El álbum de boda de Sara Verdasco: "Abrimos el baile con una canción en directo de Rosario Flores"
Con una memorable fiesta flamenca, una joya inspirada en la música, multitud de rostros conocidos como invitados y el aroma de las peonías inundándolo todo. Así fue la luminosa boda de Sara Verdasco y el artista Juan Carmona, celebrada en Madrid
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Sara Verdasco, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, hermana del tenista Fernando Verdasco y muy involucrada en los negocios de hostelería de la familia, y Juan Carmona, hijo del guitarrista de Ketama, Juan José Carmona y perteneciente a una de las sagas flamencas con más historia de nuestro país, se conocieron en el mítico tablao flamenco Café de Chinitas, propiedad de la familia de Sara.
"En esa época yo estaba estudiando y, como siempre me ha gustado mucho la hostelería, algunas veces iba a ayudar a mi padre al tablao. Parte de la familia de Juan trabajaban allí como artistas y un día apareció él con su tío Antonio Carmona. Nos presentaron y a raíz de ese momento coincidimos en otros eventos, hablamos… Hasta que ya nos quedamos los dos solos y empezó todo. Él siempre dice que le costó mucho conquistarme, que yo era muy pasota", recuerda Sara. Tras siete años, en los que llevaron su noviazgo con la mayor discreción, fijaron su fecha de boda: 10 de junio de 2016. Ella tenía 28 años y él, 27.
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Los novios decidieron celebrar la ceremonia religiosa en la Parroquia de los Santos Apóstoles, en Boadilla del Monte, Madrid. Los bancos se adornaron con paniculata y velas blancas, y el altar, con grandes jarrones de peonías, liliums, margaritas y rosas ramificadas, todas blancas. Cubriendo el pasillo de la entrada hasta el altar, una majestuosa alfombra de Miguel Stuyck de la Real Fábrica de Tápices.
El novio, que llegó a la iglesia algo nervioso y acompañado de su madre y madrina Carmen Reyes (muy elegante con su vestido de seda natural y pedrería color coral de Rosa Clará) en un Rolls-Royce descubierto, iba vestido con un chaqué gris marengo, camisa azul con puños y cuello blanco, chaleco italiano y corbata azul marino, todo diseñado por Cortefiel. Los zapatos negros abotinados eran de Pedro del Hierro.
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La novia, que apenas se hizo esperar, hizo su entrada en la iglesia junto a su padre y padrino, el empresario José Verdasco, bajo los acordes de la canción 'Camamasí' de Antonio Carmona. "Adoro esa canción, me emociona siempre que la escucho y fui yo quien la eligió justo para ese momento", apunta Sara. "¿Qué si estaba nerviosa? Nada, ¡hasta yo misma me sorprendí! Me vestí en casa de mis padres, acompañada de toda mi familia, y lo único que quería era que llegara rápido la hora de la boda". Ya en la iglesia se produjeron dos de los momentos más especiales del día para la novia. "El primero, cuando crucé la puerta y vi a Juan y a todos nuestros invitados frente a mí; y el segundo, al final de la ceremonia, al cantarnos un 'Aleluya' de Enrique Morente que consiguió emocionarnos a todos".
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Tras darse el 'sí, quiero' los novios se trasladaron al restaurante La Cañada, fundado en 1970 por el abuelo de la novia y ubicado también en Boadilla del Monte. "Para mí era muy especial celebrar mi boda en este espacio donde tengo maravillosos recuerdos y he vivido todas las celebraciones de mi familia". Allí les esperaban sus más de 300 invitados, entre los que se encontraban Antonio Carmona, tío del novio, con su mujer Mariola Orellana y sus dos hijas Marina y Lucía; Simoneta Gómez-Acebo, Bibiana Fernández, luciendo un vestido amarillo muy primaveral, Rosario Flores con sus sobrinos Elena y Guillermo Furiase, Elsa Anka, la actriz Carola Baleztena y Emiliano Suárez, o la intérprete Dafne Fernández, con un vestido verde y azulado, además de otros rostros reconocidos del flamenco.
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Las mujeres cercanas a los novios destacaron en estilo. La madre de la novia, Olga Carmona, con un vestido de gasa color agua; su hermana, Ana Verdasco, que lucia un diseño de crepe y falda con volumen azul marino con topos blancos, ambos de Rosa Clará, y Ana Boyer, que eligió un vestido tricolor en tonos pastel de Antonio García y joyas de Suárez, fueron tres de las mujeres más elegantes de la boda.
Las mesas, redondas y vestidas con diferentes manteles, unos lisos y otros estampados en tonos fucsias, el color protagonista de la boda, llevaban el nombre de distintos palos flamencos: alegrías, sevillanas, bulerías... Y se decoraron con meseros en forma de abanico, velas blancas y candelabros altos cuajados de flores. "Por suerte, conté con la ayuda de mis grandes amigas Piedi Aguirre y Simoneta Gómez-Acebo, que se encargaron de toda la organización de la boda, los preparativos y todos los detalles", cuenta la novia.
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El cóctel se sirvió al aire libre y el menú, supervisado por el propio José Verdasco, incluía ensalada de bogavante, solomillo con foie, juliana de verduras y patatitas y mascarpone con Oreo y frutas del bosque. Todo regado con vino Tinto Martínez Lacuesta Reserva 2007 y Blanco Martínez Lacuesta Verdejo. El carro de postres, con muffins, carrot cakes, helados... Y la propia tarta nupcial, todo sin gluten, fueron un encargo personal de la novia al obrador Delicioso. Al finalizar la cena se produjo un instante inolvidable para los novios, "cuando mi hermana Ana, mi prima Laura y otra prima de Juan, Marina, nos dedicaron unas palabras llenas de cariño". La guinda gastronómica la puso el chocolate con churros servido ya de madrugada.
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Otro de los momentazos del día llegó cuando una de las invitadas, Rosario Flores, regaló todo su arte a los recién casados cantándoles su canción 'Tú serás mi luz', un adelanto en primicia del disco que estaba a punto de presentar y que sirvió para abrir el baile. "Me vuelve loca esa canción y tanto Juan como yo se lo agradecimos muchísimo. Fue superemocionante para todos. Como además había tantos artistas invitados, montamos un escenario al aire libre y estuvieron todos tocando, bailando... Formaron una fiesta flamenca espectacular. En otra zona, amenizada por un DJ, sonaba pop y rock de los 80 y los 90... Los invitados pasaban de Ketama a Sinatra y Queen en cinco segundos, de modo que la música no dejó de sonar en toda la noche. Fue muy divertido".
Un broche en clave de sol
Sara siempre supo que el día de su boda llevaría un único traje. "Como me gustaba tanto mi vestido y sabía que solo iba a ponérmelo una vez en la vida, quise disfrutar de él toda la noche", apunta la novia. Finalmente, se decidió por un diseño de Rosa Clará realizado en cloqué de seda, con cuerpo ajustado, escote barco, delicada manga francesa y sobrefalda de tres metros realizada en el mismo tejido. La espalda llevaba el detalle más espectacular: unos bordados joya cuajados de texturas hechos a mano en hilo de plata y cristales, y se remataba con una larguísima cola 'muy de novia' que Sara se quitó tras el cóctel. El velo de cuatro metros de largo en tul plumeti redondeaba el look. "Cuando llegué al atelier de Barcelona tenía varias ideas claras del diseño: corte clásico, mangas midi y nada de escote, pero me dejé aconsejar y juntos conseguimos acertar con el traje a la primera", rememora Sara.
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Cumpliendo con la tradición de llevar algo nuevo, algo prestado y algo azul, Sara optó por lucir un espectacular broche sujetando el velo. Diseñado en exclusiva para ella por la joyería Suarez, estaba realizado en oro blanco con 120 diamantes y llevaba un zafiro azul de Madagascar. Lo más significativo fue que la joya, inspirada en la música para hacerle un guiño al novio, escondía un detalle sorpresa: una clave de sol desmontable dotada de un sencillo mecanismo con púa y cierre de seguridad que Sara regaló a su marido tras la ceremonia. "Juan no tenía ni idea de esta joya y cuando se la di se emocionó mucho". Dos piezas más completaban su look, primero, el anillo de pedida y, segundo, unos pendientes largos de la colección Grace de Suarez en oro blanco con diamantes y piedra central en talla pera.
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El peinado, un recogido bajo con algunos mechones ligeramente deshilachados, y el maquillaje, en tonos muy sutiles, fueron obra de la estilista Natalia Belda. En cuanto al ramo, fue su amiga Simoneta quien se encargó de la tarea. "Me dijo: ¿Tú confías en mí? Por supuesto lo hice y la mañana de la boda vino a traérmelo a casa a modo de regalo: un sencillo bouquet de peonías rosa fucsia, mi flor favorita, creado por Aquliea".
Cuatro años después de aquella flamenca y romántica boda, Sara y Juan se convirtieron en padres de mellizas, Carmen y Valentina, y ahora están esperando su tercer hijo para los próximos meses. Cuando Sara vuelve la vista atrás siempre recuerdo aquel día "con una sonrisa y una gran felicidad. Lo viví tranquila, pero también muy alegre y muy convencida. Nuestros invitados siempre nos dicen que ha sido una de las bodas más divertidas a la que han asistido y lo cierto es que a nosotros nos encantó tenerlos cerca y compartir con ellos cada momento, cada detalle de aquella luminosa tarde en Madrid".
Sara Verdasco, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, hermana del tenista Fernando Verdasco y muy involucrada en los negocios de hostelería de la familia, y Juan Carmona, hijo del guitarrista de Ketama, Juan José Carmona y perteneciente a una de las sagas flamencas con más historia de nuestro país, se conocieron en el mítico tablao flamenco Café de Chinitas, propiedad de la familia de Sara.