El truco para disimular los arañazos de la vitrocerámica y hacer que parezca nueva
No es raro que, con el paso del tiempo, nuestra vitrocerámica se deteriore. Por eso, trucos como estos son imprescindibles para que nos dure muchos más años en perfecto estado
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La vitrocerámica es el corazón de muchas cocinas modernas. Su diseño elegante y su facilidad de uso la convierten en un elemento indispensable, pero, como todo, no está exenta de problemas. Con el uso diario, es común que aparezcan rayones en su superficie, quitándole ese brillo impecable que tanto nos gusta. Si te ocurre, no te preocupes. Existen trucos caseros muy fáciles y económicos que pueden ayudarte a recuperar su apariencia sin complicaciones.
Uno de los métodos más populares, recomendado por 'Trucmania', utiliza dos ingredientes básicos que probablemente ya tienes en casa: bicarbonato de sodio y vinagre blanco. Antes de empezar, lo primero es limpiar bien la superficie para eliminar restos de suciedad o grasa que puedan empeorar los rayones. Mezcla vinagre blanco con agua caliente, a partes iguales, y aplica esta solución con una esponja suave. Este paso es crucial para preparar la placa antes del tratamiento.
Una vez que esté limpia, espolvorea bicarbonato de sodio sobre las zonas rayadas. Frota con movimientos circulares usando una esponja no abrasiva. Si quieres potenciar el efecto, añade unas gotas de vinagre blanco sobre el bicarbonato. La reacción química generará una espuma ligera que actuará directamente sobre los rayones, suavizándolos y devolviendo el brillo a tu vitrocerámica. Déjalo actuar durante unos minutos, enjuaga con una esponja húmeda y seca con un paño limpio. ¡El resultado te sorprenderá!
Si los rayones son más profundos, hay otro truco sencillo que también funciona muy bien: la pasta de dientes blanca, pero asegúrate de que no sea en gel. Aplica una pequeña cantidad directamente sobre el rayón y frota con movimientos circulares utilizando un paño suave. Las partículas abrasivas de la pasta ayudan a pulir la superficie sin dañarla. Al finalizar, enjuaga y seca para comprobar los resultados.
Está claro que poder ponerles solución es una gran noticia, pero también es cierto aquello de que "prevenir es curar". Por eso, te recomendamos que evites arrastrar los utensilios o cazuelas sobre la vitrocerámica. Opta por objetos con bases lisas y asegúrate de limpiar siempre con productos suaves. Si sigues estos cuidados, no solo recuperarás el brillo de tu placa, sino que también lograrás mantenerla en buen estado a lo largo del tiempo. ¡Manos a la obra para decir adiós a los rayones!
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