Es noticia
Ser ciego o estarlo
  1. Televisión

Ser ciego o estarlo

Puede que A ciegas se muestre incapaz de albergar en dos horas de metraje el infinito carrusel de sofismas y disertaciones que estructuran la compleja obra

Puede que A ciegas se muestre incapaz de albergar en dos horas de metraje el infinito carrusel de sofismas y disertaciones que estructuran la compleja obra de José Saramago en la que se basa, ese Ensayo sobre la ceguera tan escasamente novelesco a ratos, tan denso, tan esencial  y metafísico que resulta casi imposible traducir al lenguaje cinematográfico.

Sin embargo, Fernando Meirelles, el mismo que nos llevó a la marginalidad suburbial de Río de Janeiro en la excelente Ciudad de Dios, el mismo que fue capaz de elaborar un muy estimable thriller ‘comprometido’ en El jardinero fiel, se pone apocalíptico en su última cinta para mostrar los claroscuros, más que oscuros que claros, del alma humana.  

La espectacularidad visual es algo que, desde luego, no se ha olvidado Meirelles por el camino de este viaje a la introspección. La arriesgada y sutil puesta en escena sienta los cimientos de un thiller perturbador y de atmósfera extrañamente atractiva, que sin embargo pierde por momentos el equilibrio de lo narrativo.

Desde luego, resulta equivocada la inserción de una voz en off, repetitiva, excesiva y cargante, que se encarga de remarcar y hacer demasiado patentes las infinitas metáforas de una obra de tan espeso trasfondo. Meirelles se equivoca fundamentalmente cuando infravalora las facultades del espectador para leer más allá de la epidermis de lo audiovisual.

Eso le lleva, entre otras cosas, a hacer una lectura más sentimental que política o sociológica de la obra de Saramago, tan brillante y premonitora en su planteamiento, como poco sutil: una epidemia de ceguera deja a oscuras a la población mundial. A todos sus miembros, menos a uno: Julianne Moore es la tuerta de este reino de cegatos, que no ciegos. A partir de ahí, una reflexión atinadísima sobre nuestra perversidad congénita. Aunque Meirelles nos concede la posibilidad redentora de volver a abrir los ojos. Y ver.

LO MEJOR: Películas como A ciegas, La Niebla (Frank Darabont) o El incidente (Night Shyamalan) están confeccionando un excelente subgénero de apocalipsis ‘metafísicos’.

LO PEOR: El personaje que interpreta el mejicano Gael García Bernal, excesivo a la hora de encarnar la ruindad.

Puede que A ciegas se muestre incapaz de albergar en dos horas de metraje el infinito carrusel de sofismas y disertaciones que estructuran la compleja obra de José Saramago en la que se basa, ese Ensayo sobre la ceguera tan escasamente novelesco a ratos, tan denso, tan esencial  y metafísico que resulta casi imposible traducir al lenguaje cinematográfico.