Bullying: qué es y cómo reconocer si tu hijo lo sufre
El acoso escolar siempre ha existido, pero eso no quiere decir que sea un problema menor. Aprende a reconocerlo antes de que se convierta en algo más grave
Los padres quieren que sus hijos sean felices, que crezcan sanos y fuertes, seguros de sí mismos, con buena autoestima y con granas -y herramientas- para comerse el mundo. Sin embargo, en ocasiones, se encuentran con que la situación en la escuela no es esta, los pequeños pueden llegar a enfrentarse a situaciones desagradables, como sucede con los casos de bullying.
Esta no es una situación nueva, es algo que sucede desde tiempos inmemoriales y de hecho también se da en otros ámbitos de la vida y en otras etapas, no es muy diferente del mobbing. En este caso, no son adultos enfrentando una situación desagradable que puede llegar a superarles, son niños que no siempre saben qué está sucediendo o que pueden hablar sobre ello para contar con el apoyo familiar que necesitan.
Para evitar estas situaciones es necesaria una educación centrada en la empatía y el respeto, los niños tienen que crecer emocionalmente, pero también hay que fomentar sus habilidades sociales, potenciando su educación emocional. Sin embargo, no hay una solución mágica que haga que el acoso escolar deje de existir, por eso lo mejor es estar atentos a las señales que puedan indicar su nuestro hijo sufre bullying, es quien ejerce la violencia o sabe que existe esta situación, pero no sabe cómo actuar.
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¿Qué es el bullying o acoso escolar?
“El bullying es una forma de intimidación que se puede identificar a través de tres características: intención, repetición y poder. Un acosador tiene la intención de causar dolor, a través de daño físico o de palabras o comportamiento hiriente, y lo hace repetidamente”, explican desde Unicef. “Los niños son más propensos a experimentar bullying físico, mientras que las niñas son más propensas a experimentar el psicológico”.
“La intimidación es un patrón de comportamiento, más que un incidente aislado”, continúan explicando sus expertos. “Los niños que intimidan generalmente provienen de una posición social o posición de poder percibida más alta, como los niños que son más grandes, más fuertes o a los que se les considera populares. Los niños más vulnerables corren un mayor riesgo de ser intimidados”.
Existen diferentes tipos de acoso escolar, la violencia que se ejerce contra la víctima puede adoptar distintas formas a lo largo de la infancia y la adolescencia, las más frecuentes son, tal y como explican los profesionales de Raíces, Psicología Respetuosa, las agresiones físicas, “como golpes, tocar a la persona sin su consentimiento, empujones, etc. Hasta manifestaciones más graves, como puñetazos, paradas, tirones de pelo o palizas”, o verbales, como insultos, motes o burlas.
También pueden producirse “agresiones o acoso sexual, realizando conductas de carácter sexual no aceptadas por la víctima, provocando situaciones de tipo verbal que ofenden a la víctima en su libertad sexual, agresiones contra sus propiedades, útiles escolares, ropa, juguetes, o amenazas, para coaccionar a la víctima a realizar algo que no desea”. Es habitual que este acoso se produzca en persona, pero cada vez más se ve como este es también digital, con llamadas y mensajes, pero también con comentarios, fotografías o vídeos en redes sociales.
Señales de que un niño puede estar sufriendo acoso
No siempre es sencillo darse cuenta de que el niño está pasando por una situación como esta, pero hay algunos signos que pueden servirnos de alerta y que nos especifican desde Unicef. Por ejemplo, no es raro que quien padece bullying tenga “marcas físicas como hematomas inexplicables, rasguños, huesos rotos y heridas, miedo a ir a la escuela o sumarse a eventos escolares o se muestre ansioso, nervioso o muy vigilante”.
Conviene estar especialmente atentos si “tiene pocos amigos en la escuela o fuera de la escuela o si los pierde de repente o evita situaciones sociales”. Si su ropa, aparatos electrónicos u otras pertenencias personales que se pierden o destruyen, o a menudo pide dinero. Si hay un “bajo rendimiento académico, absentismo, o llamadas desde la escuela pidiendo ir a casa. Intenta estar cerca de adultos, no duerme bien y puede tener pesadillas”.
También cuando se queja de dolores de cabeza, dolores de estómago u otras dolencias físicas o “a menudo está angustiado después de pasar tiempo online o con su teléfono (sin una explicación razonable). Se vuelve inusualmente reservado, especialmente cuando se trata de actividades online o es agresivo o tiene arrebatos de ira”.
Cómo actuar si tu hijo sufre acoso
“Es muy importante notar si el niño muestra cambios de humor o comportamientos, así tratar de hablar con ellos para determinar el motivo de esto”, explica la psicóloga Maribel Corona. “Es importante mantener mucha calma y escuchar todo lo que el niño tenga que decir, siempre confiando en que lo que nos están contando es la verdad. Cuando el niño confiesa sentirse acosado, es importante reforzar su autoestima y apoyarlo, haciéndole saber que no es culpa suya”.
“Una vez que como padres hemos escuchado a nuestro hijo, es importante ponerse en contacto con la escuela para exponer la situación, de forma que se pueda dar una solución al problema. Si la escuela no sabe como actuar o, la situación de acoso no termina o el problema empeora, se puede acudir a las autoridades y proceder a realizar una denuncia”.
Los padres quieren que sus hijos sean felices, que crezcan sanos y fuertes, seguros de sí mismos, con buena autoestima y con granas -y herramientas- para comerse el mundo. Sin embargo, en ocasiones, se encuentran con que la situación en la escuela no es esta, los pequeños pueden llegar a enfrentarse a situaciones desagradables, como sucede con los casos de bullying.
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