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25 años de 'Cristal', el culebrón que hizo que España no durmiese la siesta
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25 años de 'Cristal', el culebrón que hizo que España no durmiese la siesta

Un total 18 millones de españoles se quedaron pegados a la televisión con la telenovela 'Cristal' durante 250 capítulos. La responsable de este éxito no fue otra que la Belén Esteban de entonces, una venezolana llamada Cristina

Foto: Cristal
Cristal

"Perdona es que yo, caminaba por aquí...". Cuando en la televisión de la España de 1990 sonaba esa letra con una melodía machacona, como banda sonora de una cabecera llena de bocetos de moda y grafismos prehistóricos, las calles se quedaban vacías. Los responsables del fenómeno no eran los acalorados rifirrafes de Belén Esteban en 'Sálvame' ni los documentales sobre gavilanes veloces e hienas alocadas. La responsable era la Belén Esteban de entonces, una venezolana llamada Cristina que trabaja como modelo en un atelier, no sabía quién era su madre y se quedaba embarazada de un tal Luis Alfredo...Y así durante 250 capítulos que culminaron un 19 de noviembre con 18 millones de españolitos pegados a la pequeña pantalla sin mover una pestaña. Aquella tarde de otoño, en las calles no se veían ni gatos: todos estaban viendo 'Cristal'.

Ese fue el cénit, el gran clímax de la fiebre de las telenovelas latinoamericanas en España. Después llegarían 'Topacio', 'La Dama de Rosa', 'Rubí' o 'Abigail', palabras que entrarían a formar parte de la jerga popular como 'chévere' y los incautos padres que llamaban a sus hijos con nombres imposibles. La madre de Belén Rodríguez, apodada Doña Adelaida, sería fija a la hora de comentar esas telenovelas, su protagonista, Jeannette Rodríguez, acabaría presentando un programa en el jacuzzi de Jesús Gil (en Telecinco, como no podía ser menos) y las sobremesas televisivas estarían marcadas por el acento caribeño.

Pero antes del éxito, 'Cristal' nunca fue la gran apuesta de Televisión Española para vencer a las incipientes privadas. Protagonizada por Carlos Mata, Jeanette Rodríguez y Lupita Ferrer (estas dos últimas protagonizaron un duelo de divas que convertiría a '¿Qué fue de Baby Jane?' en un jardín de infancia), se había rodado, con medios escasos, en 1985. Baste decir que cada vez que alguna villana daba un portazo parecía que el decorado de cartón piedra se iba a venir abajo y les iba a caer encima a los actores. Con grandes hitos del diálogo del melodrama histérico como este: "Eso prueba lo que eres: una estúpida, ¡una sinvergüenza!, ¡una cualquiera!", Venezuela acogió de buena gana la historia creada por Delia Fiallo, toda una experta a la hora de crear folletines como churros.

Cuando 'Cristal' llegó a España, lo hizo a través de La 2 y de la programación matinal. El cambio de horario y el fenómeno resultante fue producto de una esposa adicta a los culebrones. Según desvelaba hace poco la revista 'Vanity Fair', la mujer de un alto ejecutivo de Televisión Española se cansó de tener que grabar el culebrón en VHS todos los días. Tanto ella como sus amigas suplicaron un cambio de horario: la siesta parecía el más apropiado. Entonces fue cuando 'Cristal' se convirtió en un fenómeno sociológico que hizo que hasta el mismísimo Antonio Gala se convirtiese en adicto. "Supone la encarnación de la media aritmética de todas las amas de casa", dijo el autor de 'La Pasión Turca'. Entre detractores y fans, la telenovela causó un revuelo que llevó a la mismísima Telecinco a financiar numerosas coproducciones con televisiones venezolanas. Un buen ejemplo: 'La loba herida', que hasta contaba con Julio Iglesias en su sintonía de cabecera.

El fenómeno fue tal que cuando Inocencia, uno de los personajes, tuvo cáncer de mama, aumentaron las mamografías de manera exponencial en todo el país. Jeanette Rodríguez y Carlos Mata se hincharon a hacer entrevistas de lo más peculiares y los ejecutivos de Televisión Española se frotaron las manos durante toda la década de los 90. Los culebrones eran productos baratos, generaban una ingente cantidad de publicidad y resultaban inofensivos por mucho que algunos llegasen a decir que eran capaces de "pudrir cerebros" con sus argumentos facilones y sus tramas surrealistas. El fenómeno acabó cuando las televisiones patrias empezaron a hacer sus propias novelas y las 'Topacios' dieron paso a los protagonistas de 'Amar en tiempos revueltos'. Luego llegaron las Anas Rosas, los 'Sabor a ti' y los Jorge Javier y sus 'Sálvames'.

En el nuevo siglo, las embarazadas televisivas con hijos sin apellido eran tan reales como la Esteban. El afán de verdad hizo que los telespectadores cambiasen de hábitos para siempre. Sin embargo, hay acontecimientos que no tienen sucesión posible. Cuando nació la hija de Cristina y Luis Alfredo, protagonistas del culebrón, en algunos pueblos de España llegaron a disparar cohetes. Belén Esteban, pese a toda su fama, jamás podrá decir lo mismo del de su Andreíta...

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"Perdona es que yo, caminaba por aquí...". Cuando en la televisión de la España de 1990 sonaba esa letra con una melodía machacona, como banda sonora de una cabecera llena de bocetos de moda y grafismos prehistóricos, las calles se quedaban vacías. Los responsables del fenómeno no eran los acalorados rifirrafes de Belén Esteban en 'Sálvame' ni los documentales sobre gavilanes veloces e hienas alocadas. La responsable era la Belén Esteban de entonces, una venezolana llamada Cristina que trabaja como modelo en un atelier, no sabía quién era su madre y se quedaba embarazada de un tal Luis Alfredo...Y así durante 250 capítulos que culminaron un 19 de noviembre con 18 millones de españolitos pegados a la pequeña pantalla sin mover una pestaña. Aquella tarde de otoño, en las calles no se veían ni gatos: todos estaban viendo 'Cristal'.

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