de la Cruz, propiedad de la abuela de la novia.

Como hemos avanzado, la citada finca pertenece a los abuelos maternos de la novia, Teresa de Borbón-Dos Sicilias e Íñigo Moreno de Arteaga, marqueses de Laserna. Edificado en 1991, los terrenos eran propiedad de Íñigo Moreno de Arteaga y, motivado por la pasión de su mujer por el mundo ecuestre, decidieron levantar el edificio principal y albergar la finca. En la actualidad, además de ser el lugar donde reside el matrimonio, la abuela de Teresa cría caballos purasangres árabes con su Yeguada Flor de Lis. Una pasión por los caballos que ha heredado su nieta, Teresa Urquijo, y prometida de José Luis Martínez-Almeida.

No es lo único que va a heredar de su abuela. El 16 de abril de 1961, Teresa de Borbón-Dos Sicilias e Íñigo Moreno de Arteaga se dieron el 'sí, quiero' en un fastuoso enlace celebrado en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha. Para la ocasión, la novia se enfundó en un impresionante vestido que, años más tarde, llevaría su hija Beatriz Moreno y de Borbón para su boda, otro día 16, pero de junio de 1995. Un traje, dos novias, madre e hija, y una nueva versión, la que lucirá Teresa Urquijo, Teresita para sus íntimos, en la boda con Almeida.

Un breve apunte para recordar quién es Teresa de Borbón, la abuela de la novia de José Luis Martínez-Almeida. A sus 86 años, tiene tratamiento de alteza real, es hija de Alfonso de Borbón-Dos Sicilias y Borbón, duque de Calabria, y Alicia de Borbón-Parma y Habsburgo-Lorena, y prima del rey emérito Juan Carlos. Precisamente, y cuando era príncipe, asistió a la boda que unió a los marqueses de Laserna en matrimonio.

La Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha acogió este enlace real. Del brazo de su padre y padrino, Alfonso de Borbón, llegó la novia cumpliendo con todas las tradiciones en su look nupcial, lo esperado en una boda datada en 1961. Vestido de novia corpulento, velo de tul, tocado floral, guantes y ramo.

Confeccionado en un tejido brocado con base de raso y bordado con hilos de plata, el vestido de novia presentaba un acabado que hoy roza el calificativo de joya. De color blanco, por todo el corte se dibujaba un motivo botánico que terminó por ser el protagonista del traje nupcial. En cuanto al patrón, clasicismo y estructura armada fusionados en un todo. De escote barco y con mangas al codo, el diseño se ajustaba a la cintura. Justo en ese punto, brotaba una gran falda con el bajo tipo tulipa y, como no podía ser de otra forma, cola.

Para facilitar el movimiento de ese traje tan acorazado propio de la época, el modisto que lo ideó y fabricó sumó unas pinzas estratégicas tanto en la zona del pecho como en la cintura.

La joven Teresa de Borbón completó su atuendo nupcial con un velo de tul y una diadema formada por flores de azahar, también en blanco. Sumó unos guantes de piel que llevó únicamente para la ceremonia y después, en el banquete, portó en sus manos para presumir de alianza como mujer casada.

El 16 de junio de 1995, una de las cuatro hijas del matrimonio rescató este vestido de novia para pronunciar el 'sí, quiero'. Beatriz Moreno y de Borbón es, a su vez, la cuarta de los siete hijos de Teresa de Borbón-Dos Sicilias e Íñigo Moreno de Arteaga, y madre de Teresa Urquijo.

Se casó un viernes en el municipio de Colmenar Viejo de Madrid, concretamente en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, con Lucas Urquijo Fernández de Araoz. El novio era hijo de Jaime Urquijo y Chacón, caballero de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, expresidente de Energía e Industrias Aragonesas y vicepresidente de Tabacalera, y de Carmen Fernández de Araoz Marañón, nieta del médico y científico Gregorio Marañón. Con este abolengo de uno y otro lado, la boda fue todo un acontecimiento social de la década de los 90, aunque hoy no se conservan imágenes públicas.

Sí que sabemos y hemos podido constatar que Beatriz lució el vestido de novia de su madre. Sin modificaciones y conservando su esencia al completo, sí que optó por otros aderezos. Principalmente, sustituyó el velo de tul con tocado por una tiara del joyero familiar que perteneció a su abuela, Alicia de Borbón-Parma y Habsburgo-Lorena. Más que una tiara, portó una diadema creada por Marcel Chaumet en 1936 de platino, rubíes y diamantes.

Con estos antecedentes, abuela y madre luciendo el mismo vestido de novia para sus respectivos enlaces, no era de extrañar que Urquijo siguiese esa tradición familiar. Lo hará a su manera, con el vestido original modificado y con la casa nupcial Navascués, una firma clásica entre las novias madrileñas capitaneada por Cristina Martínez-Pardo Cobián y con más de cuatro décadas de historia, como aliada. La diseñadora está a cargo del look nupcial de Urquijo.

Teresa llevará un vestido con cola, confeccionado con la tela del traje nupcial de su abuela y de su madre. Su forma original, con escote barco, cintura marcada y falda de gran volumen (que analizamos desde estas páginas nada más anunciarse el compromiso), tal y como estaba era imposible de ajustar por diversos motivos.

La solución: rehacerlo utilizando el maravilloso tejido en el que fue confeccionado por Pedro Rodríguez en los 60 un lamé bordado en plata. Una forma de lo más imaginativa para darle continuidad a esta tradición en la que también estuvo involucrado Eduardo Ladrón de Guevara, encargado de modificarlo de la primera generación a la segunda.