El día de Andrea: boda multitudinaria, vestido de novia con capa y enclave al aire libre

Andrea y Juan estaban predestinados. "Estudiamos la carrera de arquitectura en la misma universidad con dos años de diferencia, habíamos hecho el mismo máster, en el mismo sitio y al mismo tiempo, pero en diferente horario, y estuvimos dos años trabajando en la misma empresa", cuenta la novia. Ahí comenzaron a fijarse el uno en el otro, aunque el confinamiento puso en pausa sus encuentros furtivos en el ascensor.

Más de media vida cruzándose hasta que, en julio de 2020, saltó la chispa entre los arquitectos. "Una amiga de una amiga me invitó a una fiesta y, sin saberlo, era en la casa de Juan. Desde ese día todo encajó". Tres julios después, Andrea y Juan pondrían el broche a su historia de amor con una boda.

Como no podía ser de otra forma, la pareja fijó su enlace en julio, el 15 de julio de 2023. En Madrid y celebrado en dos actos: primero, la ceremonia religiosa en la iglesia de San Fermín de los Navarros, y después en la Finca Los Cuadros, ubicada en Colmenar Viejo.

Para organizar la boda, Andrea y Juan confiaron en el equipo de wedding planners de Los Sueños de Julieta, sus aliados tanto en la planificación como en el desarrollo del gran día.

"Lo hicimos todo juntos y con muchísima ilusión, muchos amigos nos decían 'vais a discutir durante el proceso' y la verdad que nos lo pasamos genial. Todos los viajes en coche que nos hicimos ese año íbamos escuchando las canciones clave del día, imaginando cómo sería cada momento", cuenta la arquitecta sobre el proceso nupcial vivido mano a mano junto a Juan.

En ese proceso, la creación del vestido de novia de Andrea ocupó gran parte de su tiempo los meses previos al enlace. Primero, encontrar quién daría forma al traje de sus sueños. ¿La respuesta? El diseñador Jorge Vázquez.

Autor de otros looks nupciales de peso y colado en la historia de la moda nupcial reciente, como el de Sassa de Osma, el de Alessia Samaranch, la nieta de Juan Antonio Samaranch, o la adaptación del vestido vintage de Pertegaz para Luisa Bergel, la arquitecta sabía que confiar en el gallego iba a ser sí o sí un acierto.

Andrea llegó al atelier de Jorge Vázquez con algunas ideas muy claras: un vestido con capa, el amor por las flores y el deseo de desprender una imagen romántica.

"Sabía que me apetecía mucho llevar capa. A Javi, del equipo de Jorge Vázquez, le hablé de mí, le dije que era superfemenina, que me encantaban las flores y que me imaginaba algo muy etéreo y delicado; él me supo leer al 100%, es lo más", recuerda la novia.

Conformado por dos prendas, un vestido base y una capa, ambas compartían tejido. El vestido, de tirante ancho, escote redondeado, silueta ceñida y falda en línea 'A' con una pequeña cola, era sencillo y minimalista. ¿El motivo? Dejarle el papel protagonista a la capa, la verdadera joya de su estilismo de novia.

Fabricada con un tejido de gasa liviano y semitransparente, la capa de Andrea se ataba con un cierre en forma de lágrima en la espalda, de donde brotaba una cola muy ligera. Por la parte superior, el detalle más especial: pequeños bordados de rosas en tamaño XS. El bordado floral, en el mismo tono, representaba pequeñas rosas. Un motivo 3D realizado a mano en muselina y colocado sobre el escote y los hombros que caía en degradé por el patrón de la capa.

En palabras del propio diseñador, el look de Andrea era un "sofisticado vestido de novia compuesto por una capa de organza y un vestido de crepé de seda y georgette color nácar. El conjunto, de inspiración retro, tiene una capa que hace de cola, corta en delantero y mucho más larga en espalda. El vestido interior tiene un escote cuadrado amplio, talle ajustado y falda con mucho vuelto y movimiento".

A lo que añaden desde el atelier: "Como detalle especial, lleva un bordado realizado a mano de miniflorecitas haciendo un degradado de escote hacia el bajo".

Andrea ya tenía el look de novia armado, solo le quedaba escoger los accesorios. Empezó por las joyas: "Como pendientes llevé un par de la colección temporal 'Lady Cotton' de Suárez inspirados en los detalles arquitectónicos de la Cotton House de Barcelona".

A sus pies, unos zapatos de salón acabados en punta con pulsera en los tobillos de Ceibo Concept, la nueva firma de calzado artesanal que enamora a las novias.

Sin velo, Andrea adornó su peinado con unas flores de estética retro in extremis. "Las flores hechas a mano por Irma de Charo Agruña, que me atendió la semana de antes de casarme y me las hizo en tiempo récord, quedaron espectaculares".

Para el ramo, "no quería flores, ya iba a llevar flores en el pelo y en la capa. Me apetecía que fuera verde. Me encanta la hiedra y el concepto enredadera. Junto con María y Sara de Be Water decidimos incluir alguna flor blanca, pero que no llamase la atención", explica.

El día de la boda había llegado. Andrea recuerda vivirlo con tranquilidad y templanza. "Me acuerdo de todo, no estaba nada nerviosa, así que disfruté muchísimo. Me encantó dormir el día de antes con mi hermano, despertarnos e irnos a desayunar al jardín del hotel Santo Mauro como si fuera un día de lo más normal. Luego fueron apareciendo mis primos, mis tíos... Venían, me daban un beso, nos tomábamos algo y se iban, todo fue muy especial", rememora.

El hotel Santo Mauro en Madrid ejerció de centro de operaciones para la puesta a punto de la novia. Allí se peinó y maquilló. Fini Rico "fue de mis mejores elecciones", así comienza el relato de Andrea sobre el apartado del 'makeup'. "Con ella fue como si estuviera preparándome con mi hermana. Nos ayudó mucho con el vestido y la capa cuando mi madre y yo estábamos algo nerviosas mientras me vestía", apunta.

Del peinado se encargó su peluquera de toda la vida, la mejor amiga de su madre. "Me ha peinado en los días más importantes y me conoce a la perfección, fue muy especial porque vivió todo el proceso con nosotras. En la mesa de la cena le dejé una carta que ponía: 'Me has acompañado en los días más importantes de mi vida. Hoy otra vez, flores, laca, tú y yo', con una foto del día de mi comunión con una corona de flores y otra foto de ella peinando a mi madre en el día de su boda con una flor en el pelo".

Vestida de arriba a abajo y con un look beauty impecable, Andrea salió camino a la iglesia para encontrarse con su prometido: "Me acompañó mi padre. Fue un trayecto supercortito porque el hotel Santo Mauro está a la vuelta de la esquina de la iglesia".

Una vez que padre e hija llegaron a la puerta de la iglesia, comenzó la ceremonia. "Estábamos nerviosos y nos agarramos muy fuerte para andar a lo largo del pasillo, ese fue sin duda el momento más especial del día y seguro que de nuestra vida".

Como detalle personal, Juan hizo un guiño a su prometida. "En el día a día, siempre le Ilamo Juanete, y en el momento de darnos el consentimiento, él dijo: 'Yo, Juanete, te quiero a ti Andrea...', y todo el mundo se rio y se creó un ambiente muy cercano con familia y amigos".

Concluida la ceremonia religiosa, Andrea, Juan y todos sus invitados se desplazaron hasta la finca Los Cuadros, a las afueras de Madrid. Regentada por el grupo La Blonda y diseñada por el prestigioso estudio de María Santos, cuenta con inmensos jardines, patios mediterráneos rodeados de generosas encinas y fuentes con encanto. En pocas palabras, el lugar perfecto para una boda romántica de verano.

"Habíamos imaginado un día divertido entre familia y amigos. Una ceremonia religiosa que no se alargara mucho e irnos a bailar, disfrutar y pasarlo bien. Y así fue... Los dos tenemos dos familias muy grandes y unidas, ese tipo de familias que conocen a todos nuestros amigos, no había grupos muy separados, casi todo el mundo se conocía y el ambiente era increíble, sin parar de bailar hasta el final", cuenta la arquitecta.

El banquete de la boda de Andrea y Juan se celebró al aire libre, entre árboles y guirnaldas de luces. Bajo ellos, un montaje de mesas de estética rústica con manteles de lino, un centro floral verde y sillas de forja.

Para abrir el baile, la pareja escogió 'Sky Full of Stars', de Coldplay.

Como consejo para futuras novias, Andrea nos dice "que sean ellas mismas y que disfruten tanto del proceso como de cada momento del día de la boda. A mí todo el mundo me decía 'lo mejor de casarse es el viaje', y ¡no! Lo mejor de casarse es casarse y celebrarlo con toda la gente que te quiere, será el único día de tu vida en el que reúnas a todos y que estén allí solo para ti".