Cambios para un vientre plano y deshinchado sin hacer abdominales

Es bastante frecuente sentirnos hinchados y los factores que pueden producir esa sensación son múltiples, como la alimentación o el estilo de vida. Por eso cambiar algunos de nuestros hábitos puede ser una solución estupenda, dejando de lado aquellos que no nos ayudan a sentirnos como deseamos y adoptando algunos nuevos que nos benefician más a la hora de conseguir nuestros objetivos.

En general, cuando buscamos un vientre plano, unos abdominales fuertes y tonificados, en seguida pensamos en el ejercicio físico, concretamente en los abdominales, sin embargo, esta no es la única manera de trabajar la zona y tampoco es el único cambio que tenemos que hacer en nuestras rutinas. Algunos son pequeños, otros un poco más grandes, pero todos ellos nos ayudan a acercarnos la meta.

Trucos para un vientre plano

Así las cosas, podemos dividir los cambios en dos grandes grupos, aquellos que afectan a nuestro estilo de vida y alimentación y los que están relacionados directamente con el tipo de entrenamiento que nuestro cuerpo necesita. Lo mejor es no olvidarnos de ninguno de estos factores, y considerarlos como un todo, un cambio de rutinas radical que nos ayudará a lucir un vientre deshinchado y sentirnos más ligeros.

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Por ejemplo, uno de los cambios más interesantes es reducir nuestro consumo de sal. La sal provoca que las células se hinchen para diluir el exceso de sodio y eso inflama el estómago, no sobrepasarse con la sal ayudará a proteger nuestra salud. Lo mejor es cambiarla por especias y hierbas aromáticas, un pequeño cambio a la hora de preparar la comida que puede llegar a sorprendernos.

Es también importante beber la cantidad de agua necesaria, nuestro cuerpo necesita mantenerse bien hidratado, tanto para no sentirnos hinchadas como es este caso como para funcionar de manera adecuada. Bebe unos dos litros de agua diaria (la cantidad que tu cuerpo te pida) e incluye alimentos que te ayuden a eliminar líquidos.

Es conveniente comer más despacio. Tendemos a dejarnos llevar por las prisas y sin darnos cuenta dedicamos muy poco tiempo a disfrutar de lo que tenemos en el plato. Esto hace que no apreciemos muchas de las recetas, pero también puede hacer que nos sintamos más pesados. Por un lado, porque tendemos a comer más de lo que necesitamos, no damos tiempo a que nuestro cuerpo reacciones, por otro porque trituramos menos la comida en la boca y nuestro estómago tiene que trabajar más.

El ejercicio, parte del cambio

Tal y como señalábamos antes, el ejercicio físico es otra parte importante. Tendemos a pensar que hacer abdominales es la única forma de trabajar esta zona y esto no es del todo cierto. Si queremos sentir que nuestra tripa se deshincha y presumir de vientre plano, no podemos olvidar nuestros entrenamientos de cardio, un ejercicio aeróbico que ayuda a quemar grasas de manera rápida y eficaz.

Los ejercicios hipopresivos son una estupenda forma de trabajar la zona abdominal porque activan los músculos de la faja abdominal, fortalece el suelo pélvico, ayuda a trabajar los oblicuos y los transversos, lo que produce una cintura más definida y una silueta más estilizada. En general, realizar ejercicio físico siempre es una buena idea, pero aquel que ayuda a fortalecer los músculos de la zona del vientre hará que sea menos propensa a la distensión.

Introducir rutinas de estiramientos o yoga también puede ser una manera estupenda de sentirte más ligero, porque mejoran nuestra postura y equilibran el cuerpo, además ayudan a empezar el día con más energía.