Las claves de una dieta sana para los adolescentes según la Universidad de Stanford

Los adolescentes, además de estar en una etapa complicada de la vida, sufren un momento de crecimiento y cambio. Para sus padres es complicado saber que necesitan en este periodo, ya que se corre el riesgo de infantilizarlos o de tratarlos como adultos. Es una época en la que la comunicación en la familia es difícil y cuesta entender qué pasa por sus cabezas o cuáles son sus nuevos gustos.

En la alimentación, los adolescentes necesitan más energía y nutrientes para afrontar el crecimiento de su cuerpo. Sin embargo, la mayoría de niños comen demasiados alimentos con calorías vacías y tienen falta de vitaminas esenciales. La universidad de Stanford ha elaborado una guía con las claves para que los jóvenes en etapa de desarrollo tengan una nutrición más sana.

Según los científicos de la Universidad de Stanford, para que los adolescentes tengan una alimentación sana deben hacer tres comidas al día y dos tentempiés saludables, estos podrían ser una pieza de fruta. Además, se tiene que aumentar la cantidad de fibra en la dieta y disminuir la de sal. También, es imprescindible mantenerse bien hidratado y beber agua antes que productos azucarados.

A la hora de enseñarle a cocinar, procura no freír los alimentos, puedes probar a asarlos o trabajarlos en la plancha. Elige cortes magros en la carne siempre que sea posible y da valor al pescado para que sea una de sus preferencias. También es importante, disminuir el uso de salsas y la ingesta de azúcar.

Rutinas saludables

La Universidad de Stanford, también propone unas claves para ayudar a los padres a mejorar la rutina alimentaria de los adolescentes. Para empezar hay que controlar cuándo y dónde comen, es necesario establecer unos horarios regulares y que se involucren en la preparación de los alimentos para que, poco a poco, vayan siendo ellos los que elijan las opciones con mayor valor nutricional. El control del tamaño de las porciones y evitar el consumo de alimentos procesados puede ayudar a disminuir la cantidad de calorías que consumen.

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La actividad física también forma parte de la rutina saludable. Los padres tienen que limitar el tiempo que sus hijos consumen vídeos en el móvil o realizan actividades sedentarias. Estas se pueden cambiar por juegos o clases extraescolares que requieran movimiento. Los niños y los adolescentes necesitan un mínimo de una hora de actividad física moderada al día.

Junto a estas recomendaciones, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el de Salud y Servicios Humanos han preparado una guía, similar al plato de Harvard, para que los padres sepan cómo elaborar las comidas de sus hijos. Esta divide los alimentos en cinco categorías:

• Cereales: Alimentos hechos con trigo, arroz, avena, harina de maíz, cebada o los granos de cualquier otro cereal.
• Vegetales: Están incluidos los de hoja verde, rojos y anaranjados, vegetales sin almidón y legumbres.
• Frutas: Se consideran todas los frutos y el zumo sin azúcar.
• Lácteos: Alimentos preparados con leche, principalmente los productos descremados o bajos en grasa, así como los que tienen abundante calcio.
• Proteínas: Pescados, frutos secos y carnes. Mejor aves y carnes magras o con poca grasa.

En la guía, el plato se divide en 4 zonas, las proteínas y cereales ocupan una mitad a partes iguales, el resto es para las frutas y verduras, teniendo preferencia por las últimas. Los lácteos son un elemento externo que se debe consumir en a diario, pero no en todas las comidas. Los aceites no forman un grupo de alimentos. Algunos, como los provenientes frutos secos, contienen nutrientes esenciales que se pueden incluir en la dieta excepcionalmente.

Estas son algunas claves para mejorar la dieta de los adolescentes, aunque el mejor consejo ser un buen modelo para ellos. Al final terminan actuando como los adultos que les rodean, por lo que si sus padres llevan una buena alimentación, les resultará más fácil familiarizarse desde niños con los alimentos con mayor valor nutricional.