7 formas en las que agredes a tus hijos y que muchos adultos normalizan, según el neuropsicólogo Álvaro Bilbao
El experto explica cómo muchos adultos no solo agreden a sus hijos, sino que, además, normalizan esas agresiones
Prácticamente cualquier persona rechaza la agresión, más aún si se refiere a los niños. Sin embargo, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao asegura que las agresiones a los niños son más habituales de lo que pudiéramos pensar y que, incluso, se normalizan por parte de muchos adultos. Descubre siete maneras en las que puedes estar agrediendo a tus hijos sin darte cuenta de ello, como explica el experto.
La primera de ellas es una agresión física: un tortazo. Seguro que más de una vez has escuchado aquello de “una bofetada a tiempo…”. Sin embargo, como explica el experto, “torta, cachete o tortazo son todas palabras que describen un golpe que damos con la palma de la mano en la cara”, y que, como remarca Álvaro Bilbao, “pretenden educar a base de infligir daño al niño, y por eso son una forma de agresión”.
La segunda forma de agredir a los niños que, según el neuropsicólogo, muchos adultos normalizan es “una colleja o capón, para que espabiles”. Según expone Álvaro Bilbao, una colleja o un capón “pueden parecer comportamientos sin importancia… pero no lo son. Una colleja (dar un golpe en el cogote) o un capón (golpear con los nudillos en la cabeza) se suelen utilizar para expresar desaprobación o marcar un límite”, explica. Sin embargo, y “aunque no sean tan fuertes como una torta”, Bilbao defiende que siguen siendo una forma de agresión, “porque infligimos daño al niño para conseguirlo”.
La tercera forma de agresión a la que se refiere el neuropsicólogo es la descalificación, con afirmaciones del tipo de “¿tú eres tonto o qué te pasa?”, sobre la que el experto expone: “Insultar, descalificar, faltar al respeto o poner apodos son formas de agresión emocional”, y añade que “cuando un adulto insulta y descalifica a un niño, busca provocar malestar en él para que obedezca”.
Avergonzar a los niños es también una manera de agredirles. Por ejemplo, con frases como “no te enteras de nada”. Álvaro Bilbao explica que “avergonzar o menospreciar es una forma de agresión emocional invisible”, y que aunque el cuerpo del niño no recibe golpes ni muestra marcas, “su autoestima se va debilitando poco a poco. No menosprecies a tus hijos para que te hagan caso”, recomienda.
Los gritos son también una forma de agresión. “Cuando gritas, provocas miedo, haces que el niño se asuste e intimidas con el volumen de tu voz”, explica el experto. “¿Te parecería bien que su maestro le gritara? ¿Que tu jefe te gritara a ti?”, invita a reflexionar. “Si no apruebas el grito o la amenaza como forma de relación válida para otras personas, no lo utilices con tus hijos”, sentencia.
En penúltimo lugar, destaca que excluir o apartar es también una forma de violencia. “Pocas cosas hay tan aterradoras para un niño pequeño como sentirse apartado (física o psicológicamente) de sus padres”, expone. “Dejarlo fuera, decirle que no lo quieres son percibidos por el cerebro como una auténtica agresión”, desvela, antes de aconsejar que expreses tu enfado sin apartarlo de tu lado.
Por último, el neuropsicólogo explica que “psicológicamente, nuestras pertenencias son una extensión de nosotros mismos”, y que dañar sus cosas o amenazar con hacerlo (“voy a tirar tus cromos a la basura”) es otra forma de agredirles. “Por pequeño que sea el niño, por poco valor económico que tengan sus cosas, romperlas, dañarlas o tirarlas a la basura es percibido como una agresión en toda regla”, asevera.
Prácticamente cualquier persona rechaza la agresión, más aún si se refiere a los niños. Sin embargo, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao asegura que las agresiones a los niños son más habituales de lo que pudiéramos pensar y que, incluso, se normalizan por parte de muchos adultos. Descubre siete maneras en las que puedes estar agrediendo a tus hijos sin darte cuenta de ello, como explica el experto.
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