Los cinco trucos que no conocías para frenar la ansiedad al comer
La ansiedad es un problema que viene de las emociones pero puede manifestarse en los hábitos diarios
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0b8%2F5fa%2F449%2F0b85fa449ff651646e8c972fdcc08a15.jpg)
La ansiedad al comer es un problema que afecta a muchas personas, especialmente en momentos de estrés o cuando enfrentamos situaciones de incertidumbre. Esa necesidad de abrir la nevera y picotear sin control puede convertirse en un hábito poco saludable que, a largo plazo, afecta tanto al bienestar físico como emocional. Afortunadamente, existen algunos trucos que ayudan a reducir la ansiedad y evitar que caigamos en la tentación de comer en exceso.
Una de las principales razones por las que solemos comer cuando no tenemos hambre es la deshidratación. El cuerpo a veces confunde la sed con el hambre, lo que lleva a un consumo innecesario de alimentos. Mantenerse hidratado a lo largo del día es fundamental para controlar los impulsos de comer. Cada vez que sientas la necesidad de picar algo, intenta beber un vaso de agua y espera unos minutos. En muchas ocasiones, esa sensación de hambre desaparecerá.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F425%2Fba5%2Fe4b%2F425ba5e4b6a7bd76856ed3a463b7f867.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F425%2Fba5%2Fe4b%2F425ba5e4b6a7bd76856ed3a463b7f867.jpg)
La respiración consciente es una herramienta muy útil para calmar la mente y el cuerpo. Cuando sientas que la ansiedad por comer empieza a apoderarse de ti, dedica unos minutos a realizar ejercicios de respiración profunda. Inhala durante cuatro segundos, mantén el aire durante otros cuatro y exhala lentamente durante ocho segundos. Esta técnica ayuda a relajar el sistema nervioso y a reducir la sensación de urgencia por comer. La relajación permite conectar con las emociones y analizarlas para saber de dónde vienen y tomar decisiones más conscientes.
Tener un plan de comidas bien estructurado puede marcar la diferencia. Preparar menús saludables y equilibrados evita que recurramos a alimentos ultraprocesados o poco nutritivos cuando la ansiedad ataca. Además, saber qué y cuándo vamos a comer nos ayuda a tener mayor control sobre nuestra alimentación, evitando las improvisaciones que suelen llevarnos a ingerir más de lo necesario.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1a0%2F982%2Fcf5%2F1a0982cf588ba9f625291a21b70f7556.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1a0%2F982%2Fcf5%2F1a0982cf588ba9f625291a21b70f7556.jpg)
Comer frente al televisor, con el móvil o el ordenador cerca, puede llevarnos a ingerir más cantidad de alimentos sin darnos cuenta. Es fundamental dedicar tiempo a las comidas y centrar la atención en lo que estamos haciendo. Sentarse a la mesa, saborear cada bocado y masticar lentamente no solo mejora la digestión, sino que también nos hace conscientes de la cantidad de comida que ingerimos, ayudando a frenar la ansiedad.
No se trata de evitar los snacks, sino de elegir opciones que sean realmente nutritivas y saciantes. Frutos secos, frutas frescas, yogures naturales o verduras cortadas en bastones son excelentes alternativas para picar entre horas. Estos alimentos, además de aportar nutrientes esenciales, ayudan a controlar el apetito y a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
La ansiedad al comer es un problema que afecta a muchas personas, especialmente en momentos de estrés o cuando enfrentamos situaciones de incertidumbre. Esa necesidad de abrir la nevera y picotear sin control puede convertirse en un hábito poco saludable que, a largo plazo, afecta tanto al bienestar físico como emocional. Afortunadamente, existen algunos trucos que ayudan a reducir la ansiedad y evitar que caigamos en la tentación de comer en exceso.