El permiso incondicional: el truco definitivo para mejorar tu relación con la comida y abandonar los atracones
Quitar las restricciones en la alimentación es la clave para que un elemento tan importante en la vida no cause quebraderos de cabeza
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Imagina que, de repente, te das permiso para comer lo que quieras. Así, sin restricciones. Seguro que tu primer pensamiento es: "Si hago eso, voy a comer hasta el infinito". ¿Te resuena? Esta es una idea que la nutricionista Sofía Giaquinta desmantela inmediatamente: "¿En qué alimento estás pensando? Precisamente en el que más te restringes", comenta, señalando cómo la cultura de la dieta ha logrado que demonices ciertos alimentos.
La clave detrás de esta dinámica es que cuanto más nos prohibimos un alimento, más poder le damos sobre nosotros. Es una regla de oro: lo prohibido se vuelve irresistible. Y esto no ocurre con el brócoli, por ejemplo, porque nadie nos ha dicho nunca que dejemos de comer brócoli. El truco está en dejar de categorizar los alimentos como "buenos" o "malos" y comenzar a tratarlos como lo que son: comida.
El permiso incondicional con respecto a la alimentación es un concepto que cuesta asimilar, y más aún poner en práctica. Pero Giaquinta asegura que es la clave para mejorar nuestra relación con la comida a largo plazo. Nos explica que ese miedo irracional a "perder el control" o "engordar" es lo que nos frena. Pero cuando dejamos de ver la comida como un enemigo, el cambio es profundo.
“Date cuenta de que ese alimento que te estás restringiendo es el primero que te ha venido a la mente porque le estás dando más importancia de la que realmente tiene”, señala Giaquinta. La clave está en eliminar la connotación moral de los alimentos, dejar de sentirnos culpables por comer lo que nos gusta.
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La cultura de la dieta ha hecho un trabajo muy efectivo. Nos ha inculcado la idea de que ciertos alimentos son malos, y que debemos restringirnos para "ser buenos". Pero el enfoque propuesto por la nutricionista se alinea con la filosofía de ‘Health at Every Size (HAES)’, que sostiene que no existen alimentos intrínsecamente buenos o malos. Todos los alimentos tienen un lugar en una alimentación equilibrada, y la clave está en escuchar a nuestro cuerpo.
Giaquinta asegura que no solo es posible, sino necesario para tener una relación saludable con la comida. “Puedes disfrutar de todos los alimentos sin sentir culpa. Todo es cuestión de equilibrio y escuchar a nuestro cuerpo”. Pero, ¿cómo se logra este cambio de mentalidad? Aquí algunos consejos que pueden ayudarte a comenzar el camino hacia una relación más sana con la comida:
- Escucha a tu cuerpo: Come cuando tengas hambre. Parece simple, pero muchos de nosotros hemos perdido esa conexión con nuestras señales de hambre y saciedad. Volver a sintonizarnos con ellas es esencial.
- Disfruta sin culpa: Deja de etiquetar ciertos alimentos como “prohibidos” o “permitidos”. Si te gusta el chocolate, cómelo, disfrútalo, pero sin culpa. Forma parte de una alimentación variada y equilibrada.
- Encuentra el equilibrio: No se trata de comer de todo todo el tiempo, sino de darle un lugar a cada alimento. Sí, puedes disfrutar de un helado hoy, y mañana disfrutarás de una ensalada. Ambos tienen su momento.
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El permiso incondicional no es sinónimo de comer sin control. Al contrario, es dejar de lado esa mentalidad de restricción que lleva a atracones y a la sensación de fracaso. Cuando te permites comer lo que quieres, escuchando a tu cuerpo, aprendes a disfrutar de los alimentos en su justa medida.
“Vamos a cambiar la conversación sobre la comida y el cuerpo”, invita Giaquinta. El objetivo es reconectar con nuestra sabiduría corporal, confiar en que nuestro cuerpo sabe lo que necesita y dejar de lado las reglas estrictas que nos han impuesto.
Imagina que, de repente, te das permiso para comer lo que quieras. Así, sin restricciones. Seguro que tu primer pensamiento es: "Si hago eso, voy a comer hasta el infinito". ¿Te resuena? Esta es una idea que la nutricionista Sofía Giaquinta desmantela inmediatamente: "¿En qué alimento estás pensando? Precisamente en el que más te restringes", comenta, señalando cómo la cultura de la dieta ha logrado que demonices ciertos alimentos.