Nuevo look: por qué nos cortamos el pelo tras una ruptura
Este sentimiento universal que nos impulsa a cambiar de look tras una ruptura o una situación emocional compleja tiene una razón de ser y te la contamos
Lo hemos visto en las películas y también algunas famosas han sucumbido a la tentación. Tras una ruptura o una situación de crisis emocional, cortarse el pelo parece una estupenda idea. Esta tendencia, el impulso que sentimos los humanos a cambiar de look en momentos de inestabilidad emocional, parece ser algo compartido, aunque no es la mejor estrategia de superación.
Puede haber muchos motivos para desear cortarse el pelo tras una ruptura sentimental, sobre todo si esta no ha sido sencilla. Pasar página, cerrar una etapa y comenzar un capítulo nuevo parece el más evidente, pero no es el único; también se emplea este sistema como forma de reivindicar una nueva libertad, un poder que se necesita, para recuperar la autoestima e incluso como venganza.
¿Por qué nos cortamos el pelo cuando estamos mal?
Cada persona puede tener sus propias motivaciones, pues no existe una única causa que nos invite a desear un cambio de look cuando atravesamos momentos emocionalmente complicados en nuestra vida. Sin embargo, hay algunos que son un poco más comunes, como recuperar un control que sentimos que estamos perdiendo. “Algunas personas pueden responder al estrés aferrándose a las cosas que pueden controlar, como puede ser nuestro físico o cabello”, explican los expertos de Mundo Psicólogos.
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También puede ser una cuestión de infelicidad o frustración, un corte de pelo puede ayudarnos a sentirnos más felices. “Sentirnos más atractivos puede aumentar nuestras endorfinas, aunque debemos tener en cuenta que este efecto tiene poca duración”. Someternos a un cambio de imagen puede ayudarnos a aumentar nuestra confianza y hacernos sentir mejor con nosotros mismos.
No es raro que para muchas personas pese más la nostalgia, un cambio de look que busca recuperar la imagen de un tiempo pasado que recuerdan más feliz. Para otras personas puede ser una cuestión de adicción, como reconocen los expertos. “La razón es que queremos la novedad porque esta crea una secreción de endorfinas en nuestro cerebro, que nos hacen sentir felices temporalmente. Es decir, mucha gente puede buscar la felicidad precisamente en estos instantes tan efímeros, aunque con el tiempo acaba siendo contraproducente”.
En general, la razón más habitual es que tras un momento complicado se busca un cambio, reinventarse y sentir que podemos cambiar algo en nuestras vidas. “Esto puede suceder cuando estamos enfrentando un momento muy difícil y buscamos activamente un cambio”.
En cualquier caso, esta no es la mejor estrategia para enfrentarnos a situaciones complicadas, aunque tampoco hay que considerarlo como un error. Cambiar de look y de aspecto es un modo de lograr una gratificación instantánea, pero conviene no perder de vista que esto no solucionará el problema. Nuestro cerebro hará que nos sintamos bien durante un breve periodo de tiempo, pero después el problema seguirá estando ahí.
Si nos cortamos el pelo para lidiar con una situación de ansiedad o estrés, no debemos olvidarnos de afrontar el problema de otro modo, con herramientas que nos ayudan a solventarlo a largo plazo. Lo mejor es esperar antes de dar el paso, dejando que pase un día o dos, podremos estar más seguros de que la decisión es la acertada y no un impulso del que podremos arrepentirnos más adelante.
Parece que la tendencia a un cambio de look tras una ruptura es un sentimiento compartido, que puede aportarnos felicidad de forma momentánea y que no tenemos por qué evitar, pues no es malo en sí mismo, siempre y cuando seamos conscientes de que se trata de un parche y que un cambio de imagen no es la solución a nuestros problemas.
Lo hemos visto en las películas y también algunas famosas han sucumbido a la tentación. Tras una ruptura o una situación de crisis emocional, cortarse el pelo parece una estupenda idea. Esta tendencia, el impulso que sentimos los humanos a cambiar de look en momentos de inestabilidad emocional, parece ser algo compartido, aunque no es la mejor estrategia de superación.
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