Adiós al vinagre o al bicarbonato en la limpieza de tu casa: la alternativa más barata y eficaz
La ciencia respalda esta solución tradicional como básica para una limpieza del hogar que de verdad desinfecte las superficies
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Sin embargo, como ya hemos visto en otras ocasiones, no todo vale. Por ello, también es habitual ver fórmulas milagrosas en las redes sociales que, más que limpiar, hacen gastar dinero. En el término medio se encontrarían las recomendaciones sobre el bicarbonato y el vinagre, dos productos que si bien son útiles en ciertos aspectos de la limpieza, no son auténticos limpiadores ni desinfectantes.
Así, a pesar de su imparable fama, estos ingredientes no siempre cumplen con las expectativas, especialmente cuando se habla de eliminar bacterias o desinfectar en profundidad. Por ello, los expertos recomiendan una alternativa tradicional, económica y verdaderamente efectiva: el jabón lagarto o de Marsella. Si se busca un limpiador más natural y menos agresivo que otras fórmulas del mercado, algo tan común como una pastilla de jabón es la clave.
Conviene recordar que aunque el vinagre y el bicarbonato de sodio son útiles para tareas como la desodorización y la limpieza superficial, tienen sus limitaciones. Por una parte, el vinagre, aunque es ácido (ácido acético), no tiene la concentración suficiente para desinfectar en profundidad. Las investigaciones revelan cómo, para que un ácido sea eficaz en la eliminación de bacterias y virus, necesitaría estar en una concentración muy elevada, y el vinagre doméstico, que se suele usar al 4-6%, no alcanza los niveles necesarios para considerarse desinfectante.
Jabón sí, bicarbonato y vinagre no
El bicarbonato de sodio, por su parte, actúa como abrasivo suave y ayuda a eliminar manchas superficiales. Sin embargo, su pH alcalino no es efectivo contra microorganismos patógenos, pues la mayoría de ellos requieren ambientes extremos, ya sea muy ácidos o altamente alcalinos, para ser eliminados. Así, el bicarbonato se limita a funciones de limpieza ligera o para quitar los malos olores, pero sin ninguna acción desinfectante comprobada.
Mientras, se debe poner en valor la eficacia de los jabones tradicionales, como el lagarto o el Marsella, que llevan siglos demostrando su eficacia en la limpieza del hogar y han sobrevivido al paso del tiempo por una razón: funcionan. Estos jabones son elaborados a partir de aceites vegetales (generalmente de oliva, coco o palma), lo que los convierte en una opción biodegradable.
Este tipo de jabones se crean mediante un proceso de saponificación, que produce una sustancia alcalina (pH entre 9 y 10) que rompe las moléculas de grasa y, al mismo tiempo, elimina suciedad y ciertos microorganismos de las superficies. Aunque no son productos desinfectantes de grado hospitalario, los jabones tradicionales sí pueden reducir significativamente la carga bacteriana, especialmente cuando se utiliza agua caliente en el proceso de limpieza.
Muy versátiles, pueden utilizarse en múltiples superficies, desde suelos y baños hasta la cocina. Además, es seguro para limpiar superficies donde se manipulan alimentos, sin el riesgo de dejar residuos tóxicos. A lo que añadir que son opciones muy económicas, ya que un solo bloque rinde muchísimo y tiene un precio bastante accesible.
Aptos para casi cualquier superficie y material, se pueden usar rallados y disolviéndolos en agua caliente, por ejemplo para fregar el suelo. Mientras que para áreas como azulejos, grifería o estanterías, se puede aplicar en una esponja o bayeta humedecida. Además, se pueden crear soluciones muy diluidas para usar en un atomizador o mezclar con bicarbonato para ciertos usos en los que se busque esa acción abrasiva.
Un tipo de jabón que destaca por su bajo impacto ambiental. Al estar formulados sin químicos agresivos, colorantes ni fragancias sintéticas, estos jabones se biodegradan fácilmente en el agua, reduciendo la carga de sustancias tóxicas que terminan en los ríos y océanos. Además, su uso prolongado contribuye a reducir el consumo de envases plásticos, ya que un bloque de jabón sólido evita la compra continua de productos envasados en plástico.
Por ello, es una solución que ofrece una limpieza profunda, efectiva y segura para todos los miembros de la familia, verificada generación tras generación. Además, están muy de moda los kits caseros para hacer jabón en casa, incluso sin sosa cáustica, por lo que también puede ser una actividad para hacer en familia.
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