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Sobrevivir a la muerte
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Sobrevivir a la muerte

A quienes hayan visto La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), Génova les traerá recuerdos. Una familia enfrentada a la ausencia de uno de

A quienes hayan visto La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), Génova les traerá recuerdos. Una familia enfrentada a la ausencia de uno de sus miembros. El vacío. El miedo. La apatía. Al final de aquella obra maestra de Nanni Moretti que mereció la Palma de Oro, padre, madre e hija se plantaban frente a la frontera física que separa Italia de otros lares, que era a su vez la frontera emocional que les separaría definitivamente de Andrea, su hijo y su hermano. Sin duda, uno de los mejores momentos del cine contemporáneo.

Hay reminiscencias de ese cine en Génova, pero en la película de Michael Winterbottom no hay ninguna frontera. El director británico nos ofrece un viaje entre dos puntos de una misma recta. Cine sin demasiados puntos de inflexión. Cine en el que no pasa casi nada. Cine centrado únicamente en el retrato, a ratos más acertado que en otros, de la situación emocional de un hombre y dos niñas de nacionalidad inglesa que han perdido a su esposa y madre en un accidente de tráfico. 

El viaje a Génova en busca de la reconciliación con ellos mismos y con el mundo convertirá a la ciudad italiana en un personaje más de la cinta, y a sus angostas callejuelas en el acicate perfecto para construir un drama teñido de cierto terror psicológico que no llega a cuajar del todo en ningún momento. No obstante, hay que reconocer el buen hacer de Winterbottom a la hora de elaborar metáforas visuales de la desesperación que viven sus personajes, con un manejo absolutamente ejemplar del sonido y la cámara en mano. Sin demasiados artificios. La calve de la cinta está en el clima opresivo. Pero es tal la obsesión del director por no caer en el melodrama fácil, que el corpus emocional de la película se ve finalmente bastante perjudicado.

LO MEJOR: que Winterbottom nunca se repite. Del falso documental (Camino a Guantánamo), a la comedia (Tristram Shandy), pasando por el drama erótico (Nine Songs) e incluso el musical (24 Hour Party People). No hay género que se le resista, a un director que trabaja al mismo ritmo que Woody Allen.

LO PEOR: Génova no consigue acercarnos en ningún momento al drama de sus personajes.

'GÉNOVA', FOTO A FOTO

A quienes hayan visto La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), Génova les traerá recuerdos. Una familia enfrentada a la ausencia de uno de sus miembros. El vacío. El miedo. La apatía. Al final de aquella obra maestra de Nanni Moretti que mereció la Palma de Oro, padre, madre e hija se plantaban frente a la frontera física que separa Italia de otros lares, que era a su vez la frontera emocional que les separaría definitivamente de Andrea, su hijo y su hermano. Sin duda, uno de los mejores momentos del cine contemporáneo.