Sobredosis de azúcar en la Gran Vía
Hablemos en plata. Somos muchos los que pensamos que la película Sonrisas y lágrimas es una monserga almibarada, pero cuesta cargar contra un filme que ganó
Hablemos en plata. Somos muchos los que pensamos que la película Sonrisas y lágrimas es una monserga almibarada, pero cuesta cargar contra un filme que ganó cinco Oscar (entre ellos película y dirección), que fue dirigido por el casi siempre solvente Robert Wise, protagonizado por una irresistible Julie Andrews y que ha permanecido de manera insoslayable en el imaginario colectivo. Sin embargo, y probablemente ahora más que en el 65, la historia de una monja que lo deja todo para cantar por los Alpes austriacos junto a un barón adinerado y su prole castrense resulta cuanto menos empalagosa.
Hablemos en plata. Somos muchos los que pensamos que la película Sonrisas y lágrimas es una monserga almibarada, pero cuesta cargar contra un filme que ganó cinco Oscar (entre ellos película y dirección), que fue dirigido por el casi siempre solvente Robert Wise, protagonizado por una irresistible Julie Andrews y que ha permanecido de manera insoslayable en el imaginario colectivo. Sin embargo, y probablemente ahora más que en el 65, la historia de una monja que lo deja todo para cantar por los Alpes austriacos junto a un barón adinerado y su prole castrense resulta cuanto menos empalagosa.