El consejo para después de cenar que hará que tus hijos duerman mejor, según Álvaro Bilbao

La tecnología se ha convertido en una parte fundamental de nuestras vidas, tanto para los adultos como para los más pequeños. Los dispositivos electrónicos, como móviles y tabletas, nos acompañan a lo largo del día, y en muchos hogares también están presentes en la rutina nocturna de los niños. Sin embargo, este hábito tan común está preocupando a los expertos, ya que tiene un impacto directo en la salud, especialmente en el descanso. Según Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y experto en desarrollo infantil, uno de los principales factores que está afectando el sueño de los niños es, precisamente, el uso de pantallas antes de dormir.

Bilbao nos explica que cada vez es más frecuente que los niños, desde los seis años hasta la adolescencia, utilicen dispositivos electrónicos justo antes de irse a la cama. Ya sea para ver cuentos en formato digital, jugar videojuegos o sumergirse en redes sociales, el resultado es el mismo: una mente sobreestimulada y un sueño interrumpido. El problema, según explica el experto, no solo radica en la actividad que realizan, sino en la luz que emiten estos dispositivos, que afecta la producción de melatonina, "una hormona esencial para dar el paso de estar despierto a estar dormido", explica.

El problema más preocupante de usar dispositivos antes de dormir es la luz azul que emiten las pantallas de móviles, tabletas y ordenadores. Esta luz inhibe la producción de melatonina, la hormona que nos prepara para descansar. Cuando los niños pasan tiempo frente a una pantalla antes de acostarse, su cerebro tarda más en producir esta hormona, retrasando el momento en que realmente comienzan a sentirse con sueño. Como consecuencia, no solo duermen menos, sino que la calidad de su sueño se ve afectada.

Además, este hábito puede crear un círculo vicioso. Si los niños se acostumbran a dormirse con una pantalla encendida, les resultará mucho más difícil conciliar el sueño sin ella. Con el tiempo, esto puede derivar en problemas de insomnio que afecten su rendimiento académico, su estado de ánimo y su salud en general. La falta de sueño reparador no solo los hace estar más cansados, sino que también puede aumentar los niveles de ansiedad y estrés en su vida diaria.

Para evitar que los dispositivos interfieran en el descanso de los más pequeños, Álvaro Bilbao sugiere establecer una rutina nocturna libre de pantallas. "Después de la cena, nada de dispositivos", aconseja el experto. Debemos sustituirlos por algunos hábitos más saludables, como leerles un cuento o charlar con ellos. De esta manera, reforzamos el vínculo familiar y mejoramos su descanso.