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Los cinco trucos que no conocías para frenar la ansiedad al comer
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Los cinco trucos que no conocías para frenar la ansiedad al comer

La ansiedad es un problema que viene de las emociones pero puede manifestarse en los hábitos diarios

Foto: La ansiedad puede provocar que se coma más de lo deseado. (Pexels/ Darina Belonogova)
La ansiedad puede provocar que se coma más de lo deseado. (Pexels/ Darina Belonogova)

La ansiedad al comer es un problema que afecta a muchas personas, especialmente en momentos de estrés o cuando enfrentamos situaciones de incertidumbre. Esa necesidad de abrir la nevera y picotear sin control puede convertirse en un hábito poco saludable que, a largo plazo, afecta tanto al bienestar físico como emocional. Afortunadamente, existen algunos trucos que ayudan a reducir la ansiedad y evitar que caigamos en la tentación de comer en exceso.

Una de las principales razones por las que solemos comer cuando no tenemos hambre es la deshidratación. El cuerpo a veces confunde la sed con el hambre, lo que lleva a un consumo innecesario de alimentos. Mantenerse hidratado a lo largo del día es fundamental para controlar los impulsos de comer. Cada vez que sientas la necesidad de picar algo, intenta beber un vaso de agua y espera unos minutos. En muchas ocasiones, esa sensación de hambre desaparecerá.

placeholder Parar y conectar con el cuerpo es una de las estrategias para no comer de forma ansiosa. (Pexels/ Alex Green)
Parar y conectar con el cuerpo es una de las estrategias para no comer de forma ansiosa. (Pexels/ Alex Green)

La respiración consciente es una herramienta muy útil para calmar la mente y el cuerpo. Cuando sientas que la ansiedad por comer empieza a apoderarse de ti, dedica unos minutos a realizar ejercicios de respiración profunda. Inhala durante cuatro segundos, mantén el aire durante otros cuatro y exhala lentamente durante ocho segundos. Esta técnica ayuda a relajar el sistema nervioso y a reducir la sensación de urgencia por comer. La relajación permite conectar con las emociones y analizarlas para saber de dónde vienen y tomar decisiones más conscientes.

Tener un plan de comidas bien estructurado puede marcar la diferencia. Preparar menús saludables y equilibrados evita que recurramos a alimentos ultraprocesados o poco nutritivos cuando la ansiedad ataca. Además, saber qué y cuándo vamos a comer nos ayuda a tener mayor control sobre nuestra alimentación, evitando las improvisaciones que suelen llevarnos a ingerir más de lo necesario.

placeholder La ansiedad hace que no pensemos en lo que estamos comiendo. (Pexels/ Criativthy)
La ansiedad hace que no pensemos en lo que estamos comiendo. (Pexels/ Criativthy)

Comer frente al televisor, con el móvil o el ordenador cerca, puede llevarnos a ingerir más cantidad de alimentos sin darnos cuenta. Es fundamental dedicar tiempo a las comidas y centrar la atención en lo que estamos haciendo. Sentarse a la mesa, saborear cada bocado y masticar lentamente no solo mejora la digestión, sino que también nos hace conscientes de la cantidad de comida que ingerimos, ayudando a frenar la ansiedad.

No se trata de evitar los snacks, sino de elegir opciones que sean realmente nutritivas y saciantes. Frutos secos, frutas frescas, yogures naturales o verduras cortadas en bastones son excelentes alternativas para picar entre horas. Estos alimentos, además de aportar nutrientes esenciales, ayudan a controlar el apetito y a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.

La ansiedad al comer es un problema que afecta a muchas personas, especialmente en momentos de estrés o cuando enfrentamos situaciones de incertidumbre. Esa necesidad de abrir la nevera y picotear sin control puede convertirse en un hábito poco saludable que, a largo plazo, afecta tanto al bienestar físico como emocional. Afortunadamente, existen algunos trucos que ayudan a reducir la ansiedad y evitar que caigamos en la tentación de comer en exceso.

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