La antidieta de Judith Matz, alabada por Gwyneth Paltrow, para adelgazar

A menudo se relaciona la pérdida de peso con hacer dietas imposibles, como la del pomelo. Sin embargo, la mayoría de los nutricionistas apuestan por otras rutinas que suponen un cambio de hábitos en la alimentación.

Sin embargo, Judith Matz es una autora y terapeuta que trabaja en mejorar la relación con la comida, con el objetivo de evitar poner en riesgo la salud para adelgazar. "La cultura dietética crea una cuestión moral al comer los alimentos correctos que conduce a un odio hacia el cuerpo inducido culturalmente, lo que resulta en vergüenza y estigma sobre el peso. Nos afecta a todos", explica la experta.

En una entrevista para el medio de Gwyneth Paltrow, la terapeuta explicó cómo ayuda a las personas a aumentar la conciencia sobre la alimentación, para mejorar los diálogos internos y comenzar a amar el cuerpo, así se inicia una protección personal, se establecen límites y se crea un cambio en la cultura y en la sociedad.

Con su antiedieta intenta acabar con la vergüenza alimentaria que se produce cuando una persona juzga la alimentación de otras. "Este juicio normalmente surge de sistemas de creencias morales sobre la alimentación y la nutrición. La cultura de la dieta puede disfrazarse de bienestar, cuando existe ese mismo sentido de virtud o moralidad asociado con una forma específica o estricta de comer. Hoy en día, las personas a menudo sienten que están bajo un contol sobre qué y cuánto comer", explica la autora.

Esto genera una culpabilidad en las personas que se sienten mal cuando aumentan el tamaño de su plato o deciden tomar un postre dulce, llegando a poder generar problemas graves de salud mental. Algunos comentarios que tenemos normalizados pueden llegar a ser muy dañinos, y eso sí que es un factor de riesgo para la salud, en muchas ocasiones más grave que tener sobrepeso.

Desde el punto de vista de la terapeuta, lo peor de la cultura dietética es la vergüenza que siente la gente cuando el tamaño de su cuerpo no se ajusta al ideal cultural. Esto les lleva a adoptar rutinas restrictivas para perder peso, aunque las investigaciones indican que más de la mitad de las personas fracasan, generando una mayor frustración. Por ello, la autora considera que es más importante trabajar en amar el cuerpo que en intentar encajar en los estándares de belleza. El cuerpo se merece ser cuidado, estar sano (algo que no tiene que ver con el peso) y no ser causa de vergüenza.