Consejos para evitar procrastinar en el trabajo y por qué lo hacemos
Todos hemos pospuesto una tarea que no nos parecía atractiva, pero cuando este sistema se convierte en habitual y el trabajo se acumula, hay que tomar medidas
Lo hemos oído mil veces: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, sin embargo, estos consejos tan bienintencionados no siempre son sencillos de cumplir. Por si queda alguna duda, la procrastinación es el acto de posponer aquello que tenemos pendiente, porque preferimos hacer otras cosas más entretenidas o incluso no hacer nada.
Esto, que a corto plazo puede parecer una estrategia perfecta y sin fisuras que nos permite relajarnos y disfrutar de nuestra serie preferida o estar al tanto del último reto viral en TikTok, en realidad puede llegar a tener gran importancia a largo plazo. También puede ser reflejo de algunos problemas más profundos, como miedo al fracaso, ansiedad, baja autoestima, poco autocontrol y una baja confianza en uno mismo.
Las consecuencias de procrastinar o posponer una tarea que necesariamente tenemos que hacer pueden ser notables, tal y como recogen desde el Gabinete de psicología y psicoanálisis PsicoAbreu. Por ejemplo, suponen un aumento del estrés por acumulación de tareas pendientes, también hace que el tiempo que podamos dedicarles sea menor, haciendo que la calidad en ocasiones disminuya. El sentimiento de culpa aumenta, por dejarlo para más adelante, y también lo hace la sensación de pérdida de tiempo.
* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí
Al procrastinar, somos conscientes de que la decisión que tomamos no es la mejor, no se trata de holgazanería, sino que es una forma de enfrentar los estados de ánimo negativos que nos generan ciertas tareas, ya sea porque nos resultan aburridas o por inseguridad al realizarlas. En el trabajo esto puede tener consecuencias, sobre todo si de nuestra parte dependen otros.
Consejos para evitar procrastinar en el trabajo
Todos hemos procrastinado alguna vez, nos hemos dejado distraer por algo que, en el momento, nos llama más la atención que las tareas que tenemos pendientes, esto no es malo en sí mismo, el problema llega cuando entramos en un círculo vicioso del que no podemos salir, por eso, nada mejor que tener algunas estrategias para evitar que esto vaya a más.
Un buen primer paso es organizar el trabajo que tenemos pendiente, priorizando lo que sea más importante y ayudándonos a calcular el tiempo que tendremos que dedicarle a cada una de ellas; si te cuesta, ponlo por escrito en una agenda, será más sencillo. Tampoco conviene dejar para el final todas las tareas complicadas, es mejor quitarlas de la lista cuanto antes. ¿Conoces la regla de los dos minutos? Dice que si tienes pendiente algo que puedas hacer en los próximos dos minutos, la hagas en lugar de planificarla.
Conviene reducir las distracciones al máximo, por ejemplo guardando el teléfono móvil en un cajón en lugar de tenerlo a mano en todo momento. También es una buena idea establecer recompensas para cada tarea cumplida con éxito, porque nos ayudará a aumentar la motivación. Respetar los descansos se convierte en esencial, insistir cuando estamos agotados es contraproducente y solo consigue que nos estresemos más.
En ocasiones nos bloquea un exceso de perfeccionismo, es mejor terminar una tarea, aunque no sea con los niveles de autexigencia que esperamos de nosotros mismos, que dejarla sin terminar por esos mismos motivos.
Quedarnos bloqueados no es una opción, lo mejor es dar un primer paso, aunque sea pequeño, porque una vez que hemos comenzado es menos probable que lo dejemos aparcado. Toma decisiones, aprende a decir ‘no’ (no aceptes compromisos que no quieres hacer) y trata de convertir esas tareas aburridas en rutinas, te resultará más sencillo hacerlas si no te requieren casi esfuerzo.
Dejar de procrastinar no siempre es sencillo, pero una vez que conocemos el problema y tenemos a nuestra disposición algunas soluciones, seguro que nos resulta menos complicado evitarlo.
Lo hemos oído mil veces: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, sin embargo, estos consejos tan bienintencionados no siempre son sencillos de cumplir. Por si queda alguna duda, la procrastinación es el acto de posponer aquello que tenemos pendiente, porque preferimos hacer otras cosas más entretenidas o incluso no hacer nada.