Estos son los gestos y el lenguaje verbal de un mentiroso, según un psicólogo
Si te han pillado en una mentira o crees que alguien no te está diciendo toda la verdad, conocer el lenguaje verbal y no verbal que delata a un mentiroso puede interesarte
Como dice el refrán, "antes se coge al mentiroso que al cojo". Este proverbio nos recuerda que las personas que mienten suelen caer en inexactitudes y contradicciones que finalmente las delatan. Gracias a los avances en psicología, se ha podido comprender mejor cómo las palabras y los gestos pueden revelar a un mentiroso, ayudando a los expertos a identificar patrones específicos en su comportamiento.
Mentir es un comportamiento que las personas utilizan por diversas razones: para evitar conflictos, protegerse de problemas o incluso para causar daño. Ya sea como un mecanismo de defensa o con intenciones maliciosas, los expertos han identificado señales verbales y gestuales que revelan cuándo alguien no está siendo sincero, señales que ni los mentirosos más expertos pueden disimular
Cómo detectar si una persona miente
Richard Wiseman, profesor de comprensión pública de la piscología en la Universidad de Hertfordshire, señala que las claves para detectar una mentira se encuentran en los cambios de comportamiento. Estos incluyen contradicciones en las historias, respuestas evasivas y una tendencia a incluir detalles innecesarios.
Las contradicciones en lo que una persona cuenta suelen revelar que el relato es fabricado. Si cambia los detalles cada vez que explica un suceso, es probable que no esté siendo completamente honesto. Los mentirosos tienden a tener problemas para mantener la coherencia, especialmente si no han ensayado su versión previamente.
Las respuestas evasivas o desviaciones del tema son otro indicio. Un mentiroso podría evitar preguntas directas o desviar la conversación hacia otro tema para no quedar atrapado en una mentira evidente. Esta táctica puede servir para ganar tiempo, mientras la persona piensa en una respuesta creíble.
Los detalles innecesarios también pueden ser una bandera roja. Alguien que miente podría intentar reforzar su historia con información superflua para parecer más convincente. Esto a menudo tiene el efecto contrario, porque el exceso de detalles no necesarios puede hacer que el relato se vuelva inconsistente.
Cuando alguien inventa una historia en tiempo real, suele hacer pausas y vacilaciones en el habla mientras busca una respuesta convincente. Estos momentos de silencio pueden indicar que la persona está luchando por mantener la coherencia en su relato.
Por otro lado, el tono de voz puede ofrecer pistas importantes. Los mentirosos tienden a subir o bajar la voz de manera inesperada, y su velocidad al hablar también puede variar. Un cambio brusco en cualquiera de estos aspectos indica nerviosismo mientras tratan de ocultar la verdad.
¿Y que hay de los gestos? Richard Wiseman realizó un experiemento en el que se probó la capacidad del público para detectar mentiras a través del lenguaje verbal, excluyendo las señales visuales. Los resultados mostraron que la gente era más hábil para identificar la falta de sinceridad basándose en las señales verbales, lo que es contrario a la creencia popular de que los gestos o las miradas nos delatan.
Esto desmiente el mito común de que las personas que mienten evitan el contacto visual o miran hacia arriba y a la derecha. Esto no necesariamente indica que alguien está mintiendo. Lo que sí debemos tener en cuenta es la desviación en el comportamiento normal. Si una persona normalmente tiene contacto visual y lo evita durante un relato, podría estar intentando ocultar algo.
¿Es ético mentir?
La mentira suele tener una connotación negativa y se asocia a una pérdida de confianza. Sobre ello el psicólogo británico sugiere una visión equilibrada. Según él, mentir en ciertos contextos puede fortalecer lazos sociales, como cuando se finge entusiasmo por un regalo no deseado para no herir los sentimientos de quien lo da.
De esta forma la mentira no se puede entender solamente desde un punto de vista único, sino que varía según las circunstancias, y entender esto es esencial incluso en la educación de los más jóvenes.
Como dice el refrán, "antes se coge al mentiroso que al cojo". Este proverbio nos recuerda que las personas que mienten suelen caer en inexactitudes y contradicciones que finalmente las delatan. Gracias a los avances en psicología, se ha podido comprender mejor cómo las palabras y los gestos pueden revelar a un mentiroso, ayudando a los expertos a identificar patrones específicos en su comportamiento.