Ni Ana Belén salva a 'Traición', que decepciona con su conservadora propuesta

Tan solo un mes después del inicio de su rodaje, TVE ha aprovechado el marco del FesTVal de Vitoria para presentar a la prensa el primer episodio de la que será una de sus grandes apuestas de ficción de la temporada, 'Traición'. Esta nueva serie, que supone el regreso de Bambú Producciones a la cadena pública, está encabezada por Ana Belén, Pedro Alonso, Nathalie Poza, Antonio Velázquez, Manuela Velasco o Carlos Bardem.

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Se dice que las comparaciones son odiosas y en este caso el dicho popular se cumple. Tras lanzar con acierto en este mismo evento 'Velvet Colección' y 'Tiempos de guerra', el primer episodio de 'Traición' no está a la altura de las expectativas generadas por productora y cadena durante los últimos días. Este capítulo piloto no alcanza el aprobado, resultando anodino y dejando una sensación de falta de fuerza impropia en Ramón Campos y Gema R. Neira, sus responsables. En otras manos podría considerarse que cumple, pero en este caso podemos exigirle más. Debemos exigirle más.

'Traición' no solo sale perdiendo con relación a las otras ficciones de la productora en la actualidad, sino que también lo hace frente a su propio referente: 'Gran reserva'. Porque Bambú ya ha realizado un drama familiar de características similares (por no decir casi idénticas) hace cerca ya de 10 años, cuya presentación resultó infinitamente más interesante.

'Big Little Lies' + 'Brothers & Sisters'

Del mismo modo que palidece ante las dos comparaciones anteriores, también lo hace de momento frente a dos claros referentes o influencias que pueden percibirse en este arranque: 'Big Little Lies' y 'Brothers & Sisters' ('Cinco hermanos', como se la conoce en España).

De la primera toma parte de su estructura narrativa, con declaraciones de cada uno de los implicados en el posible asesinato, pero se pierde a la hora de añadir capas (tanto a los personajes como de misterio) en sus deposiciones, algo en lo que era ejemplar la serie de HBO.

De la segunda bebe del punto de partida, con un millonario patriarca que desvela tener un hijo secreto antes de fallecer, con todo lo que ello conlleva para la herencia familiar. En este caso sí acierta en su versión de la historia, ya que esta revelación trae consigo un conflicto superior: el dilema moral entre el bien y el mal tratado desde la dirección que debe tomar el bufete en el futuro.

Mucho ruido y pocas nueces

El gran problema de esta presentación reside en lo conservadores que han sido por esta vez sus guionistas, quienes han apostado mucho por el diálogo y muy poco por los giros locos propios de los culebrones familiares de altura. Tanto que esta primera toma de contacto llega a resultar hasta monótona, con un tramo intermedio muy irregular.

El supuesto asesinato del patriarca de los Pedregal, con toda su familia como principales sospechosos al tener todos un móvil para matarlo, es un punto de partida interesante, pero debiera de ir acompañado de muchos giros en torno a las vidas de cada unidad familiar. El único destacable por el momento carece completamente de impacto en el espectador al desconocer completamente al personaje que lo sufre. Si no se ha empatizado previamente, el golpe no causa efecto.

Esta ausencia de locura podría haberse perdonado si en su lugar hubiera una buena presentación de personajes, algo que tampoco ha terminado de producirse. Tenemos dos grandes villanos encarnados por Ana Belén y Pedro Alonso, pero ni rastro de sus motivaciones a tan vil comportamiento. El dinero parece estar detrás de su comportamiento, pero debe haber más matices bajo sus malas contestaciones y gritos constantes. Sobre todo en cuanto a ella, quien maltrata psicológicamente a su hija mayor de forma constante sin ningún tipo de justificación por el momento.

Es en este caso en el que más duele lo tibio que ha sido este estreno, ya que contando con un papel tan jugoso para Ana Belén en su regreso a televisión, sabe a poco no haberle sacado todo el potencial. Se esperaba de ella una Concha Velasco en 'Herederos' y aunque sus frases lapidarias sí están a la altura, su presencia no incomoda lo suficiente, no resulta tan perturbadora para los que están a su alrededor ni tan estimulante para el espectador. Por todo ello, decepcionante es la palabra que mejor define al estreno de 'Traición'.