Cómo reconocer si un niño se está ahogando en el agua: claves para un verano seguro
Es la segunda causa de muerte por accidente en España y la clave para evitarlo es la vigilancia constante
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0b6%2Fe33%2F91b%2F0b6e3391b49ed6461acc9be81cbf4743.jpg)
El ahogamiento es una de las 10 causas de muerte en niños y jóvenes en casi todos los países. Pero además, en España suponen la segunda causa de muerte por accidente hasta los 19 años, después de los accidentes de tráfico, según el Instituto Nacional de Estadística.
En el caso de los menores de 5 años, el grupo más vulnerable, se producen especialmente en las piscinas particulares o de comunidades privadas, ya que en el mar se suele mantener más la vigilancia sobre el niño, y en las piscinas municipales hay socorristas, aunque no hay que fiarles toda la vigilancia a ellos. Las del ámbito privado, en cambio, suelen ser un sitio familiar en el que los progenitores se confían y relajan la mirada sobre sus hijos. Es entonces donde se producen estos accidentes.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F824%2F33a%2F9fb%2F82433a9fbf034e2a2ccf220f1515cf15.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F824%2F33a%2F9fb%2F82433a9fbf034e2a2ccf220f1515cf15.jpg)
Los flotadores y manguitos causan una falsa sensación de seguridad. Aunque un niño los lleve, puede seguir ahogándose. Muchas veces los niños pequeños que se caen del flotador o se les vuelca no saben dónde está la superficie ni cómo darse la vuelta, lo que puede acabar en ahogamiento. Y un niño tarda en ahogarse 27 segundos, el equivalente a mirar una conversación en WhatsApp. La vigilancia sobre el niño tiene que ser constante, aunque no esté en el agua. Especialmente en las piscinas que no tienen una valla alrededor, que se ha demostrado que reducen las muertes por ahogamiento hasta un 95%.
Los niños más mayores suelen ahogarse en pantanos, lagos, en el mar, en el río o en canales, donde suelen realizar actividades deportivas y juegos relacionados con el agua con una mayor independencia que puede ser peligrosa. En el caso de los adolescentes, el 25% de las muertes por esta causa se producen bajo los efectos del alcohol u otras drogas.
Las horas más peligrosas
Aunque las clases de natación y la adaptación al agua son claves a la hora de reducir el riesgo, nunca hay que reducir la vigilancia sobre los niños. Una de las horas más peligrosas es la sobremesa, en un entorno relajado en el que los niños se han ido a sofocar el calor a la piscina y el grupo de adultos piensa que otro de ellos estará pendiente de los infantes. De todas formas, los expertos recomiendan comenzar con la adaptación al agua antes de que el bebé cumpla un año.
Debe hacerlo en un entorno tranquilo y que le inspire seguridad y nunca miedo para que pueda aprender a manejarse en el agua y darse la vuelta, y si es con la familia mucho mejor. Sin embargo, no hay que bajar la guardia. La Asociación Española de Pediatría recuerda que tan solo dos centímetros de agua son suficientes para que un bebé se ahogue.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F9c7%2F402%2F773%2F9c740277390a365010d632135986bf88.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F9c7%2F402%2F773%2F9c740277390a365010d632135986bf88.jpg)
Las clases de natación pura y dura deben comenzar entre el primer y el cuarto año de vida. Aunque el niño sepa nadar, si se está ahogando no va a reaccionar como se ve en las películas, haciendo aspavientos con los brazos y chapoteos de manera muy llamativa.
La mayoría de los ahogos son discretos y silenciosos, por eso es extremadamente importante la vigilancia. Cuando ya se ha producido el ahogamiento, cada segundo cuenta. Según determinan las autoridades médicas, hay que sacar del agua y asegurar a la persona. El segundo paso siempre es alertar a los servicios de emergencia antes de atenderle, y el último auxiliarla con las técnicas de reanimación cardiopulmonar.
El ahogamiento es una de las 10 causas de muerte en niños y jóvenes en casi todos los países. Pero además, en España suponen la segunda causa de muerte por accidente hasta los 19 años, después de los accidentes de tráfico, según el Instituto Nacional de Estadística.