Dieta climatariana: comer de forma sostenible mientras cuidas del planeta
Tres expertos nos hablan de un tema que preocupa cada día más y que puede mejorar el planeta en cada plato
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Cada decisión, desde lo que comemos en el día a día hasta cómo consumimos, es una oportunidad para transformar el curso del cambio climático. Y lo mejor de todo es que comer de forma sostenible no significa sacrificar sabor ni placer, sino reinventar la manera en que disfrutamos de la comida y conectamos con nuestro entorno.
¿Sabías que lo que comes es responsable del 34% de las emisiones globales y que alimentos como una hamburguesa de vacuno o un simple filete de ternera contribuyen hasta un 20% en este impacto ambiental?
Cada vez son más las personas que se están sumando a lo que ya se conoce como dieta climatariana o dieta de impacto positivo, una tendencia que nos invita a disfrutar de nuestros alimentos de manera más consciente, disminuyendo nuestro impacto ambiental pero sin renunciar a nuestros platos preferidos.
En la semana que se reúnen representantes de más de 200 países de todo el mundo, en lo que se conoce como la COP29, hablamos con expertos en nutrición y alimentación sostenible para conocer cómo hacer nuestros platos más sostenibles y concienciarnos sobre el impacto de nuestras decisiones alimentarias en el planeta.
Carlota Bruna, nutricionista y una de las activistas más influyentes en redes sociales de nuestro país, nos comparte las claves sobre cómo elegir y consumir nuestros alimentos para reducir nuestras emisiones. “Según la evidencia científica, cambiar nuestra dieta es una de las formas más efectivas para reducir el impacto ambiental y las emisiones. Esto implica reducir o incluso eliminar el consumo de carne, ya que su producción es altamente intensiva en recursos, y optar por proteínas vegetales, lo que ayuda a disminuir nuestra huella de carbono e hídrica”, explica Carlota. Y añade: “además reducir el desperdicio alimentario es clave, porque si este fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero; por lo que la planificación es esencial para optimizar lo que consumimos”.
Una dieta climatariana busca, en definitiva, hacer frente a la emergencia climática - optando por alimentos que contribuyan a reducir la emisión de CO₂ por persona - mientras cuidamos de nuestra salud. ¿Y cómo se logra esto? Dando mayor protagonismo a los alimentos de origen vegetal en lugar de los de origen animal. Opciones como legumbres, verduras, frutas y otras alternativas vegetales ricas en proteínas pueden ser excelentes sustitutos.
Patricia Ortega, nutricionista especializada en alimentación vegetariana, afirma que “cada vez son más las personas interesadas en incorporar este tipo de proteínas a su dieta, siendo la salud y el medioambiente las motivaciones principales. Sin embargo, en muchas ocasiones no saben cómo hacerlo”.
Según Patricia, los profesionales de la alimentación tienen una gran oportunidad para reeducar a los consumidores y adoptar mejores hábitos alimentarios. ”Cuando a mis pacientes les recomiendo buscar alternativas en el desayuno a un bocadillo de jamón york, se sorprenden porque muchos consideran que este tipo de alimento es esencial, sin embargo, es totalmente prescindible. En la actualidad podemos encontrar alternativas de proteína vegetal que tienen el mismo sabor y textura, como las lonchas finas de Heura, o bien cambiar por otras opciones como puede ser tofu, seitán, tempeh, cortados en finas lonchas y salteados con un poco de aceite de oliva virgen extra y especias al gusto. Son alternativas que tienen también un alto valor proteico y además contribuyen a un menor impacto medioambiental” comenta la nutricionista.
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Revertir el cambio climático no es cosa de unos pocos, todos debemos aportar nuestro granito de arena y un cambio en la alimentación puede favorecer un impacto positivo para el planeta. “Incorporar más proteínas vegetales es indispensable. Elegir opciones como legumbres (lentejas, garbanzos, alubias) y productos de origen vegetal y bajas en impacto ambiental, es una excelente manera de reducir el consumo de este tipo de carnes animales. Pero incluso podemos ir más allá, sustituyendo lácteos por otro tipo de bebidas y productos a base de avena o soja, por ejemplo, ya que son menos intensivos en agua y generan menos emisiones; así como reducir el consumo de alimentos ultraprocesados”, explica Carlota Bruna. Sin embargo, para ella, la falta de información - puesto que muchas personas no están familiarizadas con opciones alimentarias más sostenibles - así como la falta de apoyo social son algunas de las barreras.
Aun así, es muy posible, que muchas de las personas que están ya adoptando un tipo de dieta más saludable, estén sin saberlo formando parte de este grupo de “climatarianos”. Según Alex Pirla, Chef de Heura Foods especializado en cocina plant-based, “con una sencilla decisión como puede ser cambiar una cena a base de una hamburguesa clásica de carne de vacuno, por una hamburguesa de Heura 100% vegetal, ya estás contribuyendo en reducir emisiones hasta un 94%. O lo que es lo mismo, las emisiones de dejar de comer una hamburguesa animal equivalen al reciclaje de 8 botellas de plástico de 1,5 litros”.
Para el experto en cocina con proteínas vegetales, la dieta climatariana está cada vez más presente en las casas y en los restaurantes. Y la creatividad es algo muy presente cuando se trata de hablar de opciones vegetales. “Por ejemplo, no sorprende ya platos como sándwiches de filete empanado vegetal o sobrasada vegana que actualmente podemos encontrar en diversos espacios gastronómicos como el restaurante Superchulo de Madrid.
Al final, cada una de nuestras decisiones, incluyendo las elecciones en nuestro plato, se convierten en actos de responsabilidad ambiental, demostrando que no es necesario renunciar a nuestros sabores preferidos para contribuir a un mundo más sostenible. Desde hamburguesas vegetales que reducen emisiones de carbono, hasta alternativas vegetales ricas en proteínas, hoy en día podemos reinventar nuestras comidas de una forma saludable y respetuosa con el medio ambiente. Este cambio no es solo una tendencia, sino una invitación a reimaginar la relación que tenemos con los alimentos, incorporando opciones que cuidan tanto de nosotros como del planeta.
Cada decisión, desde lo que comemos en el día a día hasta cómo consumimos, es una oportunidad para transformar el curso del cambio climático. Y lo mejor de todo es que comer de forma sostenible no significa sacrificar sabor ni placer, sino reinventar la manera en que disfrutamos de la comida y conectamos con nuestro entorno.