Abrimos el álbum de boda de Carmen: del vestido de novia de From Lista With Love con sandalias de plataforma al enclave en un monasterio cisterciense

Seguramente el día que Carmen decidió apuntarse a clases de tenis no pensó que esas lecciones deportivas terminarían en boda. Alberto era su profesor y entre bola y bola, surgió el amor. Cuatro años después, la pareja decidió comprometerse. "Estábamos celebrando un aniversario en el monasterio y tomamos juntos la decisión de casarnos. Ya que estábamos ahí, le pedimos a la coordinadora de eventos que nos enseñara la finca para la boda", así comienza el relato de la odontóloga.

El anillo de compromiso se hizo de rogar. "Me lo dio justo antes de la preboda, vino a recogerme a mi habitación… ¡Fue un sorpresón! Un momento muy íntimo que no me esperaba", confiesa la novia. La pedida fue en el restaurante Filandón de Madrid con los padres de ambos.

Fijaron la fecha en aquel monasterio que había sido testigo de algunos de sus recuerdos más íntimos: el 28 de septiembre de 2024, en el Monasterio Santa María de Valbuena de Duero, en Valladolid. Situado en pleno corazón de la Ribera del Duero, es el primer hotel Wellness 5 estrellas de Castilla y León, además, es considerado el monasterio cisterciense mejor conservado de Europa.

Aunque la fecha y el lugar estaban claros, para organizar y planificar su gran día, Carmen y Alberto contaron con el equipo de wedding planners de Peonías Eventos. "Cristina y Patricia estuvieron presentes en cada momento. Sin ellas no habría sido tan especial. Por otro lado, la comercial de Valbuena, Claudia, también fue una maravilla. Superatentas en todo momento, pendientes de que todo saliera perfecto".

Carmen y Alberto imaginaron una boda en el sitio que consideran 'su casa', y así fue. "Para los dos es un lugar muy especial y siempre que estamos allí nos hacen sentir como si fuera nuestra casa", apunta la odontóloga.

Era el momento de decidir quién diseñaría su vestido de novia. Macarena Gaviera y Javier Zumárraga, directores creativos de From Lista With Love, serían los elegidos. Carmen llegó al taller de la firma ubicado en Aravaca con las fotos de un traje que ya se había probado. "Cuando fui a la visita con Javier le enseñé las fotos del vestido y él me dijo que estaba guapísima con ello y que realmente por qué buscaba más… Yo le bromeé diciéndole que 'se vendiera y me ofreciera algo'", recuerda entre risas.

"Me explicó que ellos tienen su propio estilo… Mientras hablábamos en todo momento estaba dibujando. De él nació la idea de mi vestido, solo por esa conversación y sabiendo que nos íbamos a casar en el monasterio, que él ya lo conocía, diseñó el vestido ideal: un dos piezas con pedrería y larga cola", señala.

Dos prendas, un vestido de novia como base bordado con pedrería en formas geométricas, y una chaqueta con cola. En palabras de Macarena Gaviera, "Carmen llevaba un vestido de novia en dos piezas. Un traje con base de crepe y falda de encaje de chantilly con dibujo geométrico y bordado en cristal y una chaqueta con cola en jacquard liso. El jacquard es una tela armada apropiada para el efecto que queríamos que tuviese la cola en la iglesia. La chaqueta se quitaba después de la ceremonia y Carmen se quedaba con un traje sin manga, más escotado, con la falda de pedrería muy ad hoc para la noche". El conjunto se remató con un velo de tul.

Como calzado, Carmen ganó unos centímetros extra al subirse en unas sandalias con plataforma y tacón en bloque de Jimmy Choo, "fueron un regalo de mi amiga Irene". Su otra mejor amiga le regaló los pendientes de Suarez al igual que las alianzas.

El ramo de novia fue de Sánchez Arte Floral, proveedor del propio Monasterio. "Peonias y rosas inglesas blancas, con una cinta verde de Villalegria en la que ponía 'contigo al fin del mundo'".

Alberto llevó un chaqué clásico que le hicieron a medida en Sagaz, una sastrería ubicada en la calle Ayala, 61, de Madrid. "Yo le regalé unos gemelos de raquetas de tenis en nuestra pedida".

El día de la boda, Carmen vivió los preparativos en compañía de sus íntimos. "Fue increíble compartir la mañana con mi madre, la madre de Alberto, Nines, y Elena, mi amiga de la universidad que venía desde Paris. Su novio nos mandó una botella de champán a la habitación, comimos juntas mientras Sonia Marina nos peinaba y maquillaba. Agradecí mucho que estuvieran conmigo en esos momentos, ya que la preparación se disfruta mucho y es un recuerdo inolvidable. Después vinieron también Irene y María, otra amiga de la infancia que vino desde Dublín".

"Sonia Marina me peinó y me maquilló en mi habitación del monasterio. Fue un momento superespecial con ella, es una gran profesional a la que admiro y considero amiga". Minutos antes de salir, la odontóloga sorprendió a su padre con un regalo, un pañuelo bordado que ponía 'De tu mano di mis primeros pasos y de tu brazo al altar. Gracias por caminar siempre a mi lado. Te quiero, papá'. Una vez que estaba lista, su padre y ella pusieron rumbo a la ceremonia religiosa.

Tanto Alberto como sus más de 130 invitados esperaban la llegada de la novia. "Para mí, el momento más bonito fue llegando al altar con mi padre y ver a Alberto tan emocionado. Al llegar al altar le di otro pañuelo bordado a Alberto con nuestra fecha y el mismo bordado de la cinta del ramo 'contigo al fin del mundo'".

Para los novios, "fue un momento increíble la ceremonia religiosa porque estábamos rodeados de toda la gente que nos quiere y sabíamos que era irrepetible. De fondo sonaban las bandas sonoras de películas que son muy especiales para nosotros gracias a Musical Mastia".

Cuando la misa terminó, Carmen y Alberto se quedaron solos. "Aprovechamos para hacernos las fotos. Estábamos realmente felices y conscientes de lo que estábamos viviendo. Algo que destacaría es que disfruté muchísimo de mi marido. Por momentos no me dio tiempo a estar con todo el mundo, es muy difícil habiendo tanta gente, pero en todo momento sentí que estaba con mi marido celebrando juntos nuestro gran día".

En la decoración, las velas ganaron protagonismo frente a las flores, todo de Sánchez Arte floral. "Intentamos que predominara el blanco y el rosa. Al ser todo piedra queríamos que hubiera muchas velas y menos flores".

Tras un cóctel largo, novios e invitados se sentaron a la mesa para disfrutar del banquete. De primero, vieiras y langostinos gratinados con sabayón de vino Oporto en lienzo de setas y puerros. Entre platos, un sorbete Martini Royale. De segundo, milhojas de solomillo con foie y duxelle de setas con gratén de patatas. Y por último, el postre, cremoso de tarta de la abuela, acompañado de helado de caramelo a la flor de sal. "Cortamos tarta, aunque nos arrepentimos un poco porque nos daba vergüenza hacer algo tan tradicional".

Como detalle a los invitados, "en cada mesa dejamos una tarjeta personalizada para cada invitado con un mensaje nuestro. También unos separadores de libros para ayuda en la lucha contra la leucemia infantil".

Carmen y Alberto abrieron el baile con la canción de 'City of stars' de La La Land. "Nos lo pasamos genial ensayando el baile y estábamos un poco nerviosos, pero se nos pasó enseguida… Fue otro de los momentos más increíbles de la boda".

"No podemos olvidar los superproveedores de la fiesta. La hora loca de 'Fiestón Hora Loca' de Nacho. Fue impresionante cómo animaron la fiesta. El fotomatón de Risbox y el DJ, Íñigo Ristori. Todo el mundo me dijo que fue una pasada, el mejor DJ sin duda. Pedimos hamburguesas al McDonalds de recena y fue un puntazo".

Cerramos este álbum de boda con las recomendaciones de la novia. "Que disfruten mucho no solo del día, sino también de la preparación. Me despedí con un abrazo emocionada de Javier y Macarena, de Sonia Marina, de Leticia Salinero, de Click 10, y de Cris y Patri, nuestras wedding planners. Realmente es una pasada disfrutar de los proveedores que lo hacen todo con tanta ilusión".