Estos con los cambios que sufre nuestro cuerpo con la llegada del otoño
La nueva estación provoca unos cambios de temperatura y de luz que pueden afectar a nuestro organismo
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fbb3%2F092%2F714%2Fbb3092714a737a8bff758c2229bf6277.jpg)
El otoño no solo transforma el paisaje, también provoca cambios en nuestro cuerpo que podemos notar más de lo que pensamos. Mientras las hojas caen, nuestro organismo se adapta de manera sutil, pero significativa, a las nuevas condiciones ambientales.
Uno de los primeros efectos que podemos experimentar con la llegada de esta estación es una variación en nuestros niveles de energía. La reducción de horas de luz afecta la producción de serotonina, el neurotransmisor que regula nuestro estado de ánimo. Por tanto, podemos llegar a sentirnos más cansados o a experimentar una leve sensación de decaimiento. Esta disminución en la luz solar también influye en la melatonina, la hormona que regula el sueño, lo que puede hacer que nos sintamos más somnolientos de lo habitual y que las noches sean más largas y profundas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F2e9%2Fbd7%2F4a4%2F2e9bd74a4e9854f90c59e559ae86b371.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F2e9%2Fbd7%2F4a4%2F2e9bd74a4e9854f90c59e559ae86b371.jpg)
El cambio de temperatura es otro factor clave. A medida que los días se enfrían, nuestro cuerpo necesita generar más calor para mantener la temperatura interna. Este ajuste puede hacer que quememos más calorías, pero también que nos sintamos más propensos a comer alimentos más calóricos, especialmente aquellos que nos reconfortan en las tardes más frías. Así que, no es raro sentir más hambre o deseos de consumir comidas más pesadas durante esta época del año.
La piel también sufre las consecuencias de la llegada del otoño. Con el descenso de las temperaturas y la menor humedad en el ambiente, es común que notemos una piel más seca y sensible. Si antes del verano nos preocupábamos por la protección solar, en otoño es fundamental enfocarnos en la hidratación. Por ello, es indispensable usar productos más ricos y nutritivos para evitar la sequedad o irritaciones.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F59b%2F31a%2F393%2F59b31a393427f8b9f35d1240a56cd676.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F59b%2F31a%2F393%2F59b31a393427f8b9f35d1240a56cd676.jpg)
Por si fuera poco, el sistema inmunológico también se enfrenta a un desafío en esta temporada. Los cambios bruscos de temperatura, combinados con una mayor exposición a virus estacionales, hacen que nuestro cuerpo esté más expuesto a resfriados. Mantener una dieta equilibrada rica en vitaminas, especialmente vitamina C, y dormir bien son claves para fortalecer las defensas.
Sin embargo, no todo son retos con la llegada del otoño. Esta estación también trae consigo una atmósfera perfecta para retomar actividades que nos ayuden a cuidar nuestra salud física y mental. Paseos al aire libre bajo los tonos rojizos de las hojas, prácticas como el yoga o el pilates en casa, e incluso realizar rutinas de autocuidado son excelentes formas de aprovechar esta transición estacional.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F755%2F2fb%2Fc95%2F7552fbc95a195afad217c4a65e8304cd.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F755%2F2fb%2Fc95%2F7552fbc95a195afad217c4a65e8304cd.jpg)
El otoño puede ser una oportunidad para reconectar con uno mismo y con las necesidades de nuestro cuerpo, adaptándonos a él de forma natural y haciendo los pequeños ajustes necesarios para sentirnos bien por dentro y por fuera.
El otoño no solo transforma el paisaje, también provoca cambios en nuestro cuerpo que podemos notar más de lo que pensamos. Mientras las hojas caen, nuestro organismo se adapta de manera sutil, pero significativa, a las nuevas condiciones ambientales.