G.I.Joe, jugando a asaltar la taquilla

Permítanme un consejo antes de entrar en la sala para ver GI.Joe: El origen de Cobra: no vayan con prejuicios. Dos pistas: la película está dirigida por el realizador de La momia, Stephen Sommers y está basada en unos populares juguetes de la década de los 60 que resaltaban como nadie el patriotismo americano.

A partir de ahí Sommers crea una historia bastante difícil de asimilar pero que una vez dentro de ella promete una buena dosis de acción, e incluso en ocasiones algo de humor por los descabellados giros de la trama. Algo muy en la línea de La momia.

Y es que el director estadounidense no puede evitar llevar a cabo diversos guiños a una de sus películas más taquilleras, como por ejemplo llevando la base de los GI.Joe al desierto egipcio o haciendo que la peor arma militar que haya creado el hombre, los ‘nanomytes’, tengan la apariencia de unos escarabajos.

Tiene un problema Sommers: la excesiva utilización de efectos especiales, lo que hace pensar que al director se le quedó corto el presupuesto ya que mientras existen escenas impresionantes, en otras es demasiado fácil adivinar que detrás de los actores había una gran croma.

Aun así, GI.Joe es una película creada para jugar con la taquilla, para que los niños salgan de las salas más patriotas que nadie y pidiéndo para Reyes todas las armas futuristas que se utilizan. Para los padres es una película más para pasar un rato en verano.

LO MEJOR: Se agradece que la ciudad protagonista no sea una estadounidense sino París.

LO PEOR: La excesiva utilización de efectos especiales favoreciendo unas escenas ante otras.