La cita más guarra de 'First dates' entre eructos y amenazas de pedos

Dos peluqueros homosexuales han protagonizado la cita más irreverente de la historia de 'First dates'. Kevin y Nacho se han conocido en el programa de citas de Cuatro y pese a que la química no ha surgido entre ellos, los jóvenes han celebrado un encuentro para recordar como uno de los más grotescos del espacio.

Entre eructos, palabras malsonantes, comentarios fuera de lugar, amenazas de tirarse un pedo y provocaciones sexuales, los chicos han batido el récord de contar con la cita a ciegas más políticamente incorrecta de la historia del formato.

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"Cuando se ha tirado el eructo ha sido una falta completa de educación, estamos comiendo. Lo veo fatal, ¿qué educación es esa?", ha exclamado Kevin en uno de los totales que ha ofrecido al espacio producido por Warner Bros ITVP segundos antes de que Nacho amenazara con seguir manifestando sus flatulencias.

"Pues nada, si me tiro un pedo también te lo comes tú", ha asegurado Nacho a su acompañante, que ha preferido tomarse el asunto con ironía. "Ha hecho bromas que eran para chafarme. Ha sido muy poco humilde, la verdad", ha comentado Kevin, de 23 años, que acudía al espacio presentado por Carlos Sobera a conocer a su media naranja y se ha quedado con las ganas.

"Estas son bolleras"

Un comentario homófobo ha sido la gota que ha colmado el vaso para que Kevin decidiera que Nacho no era su chico ideal. "Estas son bolleras", ha exclamado el peluquero de 20 años establecido en Madrid a su pretendiente al ver a dos comensales chicas que cenaban juntas.

"¡Pero qué mariquita eres!", ha exclamado Kevin tras la exclamación de su compañero de mesa. "¿Cómo eres así? Vaya tela", ha preguntado, sin saber dónde meterse el joven.

"Es un poco pijito. Se le ve", ha asegurado Nacho en uno de sus totales antes de atreverse a seducir a su presa de esa noche presumiendo de paquete.

"He jugado un poco a gustarle y a ponerle cachondo", ha admitido el chico afincado en Madrid al levantarse con los botones de su pantalón abiertos para hacer una foto al plato que estaba a punto de degustar. "Me gusta esa tensión. Es divertida", ha asegurado Nacho.