Cómo ayudar a un adolescente a canalizar la rabia

Si eres padre o madre de un adolescente y pensaste que con los llamados terribles dos años habías acabado con esas luchas y la rabia de tus hijos en casa, sentimos decirte que este sentimiento es uno de los que más experimentan los adolescentes. Una etapa en la vida de los jóvenes que cuyo pico álgido en cuanto a gestión emocional suele enmarcarse entre los 12 y 13 años hasta los 18.

Es lo que se denomina como adolescencia y es un ciclo inmediato a la niñez que comienza con la pubertad. Según la Organización Mundial de la Salud, la OMS, es un período que comprende desde los 10 a 19 años que se divide a su vez en tres etapas: una primera fase que va desde los 10 a los 13 años, la segunda, desde los 14 hasta los 16 y la tercera, hasta los 19, aproximadamente.

Una etapa en la que además de los cambios biológicos que se hacen evidentes en los jóvenes, el desarrollo personal, psicológico y social se convierte en el protagonista de esta fase tan temida para los padres. En cuanto a factores emocionales, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el amor.

Por eso, la gestión de las emociones resultan cruciales en esta etapa. Una de las emociones más experimentadas por los jóvenes es la rabia y al igual que ocurre con los niños más pequeños de entre 2 y 5 años, cuando este sentimiento se apodera de la persona viene acompañada de cambios fisiológicos y biológicos, tales como el aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial, así como un aumento en los niveles de adrenalina y noradrenalina.

Sin embargo, contrariamente a lo que se pudiera pensar, desde Bonding, una revista profesional online para psicólogos, psicoterapeutas y counsellors, explican que cuando se hace un buen uso de esta emoción “se contribuye al fortalecimiento de una adecuada autoestima, ya que al expresar lo que se siente, piensa y necesita se establecen límites de contacto y se autoafirma”.

En este sentido, lo que se puede hacer como padres y educadores de los adolescentes es intentar dotar a los más jóvenes de las herramientas que les resulten más útiles para utilizar esta emoción de manera eficiente. De hecho, para comprender un buen manejo de la rabia, es fundamental entender que esta está incluida dentro de las emociones básicas: Tristeza, Amor, Poder, Rabia, Alegría y Miedo Lógico.

Herramientas para evitar los ataques de ira

Desde el Centro Psicológico TutetiContigo en Málaga, indican que aprender a gestionar las emociones desde esta época de la vida facilita el descubrimiento personal y social de la persona, y propicia su desarrollo de forma adecuada. Por eso, proponen 4 acciones para aprender a gestionar la ira en adolescentes:

• Reconocimiento de emociones

​Desde hace tiempo el hecho de que desde muy pequeños se enseñe a los niños a conocer y reconocer sus sentimientos tiene la importancia que requiere. Eso es porque tal y como indican desde TutetiContigo, para gestionar la ira, es fundamental aprender a reconocer nuestras emociones. Para ello, se recomienda enseñar al adolescente los signos físicos, psicológicos y conductuales de la rabia.

• Síntomas de Ira en adolescentes

​ Cuando sentimos rabia, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios. En definitiva, el cuerpo se activa, el ritmo cardíaco aumenta, la respiración se acelera, los músculos se tensan y el flujo sanguíneo se dispara. Enseñarles estos signos físicos puede ayudar al adolescente a reconocer que está sintiendo.

• Conocer y aprender a anticiparse a los factores que desencadenen la ira

​Un aspecto muy importante es aprender a reconocer los factores que desencadenan las emociones de rabia e ira. Facilitar que el adolescente reconozca cuál es el motivo de su ira puede ayudarle a enfocarse en este asunto y tomar una perspectiva diferente de la situación, según indican desde el centro Psicológico malagueño.

• Tomarse un tiempo para pensar en las consecuencias

Una vez que el joven ha detectado que ha desencadenado la rabia, es crucial que reflexione acerca de las posibles soluciones ante ese conflicto y sobre las consecuencias de cada una de las posibles acciones.

Por todo esto, una vez el joven ha sido capaz de reconocer sus emociones, los síntomas que desencadenan situaciones con rabia e ira, anticiparse a dichos factores y poder tomarse un tiempo para pensar en las consecuencias, parece inevitable recurrir a técnicas de relajación con las que gestionar estas emociones.

“Las técnicas de relajación permiten que el adolescente se relaje ante estas emociones tan intensas y favorece que la mente recupere el control ante las emociones de ira y rabia. Las técnicas de relajación no solo ayudan a que el adolescente gestione estas emociones, sino que le ayuda a gestionar todo tipo de emociones”, reflexionan desde TutetiContigo.