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24 horas con Mercedes Milá, el 'reality' definitivo
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24 horas con Mercedes Milá, el 'reality' definitivo

Cuando Mercedes Milá habla, el resto de la sala permanece callada. Vanitatis ha tenido la oportunidad de pasar 24 horas con la presentadora. Madrid-Menorca. Menorca-Madrid. No

Cuando Mercedes Milá habla, el resto de la sala permanece callada. Vanitatis ha tenido la oportunidad de pasar 24 horas con la presentadora. Madrid-Menorca. Menorca-Madrid. No es como viajar con otro personaje. A Mercedes Milá la conoce todo el mundo. Los murmullos se acrecientan con cada paso que da, pero ella se mantiene ajena a cada uno de ellos. O, por lo menos, es lo que aparenta.

La catalana es el rostro de la nueva campaña de Mediaset España con 12 Meses, con los que ya ha participado en numerosas ocasiones. Bajo el lema ‘Este verano, antes de guardar la toalla, limpia tu metro cuadrado’, pretenden que cada ciudadano se encargue de recoja lo que ha ensuciado en playa una vez haya disfrutado del sol estival. Todo ello, con una bolsa azul que la propia presentadora ha comenzado a repartir en las playas.

Su isla es Menorca. Y se ha encargado de dejarlo claro. Desde el primer momento que puso un pie en tierra tuvo que tomar el protagonismo que siempre le ha descrito en sus programas. Con micrófono en mano, fue explicando a la prensa cada metro cuadrado de su isla, cada historia que ha vivido y cada rincón escondido que cualquier turista jamás descubriría si no se conociese la zona como la palma de su mano. “Es difícil separar Mercedes de Menorca”, dijo Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España durante la presentación de la campaña. Vasile y Milá han sabido compenetrarse a la perfección. Ella llegó para quedarse un año después de que el italiano aterrizase en Mediaset para sustituir a Maurizio Carlotti.

Fue la propia Mercedes Milá la encargada de organizar cada una de las paradas del viaje. Sabe quiénes son sus amigos. La visita fue el puerto de Maó. El lujo le sale por los poros a Menorca. Sus casas, a pie de playa, recuerdan a las viviendas de Miami, propiedad de numerosos famosos. Es Milá la propia en señalar su casa, la de Serrat o la de su amiga Ana Belén. “No nos moverán”, dice Mercedes Milá cuando habla de su hogar. Y es que la presentadora continúa enfrentándose al Gobierno que quiere demoler su casa. “Es mi paraíso, mi lugar, el que más amo. El olor es diferente al de otros lugares del mundo. Llevo 18 años aquí y seguiré luchando”.

La primera parada fue el restaurante Cam Roig, en la carretera de sa Mesquida. Allí Mercedes Milá sabe controlar hasta cada rayo de sol. Sabe a qué hora tenemos que llegar para disfrutar del sitio en su completa plenitud. Ella da el discurso antes de la cena y ella decide dónde se sienta cada comensal. Mercedes Milá presenta delante y detrás de las cámaras. Una vez terminada la cena, es la primera en anunciar que ya es hora de recogerse. Al día siguiente toca trabajar.

“Odio a las personas impuntuales”, va diciendo por el camino. No quiere llegar tarde a ningún sitio y, por si acaso, siempre adelanta la hora de quedada 15 minutos. En esta ocasión llegaba la ocasión de enfrentarse a los espectadores que la ven cada semana en carne y hueso. En la playa de Sant Lluis, Milá se encargó de publicitar la campaña 12 Meses al máximo. Las fotos y autógrafos no faltaron. “No me vuelo a duchar. Me ha tocado el brazo”, se escuchaba a una niña decir. Cuando hay trabajo de por medio, a la presentadora no le importa achucharse con sus seguidores. Sin embargo, las fotos en la calle, restaurantes o aeropuertos las mantiene prohibidas.

Pocos minutos después se encontraría a su mejor aliado, Paolo Vasile. “Vasile es muy provocador”, dice la presentadora. “Cuando hay una rueda de prensa con él los periodistas se frotan las manos sabiendo que habrá titulares”. Lo que no acepta es que ella también los provoca. “Somos de raza. Sabemos que Mercedes es así y tiene que ser así”, comenta Vasile sobre su periodista estrella. “Nunca me ha dicho nada. Lo más que me dice al día siguiente es la audiencia”, declara Milá. Pareja cómica, y sin querer, por excelencia. Se pasan la palabra sin guiones. Y es entonces cuando toca hablar de Gran Hermano.

El resumen de su paso por Telecinco

“Ha habido muchos momentos en los que no me he sentido apoyada, pero siempre se encuentra una solución”, dice Mercedes Milá. La presentadora ya lleva 14 años formando parte de la casa de Mediaset España, desde que aterrizase para presentar un formato desconocido llamado Gran Hermano.

Si hay algo que diferencia la primera edición del reality de la número 14, son las redes sociales. La presentadora admite que “los comentarios me ponen linternas para saber dónde estamos. Los insultos ya no me dañan. He llorado mucho a lo largo de los años. En cuanto a las opiniones que cuestionan mi trabajo hay veces que me sirven muchísimo y otras que me importan un bledo”.

No dejo nunca de ser periodista”

Diario de… es su Menorca en la televisión. Su isla. Es un lugar en donde sigue ejerciendo la profesión que siempre ha querido hacer. “No dejo nunca de ser periodista”. Tal y como explica Mercedes Milá, este programa fue una acuerdo con Mediaset después de que abandonase el grupo para irse a Antena 3 durante la tercera edición de Gran Hermano. “No puedo vivir trabajando tres meses al año. Necesitaba rellenar el resto de meses y por eso decidió hacer Diario de…”.

El regreso

Mercedes Milá también vuela en Ryanair. Ella siempre intenta entrar la última, para pasar inadvertida. Los focos sólo los utiliza en plató o con los suyos. Entre desconocidos es una más. Aquella que todavía se asombra porque Francisco Franco tenía en sus archivos una carpeta con su nombre, cuando todavía era una joven periodista en prácticas a la que no conocía nadie. Parece que el dictador sabía a quién estaba señalando.

Cuando Mercedes Milá habla, el resto de la sala permanece callada. Vanitatis ha tenido la oportunidad de pasar 24 horas con la presentadora. Madrid-Menorca. Menorca-Madrid. No es como viajar con otro personaje. A Mercedes Milá la conoce todo el mundo. Los murmullos se acrecientan con cada paso que da, pero ella se mantiene ajena a cada uno de ellos. O, por lo menos, es lo que aparenta.

Mercedes Milá