¿Cómo hablar con tus hijos de la pornografía y de sus consecuencias?

Hay temas de los que es muy complicado hablar. Necesitamos tener mucha confianza con alguien para conversar de sexo, de dinero o de adiciones. Esto además se complican si con quien queremos charlar es con nuestros hijos menores.

Es normal tener miedo a que no se sientan cómodos con la conversación y, también, a no medir bien la cantidad justa de información, ya que es un error tanto quedarse corto y no saber responder a sus preguntas como dar demasiada y que se queden tan solo con un detalle sin importancia. Además, hay que escucharles y conocer cuánto saben del tema y cuánto quieren aprender.

Para poder hablar con nuestros hijos de temas tan complejos como el racismo o la pornografía, es necesario seguir una serie de pautas que hagan que la conversación sea agradable para ellos. Además, es importante normalizar el tema y que queden satisfechos con la información recibida.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Se estima que el 90% de los niños mayores de 12 años están expuestos a pornografía en internet. Por ello, es importante que conozcan que eso no es la realidad del sexo y que en el momento en el que decidan empezar a practicarlo, no deben usar estos vídeos como fuentes de información.

Iniciar la conversación sobre pornografía

Al comenzar esta conversación debes ir a un espacio donde el menor se sienta seguro, como su habitación. Pregúntale si en algún momento se ha encontrado con uno de estos videos en internet. Intenta que no se sienta presionado y que te cuente solo hasta donde se sienta cómodo.

Explícale que no es malo haberlo visto, ya que no se debe sentirse culpable por ello, pero que eso es ficción y que no es un contenido adecuado para su edad. Después hay que centrarse en el contenido del vídeo. Coméntale la importancia de respetar su propio cuerpo y el de la otra persona a la hora de realizar estas prácticas. Hazle saber que esos vídeos fomentan unas técnicas inadecuadas y poco realistas.

No le prohíbas verlo, puesto que puede aumentar su curiosidad. Supervisa su acceso a aplicaciones con el móvil y revisa el contenido que consume. Habla de la necesidad de un consentimiento previo a cualquier acto y que él mismo se dé cuenta de que utilizar la pornografía no le va a servir de nada de cara a iniciarse en el mundo del sexo, sino que debe conocerse a sí mismo primero.