Hablamos con la diseñadora Alicia Rueda: "Siempre les pido a mis novias que se atrevan a ser ellas mismas"

Cuando creces entre costuras, es difícil no empaparse de esa sabiduría desbordante de patrones, retales de tejidos e hilos. Esta es la historia de Alicia Rueda. "Mi abuela y mi madre cosían, pero nunca me hacían lo que yo quería, así que con apenas 13 años comencé a coser mi propia ropa y muy pronto la de mis amigas", relata. Cuatro décadas después, la diseñadora vasca de 54 años es una de las más queridas y admiradas de nuestro país. Viste a cientos de famosas para las alfombras rojas, un dato que, apostamos, ya sabías. Lo que igual desconocías es que envuelve de romanticismo y feminidad a las novias para sus bodas.

"Llegué al mundo nupcial tras la irrupción del 'fast fashion'. Con tan solo 25 años emprendí mi primer negocio enfocado en el prêt-à-porter, pero con la moda rápida me tocó reinventarme. Así empecé a crear vestidos de novia y looks para eventos. Volví a la esencia de la costura, a los detalles, a mimar cada pieza, a buscar lo exquisito de cada vestido, y eso se convirtió en mi pasión", cuenta para Vanitatis.

Con los lazos como seña de identidad de sus colecciones, Alicia Rueda logró rápidamente un hueco entre los grandes de la costura en nuestro país. "Mi filosofía siempre ha sido trabajar con la emoción, trabajo con entrega y pasión. Mis máximas son el hoy y ahora, nunca pienso en el futuro, vivo el momento y lo disfruto al 100%".

Para pisar una alfombra roja y embellecer a mujeres como Leticia Dolera, María Pombo, Eva Santolaria, Paula Echevarría, o para desfilar camino al altar, ella define sus diseños como eclécticos: "Tengo un alma muy libre en cuanto a estilo, me gustan todos. También es verdad que todo lo llevo a mi terreno, eso hace que, aun haciendo tantos estilos diferentes, el punto en común sea la feminidad y la elegancia".

Las novias que llaman a la puerta de Alicia con el deseo de que sea ella quien idee el look más importante de sus vidas "son personas muy conscientes de su personalidad, tienen claro lo que no quieren llevar y no quieren conformarse con la compra, buscan la experiencia de vivir el proceso de hacerse un vestido único y personal, buscan la emoción en el camino", desgrana.

Aunque, según la creadora, priman tres claves: "Ser ellas mismas en su mejor versión, sentirse cómodas en el concepto y disfrutar de su gran día sin que nada se interponga".

Acto seguido, arranca el proceso de creación y, con él, la magia de Alicia Rueda: "Primero definimos su estilo en una entrevista que mantengo con la novia. Aunque es cierto que hasta la prueba del toile no considero que el diseño es el perfecto para ella. Me gusta tener la libertad de ir modificando en cada prueba y ver si realmente no puedo dar algo más en el proyecto. Eso solo se hace escuchando y observando muy atentamente sus gestos, porque muchas veces no saben ni ellas mismas las posibilidades a las que se enfrentan, y para ello estoy yo, para saber descubrirlas sin que tengan que verbalizarlo, para encontrar la chispa que hará que el diseño sea más personal".

Para la diseñadora vasca, el final del proceso, cuando el vestido de la novia está armado, es su parte preferida: "Siempre culmino con unas fotos en el mirador. Empecé haciéndolo para mí, para recordarlas y tener mi álbum personal, pero se ha convertido en mucho más: es nuestro momento mágico. Un momento en silencio donde sienten que su gran día ha llegado y donde la emoción se puede palpar. También es el momento donde me tengo que despedir de ellas, un momento agridulce que vivo una y otra vez. Lo bonito es que muchas vuelven para otros proyectos o acompañando a otras novias, y con muchas he creado un vínculo más allá de la relación profesional".

Para crear sus trajes nupciales, Rueda atrapa la inspiración: "Es como perseguir una estrella fugaz con la mirada, o estás viva, o se te escapa. Así que siempre estoy muy atenta a descubrir esa chispa que me llevará a la nueva colección, y viene de todas partes, de la música, el arte, el cine, las personas, los lugares… Hay otras veces que me siento a buscarla con lápiz en mano y otras que me estalla en la cabeza".

Unas idea que materializa en el taller con una gran variedad de tejidos: "Hay algunos que domino mejor, pero me encantan los retos y me atrevo con todo. Gracias a que tengo el mejor equipo del mundo y sigue mis locuras, porque si no fuera por ellos estaría todo el día dándome contra la pared".

Admite que, superada la pospandemia, el sector nupcial, para el que vive y trabaja, vive una etapa de calma: "Ahora creo que estamos en un momento más sereno y sensato, y que por fin cogemos aire para celebrar más conscientes de lo que hay que disfrutar".

Un mundo en el que las redes sociales y los fenómenos virales han cambiado por completo las reglas del juego. "Son más importantes de lo que a veces queremos pensar. A mí me han traído clientas desde EEUU, Rusia, Los Ángeles, México, New York, Australia, Nueva Zelanda y de Trinidad y Tobago, entre otros… En el universo nupcial, que las clientas viajen a mi atelier para hacerse un vestido es porque a través de las redes sociales he podido llegar a esos lugares, así que queda claro lo que influyen".

Las tendencias de moda no son para ella: "Creo en los estilos personales, siento que lo que marca un diseño siempre es lo que quiere sentir ese día la novia, y esa es la mejor tendencia, ser uno mismo". Una afirmación que va en consonancia con el consejo que les da a todas sus novias: "Les digo que se atrevan a ser ellas mismas sin dejar que nada se interponga, solo hay una oportunidad para sentir lo que se siente ese día con tu vestido perfecto, no hay que desaprovecharla".

En estas cuatro décadas de trabajo, Alicia Rueda reconoce que, entre todos los trajes de novia que ha ideado y confeccionado, el suyo fue el más especial: "Porque fue el mayor reto al que me he enfrentado, aunque si te digo la verdad, todos los vestidos que hago los considero especiales para cada novia". Por soñar, a la vasca le habría encantado vestir a Bianca Jagger: "Encaja con mi estilo personal".