Cortisol: hábitos para mantener a raya la hormona del estrés (y hacer que juegue a tu favor)

A pesar de su connotación negativa, tanto el cortisol como el estrés cumplen funciones esenciales en nuestro día a día, contribuyendo al mantenimiento de un equilibrio vital que activa tanto nuestro cuerpo como nuestra mente. Esta molécula, fundamental para regular los ritmos circadianos, demuestra cómo un elemento aparentemente negativo puede ser crucial para nuestro bienestar.

El cortisol, conocido como la hormona del estrés, se desencadena en situaciones de lucha o huida, una respuesta ancestral que todos experimentamos en mayor o menor medida en nuestro día a día. Su liberación equilibrada es beneficiosa y necesaria para numerosas funciones corporales, desde regular el metabolismo hasta controlar la presión arterial y participar en procesos inflamatorios.

En ese sentido, investigaciones realizadas por la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital McLean han subrayado la importancia del equilibrio de esta hormona en nuestro organismo: "Es la liberación de demasiado o muy poco cortisol lo que ser perjudicial”, aducen los expertos de estas investigaciones en una publicación de la revista ‘Journal of Neuroscienc’.

Sin embargo, en la era moderna, nos enfrentamos a “una saturación de cortisol”, como señala la psiquiatra Marian Rojas Estapé. Diversos factores, como el estrés crónico, los traumas no resueltos y ciertos rasgos de personalidad, contribuyen a esta intoxicación hormonal. Lo notable es que el cortisol no distingue entre estímulos reales e imaginarios, activándose tanto frente a amenazas físicas como a preocupaciones mentales, lo que refleja la estrecha interacción entre la mente y el cuerpo en nuestra respuesta al estrés.

TE PUEDE INTERESAR

El sencillo gesto que puede reducir hasta un 70% el cortisol en niños y adultos

Laura G. Vara

Los efectos adversos de tener niveles elevados de cortisol son amplios y pueden afectar tanto a la salud física como a la mental. Desde trastornos digestivos hasta problemas cardiovasculares y trastornos del sueño, el exceso de cortisol puede tener consecuencias significativas en nuestra calidad de vida. Por eso, para contrarrestar estos efectos y mantener un equilibrio saludable, es fundamental adoptar hábitos que promuevan la gestión adecuada del estrés:

En primer lugar, practicar la relajación. Incorporar momentos de calma y serenidad a lo largo del día mediante técnicas como la respiración profunda, la meditación o simplemente disfrutar de un momento de tranquilidad puede ayudar a reducir los niveles de cortisol y restaurar el equilibrio interior. También es muy beneficioso practicar ejercicio de forma moderada. La actividad física regular, como caminar, practicar yoga u otras disciplinas similares, no solo libera el estrés acumulado en el cuerpo, sino que también promueve la concentración y la atención plena, ayudando a mantener a raya los niveles de cortisol.

Otro de los factores clave para mantener el cortisol de forma equilibrada es fomentar relaciones significativas. Mantener conexiones cercanas con amigos y familiares y recibir apoyo emocional en momentos difíciles puede ayudar a reducir el estrés crónico, ya que las relaciones saludables promueven la liberación de oxitocina, una hormona que contrarresta los efectos del cortisol.

Priorizar el sueño también es otro factor muy beneficioso. Dormir las horas adecuadas es crucial para regular los niveles de cortisol y mantener ritmos circadianos saludables. Establecer una rutina de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso puede contribuir significativamente a este equilibrio. En último lugar, es clave mantener una alimentación saludable. Optar por una dieta equilibrada y nutritiva, rica en alimentos naturales y evitar el consumo excesivo de alimentos procesados y ricos en grasas y azúcares, puede ayudar a mantener niveles de cortisol estables.