Analizamos la transformación que Navascués hizo del vestido de novia de Teresa Urquijo: este es el veredicto de los expertos

El encargo que le llegó a Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora de Navascués, unos meses antes del 6 de abril de 2024, era todo un reto: transformar un vestido de novia de principios de la década de los 60. Lo cierto es que otorgarle una nueva vida a un traje nupcial del pasado es una práctica de lo más habitual en su taller, pero en esta ocasión era diferente, ese traje iba a ser el que llevaría la futura mujer del alcalde de Madrid. Para sumar un condicionante extra, el novio, José Luis Martínez-Almeida, es sobrino segundo de la diseñadora.

Una historia que la propia Cristina nos contó en una entrevista exclusiva para Vanitatis. Unas semanas antes de recibir el encargo, Teresa acudió al taller para acompañar a una amiga a la prueba de su vestido de novia. "Ya se escuchaban rumores de que ella quería dar una segunda vida al traje de su abuela, pero yo fui muy discreta, ni siquiera le dije que era la tía de Pepe". Al tiempo, llegó la llamada de su sobrino. "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia de Teresa Urquijo. Sin pensarlo dos veces, acepté. Para mí fue una gran satisfacción", confesó la diseñadora.

Con una premisa fundamental, respetar el tejido original y con él, confeccionar un diseño tan clásico como actual, Navascués aceptó el desafío.

Un traje de Pedro Rodríguez, un maestro de la costura, que Teresa de Borbón-Dos Sicilias, la abuela de Teresa, estrenó en 1961 y al que Cristina Martínez-Pardo Cobián tenía que dar una vuelta. La esencia del traje que desfiló por primera vez camino a un altar el 16 de abril de 1961 estaba ahí: un tejido brocado con base de raso bordado con hilos de plata.

El 16 de junio de 1995, los padres de Urquijo se dieron el 'sí, quiero' en otra gran boda y la novia, Beatriz Moreno y de Borbón, rescató del baul el vestido que había lucido su madre sin apenas modificaciones. El 6 de abril de 2024, la tercera generación, Teresa Urquijo, decidió portar el vestido y cumplir así con la tradición familiar, pero a su manera.

"Tuve que tratarlo con mucho respeto por ser un vestido de novia de Pedro Rodríguez. Por el estado del tejido, algo deteriorado, y por las peticiones de Teresa, tuvimos que abrirlo en el taller, y aunque eso fue muy criticado, nosotras y la novia nos quedamos contentas con el resultado. Teresa participó activamente durante todo el proceso. No quería volúmenes, no iban ni con su estilo ni con el tipo de boda que iba a protagonizar. Me dijo que quería manga larga y el escote cerrado. Para la cola, una pieza desmontable, recurrimos a un tejido del taller, un material adamascado con bordados, que casaba a la perfección con el tejido original y principal del vestido", explico la diseñadora a Vanitatis.

El resultado de esa transformación, de esa nueva versión, sería perfecto para la novia, para el tipo de boda y para el tiempo actual. Ahora bien, ¿qué opinan los expertos? Cuando se cumple el primer aniversario de la boda entre el alcalde de Madrid y la abogada, cinco diseñadores de novia, cinco grandes casas de moda nupcial españolas, nos dan su veredicto.

Cristina Valenzuela: "Fue la armonía perfecta entre lo clásico y lo contemporáneo"

"La transformación que hizo Navascués del vestido de Pedro Rodríguez para la boda de Teresa Urquijo me pareció una opción muy acertada, principalmente por el profundo significado y la conexión con la tradición familiar que conlleva. Supieron adaptar el diseño para que mantuviera el espíritu de la pieza original, pero al mismo tiempo estuviera acorde con el estilo actual y con la personalidad de la novia. Esto fue clave para lograr una armonía entre lo clásico y lo contemporáneo, sin perder la esencia del vestido, pero modernizándolo lo suficiente para que Teresa se sintiera cómoda y reflejada en su propio estilo. La boda de Teresa Urquijo, siendo un evento tan relevante, requería un vestido que tuviera la dignidad de una pieza histórica, pero con la frescura de la actualidad, y Navascués supo equilibrar eso perfectamente".

Nicolás Montenegro: "Arriesgado no, correcto sí"

"El vestido de novia de Teresa Urquijo era bastante correcto para el tipo de persona que es, una mujer que no asume grandes riesgos a la hora de vestir y que se caracteriza por un estilo clásico. Fue muy acertado porque resultó ser perfecto para una boda religiosa. Debo señalar que al ser un vestido antiguo que se transformó, hay muchas limitaciones marcadas por el patrón y ante eso, es mejor hacer un diseño sencillo. Aunque el de su abuela tuviera volumen, existen muchísimas limitaciones a la hora de descoser, se pueden notar las pinzas y hay que tratar muy bien el patrón para que quede un buen vestido. El único 'pero' que le pondría apuntaría al cuello, una mezcla entre cuello caja y halter que no se llegó a identificar correctamente. Quitando ese detalle, me gustó mucho porque es un vestido atemporal, clásico y elegante. Arriesgado no, correcto sí. Y lo cierto es que en ella otro tipo de vestido no hubiese realzado tanto su figura, ni su silueta".

Helena Mareque: "Tenía una silueta depurada y guardaba la proporción"

"Considero que Cristina Martínez-Pardo Cobián estuvo acertada con la transformación. El nuevo vestido de novia le hacía a Teresa Urquijo una silueta depurada y guardaba la proporción. Son unos novios muy naturales y cercanos y la transformación refleja la personalidad de quien lo lleva".

Macarena Gavira y Javier Zumárraga de From Lista With Love: "El cambio hizo feliz a la novia"

"Hace un año de la boda que más nos ha entretenido, como público ajeno, estos últimos tiempos. No estando invitados disfrutamos de la simpatía de los novios, los invitados y el mítico chotis que con tanta gracia destrozaron los novios, Teresa Urquijo Moreno y Pepe Martínez-Almeida. Teresa de Borbón-Dos Sicilias, abuela de la novia, llevó en 1961 un traje de novia de alta costura de la casa Pedro Rodríguez, contemporáneo de Balenciaga. Un traje de líneas puras con una silueta depurada y una costura impecable, una pieza de museo. Más tarde Beatriz Moreno de Borbón-Dos Sicilias, madre de Teresa, llevó ese mismo traje el día de su boda, a primera vista parece que el traje sufrió una pequeña transformación en el escote y el hombro. Para su traje de novia, la casa Navascués, utilizó la tela del vestido original y nada más. Nuevo cuerpo, nueva manga y falda. Es difícil escribir una crítica de esta actuación cuando vemos que el resultado hace tan feliz a la novia. Vemos en las imágenes publicadas que Teresa estaba radiante y feliz. Eso se consigue cuando la novia está encantada con el paso que va a dar y además se siente cómoda dentro del traje que lleva. Nos corroboran íntimas amigas suyas que el vestido de novia 'le pega todo' y estaba encantada. Comprendemos el cambio, pues hizo feliz a la novia"

Ana García de Cherubina: "Es un ejemplo magnífico de como reinterpretar una pieza heredada"

"Me parece un excelente trabajo de Navascués. Rehacer un vestido antiguo es algo muy complicado de ejecutar, no solo por la adaptación del patrón antiguo a la nueva silueta, sino también por las limitaciones que puede tener ese tejido de jacquard brocado con hilo de plata de tanta antigüedad, ya que ha podido perder estructura o tener zonas debilitadas. Me parece que han sabido conservar la esencia del diseño original, dándole un giro más actual, más recto, que favorecía muchísimo a la novia. Veo reflejada a muchas de mis novias, en lo que a tendencias se refiere, en la incorporación de mangas abullonadas y en la sobrecola de quita y pon. La verdad que es un ejemplo magnífico de cómo reinterpretar una pieza heredada con sensibilidad, técnica y criterio".