Cómo solucionar la apnea obstructiva del sueño, según la ciencia

Entre cinco y siete millones de personas en España sufren apnea del sueño (SAOS). Según investigaciones publicadas en las revistas 'New England Journal of Medicine' y 'Neumología y Cirugía de Tórax', la apnea genera dificultades en la respiración durante el sueño, ocasionando interrupciones que pueden llegar a afectar tanto la calidad de vida como la salud cardiovascular. Este problema se caracteriza por episodios en los que la respiración se detiene parcial o completamente y suele afectar a personas con sobrepeso, en particular con un índice de masa corporal elevado y una gran circunferencia de cuello.

Los síntomas comunes de la apnea obstructiva incluyen ronquidos intensos, despertares frecuentes y una sensación constante de fatiga durante el día. Uno de los tratamientos más eficaces y extendidos es el uso del dispositivo de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés), una máquina diseñada para hacer que las vías respiratorias se queden abiertas y reducir así los episodios de apnea. Estudios recientes indican que el uso del CPAP disminuye la somnolencia diurna, mejora la calidad de vida y reduce el riesgo de accidentes de tráfico en personas con apnea obstructiva.

Sin embargo, la utilización del CPAP a largo plazo puede ser un reto para algunos pacientes, ya que suele ser bastante incómodo. Es por ello, que existe otra opción: el dispositivo de avance mandibular, un aparato que se introduce en la boca y que ayuda a mantener abierta la vía aérea mediante el desplazamiento de la mandíbula.

Para los pacientes que padecen apnea de forma grave o que no han respondido a otras terapias, la cirugía es una alternativa. Procedimientos como la uvulopalatofaringoplastia o el avance maxilomandibular se enfocan en eliminar obstáculos anatómicos en las vías respiratorias. Sin embargo, estos tratamientos solo se contemplan como última opción, debido a sus posibles efectos secundarios y la variabilidad en sus resultados.

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Alexandra Benito

Para determinar la gravedad de la apnea, los especialistas recomiendan a los pacientes que se realicen una prueba conocida como polisomnografía. Este estudio analiza los cambios que se producen en el cuerpo mientras se está dormido, evaluando parámetros como la saturación de oxígeno y los niveles de esfuerzo respiratorio. Asimismo, existen dispositivos portátiles que se pueden emplear en casa para monitorear el sueño de forma más accesible y cómoda; una opción para las personas que no presentan problemas cardíacos o respiratorios graves.

Los expertos indican que modificar el estilo de vida puede marcar la diferencia. De acuerdo con los estudios consultados, una reducción del 10% en el índice de masa corporal (IMC) puede disminuir los episodios de apnea hasta en un 20%. Además, evitar el consumo de tabaco y alcohol ayuda a mejorar los síntomas, puesto que ambos factores relajan los músculos de la garganta y aumentan el riesgo de sufrir apnea durante el sueño. En cualquier caso, si tienes dudas sobre cómo hacer frente a este problema, lo mejor es que acudas a un profesional de la salud para que pueda ayudarte a resolver todas tus preguntas, teniendo en cuenta tus circunstancias concretas.