Zombieing, el 2.0 del ghosting y qué hacer cuando tu ex reaparezca

En los últimos años, y con las relaciones mediante redes sociales, cada vez es más común que las rupturas se produzcan mediante lo conocido como ghosting. No existe ninguna palabra en español que se adapte totalmente a este término, aunque sería algo así como esfumarse. Convertirse en fantasma y desaparecer si dar una explicación ni dejar rastro. Es sencillo, para alguien con poca responsabilidad afectiva, dejar un mensaje sin responder o bloquear a una persona en su perfil social.

De este modo, las personas se sienten abandonas y no entienden los motivos de la ruptura ni los fallos que ha habido en la relación, sea amorosa, de amistad o incluso familiar. La falta de explicaciones hace que el duelo sea más duro y largo y afecta en mayor medida a la autoestima de la víctima. Es un método mucho más doloroso que una ruptura tras una conversación tradicional. El temido 'tenemos que hablar' ya no lo es tanto.

Por si esto fuera poco dañino, está creciendo una nueva tendencia que consiste en reaparecer después haber realizado un abandono. El término Zombieing define a las personas que regresan tras haberse marchado sin dar explicaciones. Esta vuelta se suele realizar mediante un WhatsApp o mensaje en otras redes sociales.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Algunos científicos consideran que este regreso se realiza con el objetivo de alimentar su ego y fortalecer su autoestima, no con la verdadera intención de reparar el daño. Normalmente, se comportan como si nada hubiera pasado, con una actitud alegre y de conquistador.

Estas personas suelen ser algo narcisistas y no tienen reparos en dañar a alguien para lograr sentirse mejor consigo mismos. Por ello, es importante saber tratar con ellas y ver con cierta objetividad la relación. Si una persona se ha marchado, es probable que, tras su regreso, repita la acción, por lo que hay que ser distante y valorar cada actitud. Hay posibilidades de que haya madurado durante este tiempo y este dispuesto a afrontar un compromiso real, pero no todo el mundo merece una segunda oportunidad.

Para poder enfrentarnos a ello hay que confiar en uno mismo, estar segura de las decisiones y no tener miedo a afrontarlas. No tratarlo con miedo ni pena y saber en todo momento que nada merece nuestro dolor. Para mejorar la confianza puedes tratarlo con un especialista que te ayude a elegir las mejores opciones posibles, siempre pensando en ti.