¿Por qué no hay que obligar a los niños a comer? Alberto Soler lo explica
El psicólogo y escritor razona los motivos por lo que no es una buena idea presionar a los pequeños para que coman sin hambre
Llega el momento de volver a la piscina y tu hijo aún tiene comida en el plato. Así le mandas comer un poco más, lo has hecho siempre, desde que era un niño pequeño y le engañabas con el truco de "esta por mamá" al introducirle una nueva cucharada en la boca, o darle una pieza de fruta.
Es normal, todos los padres y madres lo hacen; sin embargo, no es lo mejor. El psicólogo y escritor Alberto Soler considera que no se debe obligar a los niños a comer. Cada uno tiene que gestionar su apetito para evitar problemas futuros.
Según el creador de contenido, obligar a un niño a comer no es una buena idea ni nivel médico, ni psicológico, ni nutricional. Muchas veces, a la hora de la comida, lo menos importante es alimentarse. Se debe crear un momento en familia para disfrutar, sin distracciones y con un ambiente agradable.
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Esto es imposible que este espacio sea satisfactorio si el niño se siente presionado para comer. Cuando se le obliga a realizar esta actividad, se están dejando de lado sus necesidades y él deja de escuchar a su propio cuerpo.
Cuando un niño se siente obligado a comer, varía la regulación de sus mecanismos de saciedad para regular el apetito a señales externos. Esto puede generar graves problemas en el futuro, pues provoca que el niño sienta que no ha terminado de comer hasta que el plato este vacío o hasta que alguien no se lo indique, dejando de escuchar al cuerpo que le informa que está lleno.
Los niños comen cuando tienen hambre, cuando lo necesitan. Ellos conocen mejor que nadie el momento en el que quieren alimento y se debe respetar su decisión. Al igual que no hay que regañarlo por tener apetito fuera del horario establecido para comer, hay que dejarlo que finalice la ingesta de alimentos cuando quiera.
Es normal pretender que el niño coma más, pues se tiende a pensar que es la manera de que se mantenga sano. Sin embargo, siempre que no lo recomiende un médico cambiar los hábitos, por algún tipo de falta de nutrientes, no es necesario que el pequeño ingiera más alimentos de los que quiere.
Llega el momento de volver a la piscina y tu hijo aún tiene comida en el plato. Así le mandas comer un poco más, lo has hecho siempre, desde que era un niño pequeño y le engañabas con el truco de "esta por mamá" al introducirle una nueva cucharada en la boca, o darle una pieza de fruta.
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