Por qué tenemos pesadillas y cómo podemos hacerles frente
Las pesadillas no son cosa de niños. Te contamos qué son, por qué se producen y algunos trucos para evitar que se cuelen en tus sueños
Pocas cosas más reconfortantes que una buena noche de sueño. Dormir todas las horas que necesitamos nos ayuda a comenzar el día con mucha más energía, con ganas, fuerza y revitalizados, pero esto no es nada sencillo cuando tenemos pesadillas. Estas, que solemos asociar con la niñez, en realidad pueden producirse en cualquier etapa de la vida.
Se consideran algo normal, que no tiene por qué suponer una preocupación extra más allá de estropearnos la noche, hacer que nuestra piel luzca apagada y perturbar nuestro descanso, pero si pasan a ser recurrentes o su contenido es especialmente preocupante, puede que queramos indagar un poco más en las causas y factores que pueden estar propiciando este tipo de sueños.
Pesadillas: ¿Qué son?
"Una pesadilla es un sueño perturbador asociado a sensaciones negativas, como ansiedad y angustia, que provocan alertamientos y despertares durante el sueño", revelan los especialistas de Quirón Salud. “La mayoría de las pesadillas suelen producirse durante la segunda parte de la noche, son episodios asociados al sueño REM. Son consideradas un tipo de Parasomnia”.
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“Son sueños de contenido desagradable, que se perciben como muy reales”, aclaran. “Además, el contenido suele estar relacionado con cuestiones de supervivencia, miedos, desastres, muertes… Muchos de estos sueños nos despiertan, sentimos sensación de ansiedad, miedo, enfado, disgusto… y se acompañan incluso de palpitaciones y/o sudoración profusa”. Es habitual que al despertar recordemos el contenido y podamos relatar el sueño con detalles.
¿Por qué se producen?
Lo cierto es que la causa no se conoce a ciencia cierta, porque pueden ser provocadas por factores muy diferentes. Desde una situación de estrés o ansiedad por situaciones del día a día, a algún tipo de trauma, como tras sufrir un accidente, abusos o incluso entre quienes padeces estrés postraumático. Se pueden producir por malos hábitos de sueño e incluso pueden producirse porque la persona está perdiendo muchas horas de sueño.
“En la mayor parte de casos en los que el insomnio o los trastornos del sueño son habituales se acaban teniendo pesadillas recurrentes”, explican desde Mundo Psicólogos. “En muchas ocasiones el significado de las pesadillas es precisamente una cuestión psicológica. Tener muchas pesadillas puede llegar a significar que estamos delante de un trastorno psicológico que puede ser de estrés, ansiedad, depresión…”. Existen también algunos medicamentos que contribuyen a la frecuencia de las pesadillas.
Las pesadillas pueden llegar a afectar a la salud física y mental, en algunas ocasiones provocando un empeoramiento de los síntomas de quienes padecen trastornos como ansiedad o depresión. La falta de suelo que se deriva de ellas también puede provocar una falta de concentración y claridad mental, y en casos extremos, esa falta de sueño puede hacer que se desarrollen enfermedades de tipo cardiaco.
¿Podemos hacer algo para evitarlas?
Las pesadillas son una señal de nuestro cerebro inconsciente que nos revela que algo puede ir mal en nuestra vida, por eso examinarlas y entenderlas puede resultar de gran utilidad. “Lo principal sería elaborar un diario de sueños”, aportan desde Mundo Psicólogos. “El objetivo es habituar a tu cerebro, a ser más consciente de tus sueños. Además, te permite estudiarte a ti mismo y darte cuenta de qué sueños o elementos se te suelen repetir”.
También se pueden realizar técnicas de visualización de pensamientos positivos antes de ir a dormir, o de relajación. “Nuestro estado de ánimo influye muchísimo en nuestros sueños, por eso lo recomendable es irse a dormir lo más tranquilo y relajado posible, por ejemplo, ayudándote con ejercicios de mindfulness”. Es esencial cuidar nuestra salud mental, “durante el sueño nuestro cerebro sigue activo tratando de procesar toda la información a la que ha tenido acceso durante la vigilia, no descansa nunca”.
En general, las pesadillas no pasan de ser algo meramente anecdótico, aunque desagradable. En los casos en los que se producen alteraciones en el modo de vida y estado de ánimo de quien las padece, sería necesario buscar ayuda profesional para poder tener las herramientas necesarias para afrontarlas.
Pocas cosas más reconfortantes que una buena noche de sueño. Dormir todas las horas que necesitamos nos ayuda a comenzar el día con mucha más energía, con ganas, fuerza y revitalizados, pero esto no es nada sencillo cuando tenemos pesadillas. Estas, que solemos asociar con la niñez, en realidad pueden producirse en cualquier etapa de la vida.