El método japonés Shinrin-yoku urbano: cómo aprovechar al máximo sus beneficios

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, más del 56% de la población mundial vive en ciudades o zonas urbanas, cifra que en 2050 aumentará hasta el 66%. La vida en las grandes ciudades tiene muchas ventajas, pero también supone importantes contras, especialmente en lo que se refiere al bienestar, tanto físico como mental. Y el método japonés Shinrin-yoku es una forma fantástica de paliarlos.

La falta de contacto con la naturaleza es una de las mayores desventajas de vivir en un entorno urbano. El estrés, el ritmo de vida rápido y trepidante, la contaminación a todos los niveles (no solo a nivel del aire que respiramos, sino también la contaminación lumínica y acústica) son algunos de los factores que, según los expertos, afectan negativamente a los habitantes de las zonas urbanas.

El término japonés Shinrin-yoku, lo que en España conocemos como ‘baños de bosque’, es una práctica terapéutica que se empezó a popularizar en el país nipón en los años 80, y que ha demostrado tener múltiples beneficios tanto para el cuerpo como la mente. Tanto, que incluso los médicos en Japón los recomiendan para desconectar del constante ajetreo de la ciudad.

Un baño de bosque es una experiencia sensorial en la que todo cuenta, y en la que, con un entorno natural como escenario (que no tiene por qué ser necesariamente un bosque, puede ser también una playa, campo abierto…), se busca reencontrarse con la naturaleza y apreciarla con cada uno de los sentidos. Cerrar los ojos y respirar el aire puro, escuchar los sonidos de los pájaros, tocar las diferentes texturas de la hierba, el musgo, la piedra o la corteza de un árbol…

No hace falta ser un aventurero para disfrutar de los beneficios que aporta esta práctica. De hecho, cada vez más, se está popularizando la versión urbana del Shinrin-yoku: ante la dificultad de poder desplazarse hasta un bosque, a menudo alejado de las ciudades, para poder realizar esta práctica, existe una forma mucho más accesible de disfrutar de todo lo bueno que aporta, y que está al alcance de cualquiera, aunque viva en una gran ciudad.

Los parques y zonas verdes con las que cuentan las ciudades son el lugar perfecto para practicar el Shinrin-yoku cuando no podemos invertir el dinero (y, especialmente, el tiempo), que requiere desplazarnos hasta un bosque. Sin embargo, y como es lógico, una desconexión total puede resultar complicada en el parque de una gran ciudad, entre niños jugando, gente haciendo deporte, o el ruido de fondo del tráfico.

Por eso te proponemos una manera de practicar el Shinrin-yoku urbano sin que las distracciones de la ciudad estropeen tu experiencia: tan solo tienes que encontrar un lugar agradable, mejor aún si estás en contacto directo con el medio natural, por ejemplo, sentado sobre la hierba y con la espalda apoyada en un árbol; cerrar los ojos y escuchar, con los auriculares, sonidos de la naturaleza. Así podrás disfrutar de todos sus beneficios sin que nada te moleste ni te distraiga, y sin tener que salir de la ciudad.