Las personas más felices tienen un hábito en común: es fácil, lo puedes hacer a diario y lo aprueban los expertos

Dedicar un poco de tiempo en nuestro día a día a organizar, ordenar y limpiar nuestro hogar puede resultar muy favorable para nuestro bienestar general. Un espacio personal en orden no solo nos aporta una valiosa sensación de control, sino que nos ayuda a mejorar la concentración y reducir los niveles de estrés y de ansiedad, aportándonos satisfacción e influyendo positivamente en nuestro bienestar emocional.

Según los expertos, la relación entre un espacio ordenado y la mejora del estado de ánimo ha sido respaldada por diversos estudios, y es que ha quedado demostrado que quienes practican este buen hábito diariamente, se sienten más felices y menos estresados por las tareas de limpieza del hogar. Introducir este pequeño cambio en nuestra rutina diaria puede tener un gran impacto en la productividad y la creatividad.

Mantener un entorno limpio reduce la producción de cortisol, la hormona del estrés, y es que las personas que describen sus hogares como sitios desorganizados tienden a tener unos niveles más altos de este hormona y una mayor sensación de estrés y fatiga mental. Por el contrario aquellos que tienen hogares ordenados se sienten menos estresados y más satisfechos con su vida general.

El estudio, realizado por la Universidad de Connecticut, encontró que durante periodos altos de estrés, las personas recurren a comportamientos repetitivos como la limpieza para recuperar la sensación de orden y control en su vida, por lo tanto, se demuestra que el hábito de ordenar la casa ayuda también a ordenar la mente, y a recuperar el control a la par que se mejora el entorno.

Impacto en la Productividad

Este hábito también fomenta la mentalidad del autocuidado, ya que al invertir tiempo en cuidar nuestro entorno, también estamos cuidando de nosotros mismos, algo esencial para mantener un equilibrio emocional y mental saludable.

Estas tareas son tan básicas como hacer la cama cada mañana, organizar el escritorio o limpiar una habitación específica cada día. Son pequeñas tareas que no nos suponen demasiado tiempo realizarlas por separado pero que, si las dejamos todas para un mismo día, hacen de la limpieza una labor ardua y pesada. Por eso los expertos recomiendan abordar las tareas domésticas de forma más pausada que dedicar toda una mañana a realizar una limpieza en profundidad de la casa.