Así influyen los olores en nuestro estado de ánimo

Los sentidos nos aportan información sobre nuestro entorno, pero también influyen en nosotros mucho más de lo que pensamos. Esto es lo que nos sucede con los olores y aromas, que consiguen despertar en nosotros sentimientos, recuerdos y emociones, incluso cuando no somos conscientes de ello.

Así como el olor a dulces recién horneados puede hacernos viajar a la infancia, un aroma determinado nos invita a pensar en nuestro hogar o nos recuerda a una época concreta, como la Navidad, otros pueden resultarnos irritantes y molestos. Las personas reaccionan diferente a las fragancias en función de sus vivencias y experiencias y estas pueden influir directamente sobre nuestro estado de ánimo.

Esto es así porque el olfato está estrechamente relacionado con el sistema límbico, que es donde procesamos las emociones. Esta parte del cerebro está vinculado con la memoria, con los instintos y también con las sensaciones, con los recuerdos, emociones y sentimientos. Todo esto sucede de un modo involuntario, no somos conscientes de cuando sucede ni podemos controlarlo o dirigirlo.

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Cuando olemos algo, nuestro cerebro crea una conexión entre ese aroma y el sentimiento que estamos experimentando en ese momento. Ese es el motivo por el que en ocasiones recuperamos recuerdos de infancia ante un determinado olor y por el que cada persona tiene una selección distinta de olores que le resultan agradables y atractivos.

Algunas fragancias son capaces de provocar cambios de humor, porque pueden transportarnos a momentos agradables o todo lo contrario. El sistema del olfato provoca respuestas emocionales muy poderosas porque conecta directamente con las emociones. Todo esto sucede en segundos y, aunque en ocasiones no podemos evitarlo, en otras podemos seleccionar esos olores que nos lleven donde queremos y nos hagan sentir como necesitamos.

Aromas que nos hacen sentir bien

No todos los olores influyen igual en todas las personas, como hemos comentado, esto está muy relacionados con las experiencias personales de cada uno, pero sí hay algunas fragancias que, en general, suelen proporcionar esa sensación de bienestar que tanto buscamos.

Esto es lo que sucede con la lavanda, cuya fragancia ayuda a promover la calma y el bienestar y por eso se emplea tan a menudo en aromaterapia. Contribuye a reducir el estrés y la ansiedad, por lo que ayuda a conciliar mejor el sueño. Los cítricos también nos ayudan a sentirnos bien, con aromas como el limón o la naranja, reducen el estrés y nos invitan a pensar en lugares limpios y agradables.

Otros aromas nos ayudan a concentrarnos, como el olor a menta, que favorece la memoria; olores como el del protector solar, que solemos asociar con épocas de vacaciones y relax, o el del talco para bebés, que nos recuerda la seguridad de una época pasada. El café, el chocolate y la vainilla nos ayudan a crear hogares agradables o los aromas a mar o bosque nos invitan a pensar en espacios abiertos. Desde luego, no hay duda de que no conviene subestimar el poder del olfato.