Qué es la interdependencia y por qué puede ser la clave para tener una relación duradera
Este término medio entre la independencia total y la codependencia es ideal para mantener una pareja durante mucho tiempo
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Una relación sana no es algo fácil de conseguir. Es un compromiso que requiere mucho esfuerzo por parte de las dos personas implicadas. Aunque los miembros no se consideren a sí mismos personas tóxicas, hay momentos que pueden poner a prueba a la pareja y que se tambaleen sus cimientos.
Una de las cosas que pueden hacer descarrilar una relación es el equilibrio en la dependencia el uno del otro. La palabra dependencia, en este caso, ya conlleva algo negativo porque puede implicar un aislamiento de la familia y amigos y de la pérdida de libertad al elegir. Si la otra persona es la mayor prioridad en vez de uno mismo, puede peligrar el crecimiento personal.
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Sin embargo, como cualquier relación en la que haya amor, existe algo de dependencia. Lo importante es aceptarlo, ya que no tiene por qué ser totalmente negativo. Hay un término que describe un objetivo muy claro al que dirigirse como pareja: la interdependencia. Este concepto implica que haya un vínculo entre las dos personas y que se tengan apoyo y confianza, pero el centro de gravedad de la vida de cada uno no cambia, simplemente colaboran entre ellos.
Este tipo de relación permite compartir inseguridades, debilidades y las responsabilidades dentro de la relación para trabajarlas y minimizarlas. Es importante para que funcione. Pero para eso es básico tener una buena comunicación.
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Una forma de saber si en tu pareja existe esta relación de interdependencia es hacerse las siguientes preguntas: si os apoyáis mutuamente, si tomáis las decisiones relevantes juntos, si existe una intimidad emocional y si establecéis límites. Este debe ser el lugar hacia donde remar. Los extremos nunca son buenos, ni la codependencia ni la independencia total, que puede convertirse en soledad por el miedo a confiar en el otro.
La codependencia es todo lo contrario. Consiste en estar tan pendiente de la otra persona que se pierde el rumbo de los objetivos personales y de la propia personalidad e identidad. Este tipo de relaciones se vuelven tóxicas por no poder establecer unos límites y unos espacios separados, tanto de tiempo como de sitios y ambientes. En ciertos extremos de codependencia puede llegar a haber manipulaciones, celos o control, especialmente si uno de los integrantes tiene sometido al otro.
Una relación sana no es algo fácil de conseguir. Es un compromiso que requiere mucho esfuerzo por parte de las dos personas implicadas. Aunque los miembros no se consideren a sí mismos personas tóxicas, hay momentos que pueden poner a prueba a la pareja y que se tambaleen sus cimientos.