Las etapas de la adolescencia y qué esperar en cada una de ellas

A lo largo de la vida pasamos por diferentes etapas y cada una de ellas es importante a su manera. La adolescencia no es una excepción e incluso en ocasiones se podría considerar que es una de las más importantes, por la gran cantidad de cambios profundos que se experimentan, tanto físicos como emocionales, psicológicos y sociales.

Este periodo de transición entre la infancia y la vida adulta es complicado para quien lo vive, pero también para las personas que les rodean. Los progenitores y tutores tendrán que acompañar a los adolescentes en su viaje, tratando de comprender y de tener la máxima paciencia ante todo lo que suponen estos cambios. Lo mejor, como en tantas ocasiones, es estar preparado para todo pueda venir.

El adolescente se encuentra en una etapa de transición, todavía no ha dejado de ser un niño por completo, pero aún no se le puede considerar un adulto; es una etapa propia, llena de posibilidades de aprendizaje y desarrollo de fortalezas. Una etapa desafiante, tal y como la definen desde UNICEF, “de muchos cambios e interrogantes para los adolescentes, pero también para sus padres y adultos cercanos”.

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Las tres etapas de la adolescencia

La adolescencia comprende diferentes edades, algunas de ellas muy distintas, por lo que se tiende a dividir en diferentes etapas, cada una de ellas con una serie de circunstancias, expectativas y problemas.

La primera de ellas es la adolescencia temprana, que comprende el tiempo que pasa entre los 10 y los 14 años. “Se caracteriza fundamentalmente por el inicio de la pubertad, donde se producen los grandes cambios físicos, que afectan al crecimiento y maduración sexual”, explican desde Sepeap (Sociedad española de pediatría extrahospitalaria y atención primaria).

La siguiente etapa recibe el nombre de adolescencia media, y abarca el tiempo que transcurre entre los 15 y los 17 años. Estos años se caracterizan sobre todo “por los conflictos familiares, debido a la importancia que adquiere el grupo”. Comienzan a verse cambios a nivel psicológico y la construcción de su identidad, cómo se ven y cómo quieren que les vean.

La tercera y última recibe el nombre de adolescencia tardía, desde los 18 hasta los 21 años. Durante esta etapa comienzan a sentirse más cómodos con su cuerpo, se preocupan cada vez más por el futuro y los grupos ya no son lo más importante, las relaciones individuales comienzan a adquirir mayor importancia. También se tiende a reaceptar “los valores paternos y asumir las tareas y responsabilidades propias de la edad adulta”.

Los problemas más frecuentes en los adolescentes

“La respuesta de los jóvenes a las fases que experimentan durante la adolescencia es muy heterogénea”, explican los profesionales de Mundo Psicólogos. “Algunos pasan por las etapas que componen este período vital de manera sosegada, calmada y tranquila, pero la mayoría vive un auténtico cambio que muchas veces no comprenden y que no saben cómo afrontar”.

Los adultos de su entorno tienen que estar preparados para lo que pueda pasar, para poder ser el apoyo que necesitan en los momentos complicados y conseguir que encuentren en ellos su lugar seguro, el refugio que les proporcione estabilidad. Por ello conviene conocer los problemas más habituales a los que se enfrentan.

Es habitual que tengan que lidiar con problemas como los celos o el acoso escolar, pero también con trastornos alimentarios, abusos o aislamiento social. Conviene estar preparado ante embarazos no deseados (con la necesaria información previa para prevenirlos), así como el consumo de sustancias como el alcohol, el tabaco y las drogas.

En algunas ocasiones los adolescentes tienen que enfrentarse a separaciones y divorcios, lo que puede generar conductas conflictivas, tampoco es sencillo para ellos enfrentarse al duelo tras el fallecimiento de un familiar o un amigo. Algunos adolescentes afrontan los cambios de esta etapa con conductas agresivas.

Estas circunstancias extremas no son iguales para todos, en cualquier caso, buscar ayuda profesional puede ser la mejor manera de acompañarles. “Los adolescentes no buscan hacernos enojar intencionalmente, no quieren hacernos la guerra ni iniciar una lucha de poder”, nos recuerdan desde UNICEF. “Muchas veces, si no hacen lo que esperamos, es porque no pueden hacerlo, porque hay un proceso de maduración cerebral que está en marcha y debe consolidarse para dar paso a una persona con capacidad de autorregulación y toma de decisiones responsables”.

El rol de los adultos de su entorno será “colaborar para que esto fluya y habilitar a que pase, sin bloquearlo o enlentecerlo”. Por eso es fundamental tener presente que “el gran objetivo al transitar la adolescencia es que puedan aprender a tomar decisiones, aprender de sus errores, hacerse cargo de sus actos, responder con libertad, funcionar con responsabilidad y crecer en autonomía, para poder llegar a ser adultos saludables”.