"Mi hijo tiene ansiedad": cuándo es normal en adolescentes y en qué casos se debe consultar con especialistas
La adolescencia es una etapa llena de cambios físicos y emocionales en la que es normal llegar a sentir ansiedad pero, en algunos casos, es conveniente intervenir y tratarla
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Durante la etapa de la adolescencia, es normal que los jóvenes experimenten ciertos niveles de ansiedad, sobre todo debido a las presiones académicas, sociales y personales, sin embargo es crucial diferenciar entre una ansiedad normal y razonable y una que podría requerir la atención y el tratamiento por parte de un especialista.
Casi siempre solemos asociar la palabra 'ansiedad' a algo negativo, pero cabe recordar que, en su nivel más básico, la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones estresantes, de amenaza o desconocidas. Los problemas con la ansiedad suelen comenzar cuando esta se dispara en situaciones normales que no representan un peligro para nuestra integridad física.
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En los adolescentes, por ejemplo, puede surgir ante situaciones extraordinarias como exámenes, conflictos con amigos o cambios en el entorno familiar. En la mayoría de los casos, la ansiedad es parte del proceso de adaptación y crecimiento del adolescente.
Además, la ansiedad nos ayuda a concentrarnos, a extremar nuestra atención y a estar atentos a los cambios de nuestro entorno, por eso es habitual y normal que un adolescente pueda experimentar signos de nerviosismo ante un exámen o una presentación. Estas situaciones suelen ser puntuales y no interfieren de forma significativa en su vida diaria. El problema comienza cuando la ansiedad, y su sintomatología, comienzan a estar patente en la vida diaria del adolescente sin que exista ninguna razón de peso aparente.
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Señales de alerta
Cuando la ansiedad comienza a afectar la vida cotidiana del adolescente es el momento de prestar atención. Algunos signos para darnos cuenta de esto incluyen el aislamiento social, la evitación de las interacciones sociales o de actividades que antes solía disfrutar, una caída notable en el rendimiento escolar, insomnio, o cambios drásticos en los hábitos alimenticios.
La irritabilidad y los cambios de humor extremos junto con dolores de estómago, o tensión muscular son otras de las señales que debemos tener en cuenta. Si esta sintomatología persiste y afecta a la calidad de vida del adolescente, debemos considerar la consulta con un profesional de la salud mental para atajar el problema del cual deriva la ansiedad y que no vaya a más. Los psicólogos y psiquiatras especializados en adolescentes pueden proporcionar el apoyo y las herramientas necesarias para gestionar la ansiedad de manera efectiva.
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La importancia del apoyo especializado
El acompañamiento de un especialista no solo ayuda a tratar la ansiedad, sino que también ofrece estrategias y herramientas importantes para que el adolescente y su familia comprendan mejor esta condición y aprendan a manejarla. Las terapias cognitivo-conductuales, por ejemplo, son altamente efectivas para identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos.
Fomentar la comunicación abierta en casa, crear un espacio seguro para tratar con naturalidad el problema y validar las emociones del adolescente, son herramientas con las que podemos contribuir para mejorar el problema y acompañar a nuestro hijo en esta etapa de la vida.
Durante la etapa de la adolescencia, es normal que los jóvenes experimenten ciertos niveles de ansiedad, sobre todo debido a las presiones académicas, sociales y personales, sin embargo es crucial diferenciar entre una ansiedad normal y razonable y una que podría requerir la atención y el tratamiento por parte de un especialista.