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El Hermitage en el Prado, un museo dentro de otro
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Arte

El Hermitage en el Prado, un museo dentro de otro

A partir del martes 8 de noviembre, el público podrá disfrutar ya de esta magna exposición con la que el Museo del Prado y Acción Cultural

Foto: El Hermitage en el Prado, un museo dentro de otro
El Hermitage en el Prado, un museo dentro de otro

Pero el Hermitage es todavía más y ni siquiera este excepcional conjunto de obras maestras conseguiría transmitir una visión completa de la riqueza de sus fondos, por lo que la exposición incluye también una importante selección de piezas de sus asombrosas colecciones arqueológicas, entre las que destacan por su singularidad el Peine con escena de batalla, obra de oro escita del siglo IV a.C., y las obras de joyería siberiana procedentes de las colecciones de Pedro el Grande. Además y para completar el recorrido por la diversidad de objetos de arte que atesora el museo ruso, la muestra cuenta también con una importante representación de sus colecciones de artes decorativas, en la que se incluyen también piezas tan singulares como la espada decorada con plata, rubíes y diamantes, donada al zar en el siglo XVIII por el embajador indio, y el bellísimo Vaso de flores en cristal de roca, oro y diamantes del joyero de la familia imperial, Carl Fabergé (1846-1920).

Pero el Hermitage es todavía más y ni siquiera este excepcional conjunto de obras maestras conseguiría transmitir una visión completa de la riqueza de sus fondos, por lo que la exposición incluye también una importante selección de piezas de sus asombrosas colecciones arqueológicas, entre las que destacan por su singularidad el Peine con escena de batalla, obra de oro escita del siglo IV a.C., y las obras de joyería siberiana procedentes de las colecciones de Pedro el Grande. Además y para completar el recorrido por la diversidad de objetos de arte que atesora el museo ruso, la muestra cuenta también con una importante representación de sus colecciones de artes decorativas, en la que se incluyen también piezas tan singulares como la espada decorada con plata, rubíes y diamantes, donada al zar en el siglo XVIII por el embajador indio, y el bellísimo Vaso de flores en cristal de roca, oro y diamantes del joyero de la familia imperial, Carl Fabergé (1846-1920).