Estos tres trucos harán que tus toallas siempre estén suaves y esponjosas

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No hay nada más placentero que envolvernos en una toalla suave y esponjosa después de un relajante baño. Sin embargo, con el paso del tiempo y los lavados, las toallas tienden a endurecerse, perdiendo esa textura acogedora que tanto nos gusta. Afortunadamente, existen algunos trucos simples que pueden devolverles su suavidad y mantenerlas como nuevas durante más tiempo.

El primer paso es combatir la acumulación de residuos de detergente y suavizante, principales responsables de que las toallas se vuelvan ásperas. Para ello, el vinagre blanco es un aliado infalible. Este producto natural y económico actúa eliminando restos de productos químicos que se quedan atrapados en las fibras. Basta con añadir una taza de vinagre blanco al ciclo de lavado, en lugar de suavizante, y lavarlas con agua caliente. Además de limpiar en profundidad, el vinagre neutraliza olores y ayuda a mantener los colores vibrantes de las toallas.

Otro aspecto fundamental es evitar el uso excesivo de detergente y suavizante. Aunque parezca que más detergente significa mayor limpieza, en realidad puede dejar residuos que apelmazan las fibras y reducen la suavidad. Por su parte, los suavizantes crean una capa que disminuye la capacidad de absorción de las toallas.

Por ello, es importante utilizar la cantidad justa de detergente, siguiendo las indicaciones del fabricante, y alternar entre ciclos de lavado con y sin suavizante. En lugar de este último, el vinagre blanco puede ser una excelente alternativa natural.

El secado también juega un papel clave en el mantenimiento de las toallas. Un uso excesivo de la secadora puede dañar las fibras, mientras que dejarlas secar al aire sin un manejo adecuado puede endurecerlas. Si utilizas secadora, selecciona un programa de baja temperatura y coloca pelotas de secado o incluso pelotas de tenis limpias para evitar que las toallas se apelmacen. Si prefieres secarlas al aire libre, asegúrate de sacudirlas bien antes de tenderlas para separar las fibras y, cuando estén casi secas, introdúcelas unos minutos en la secadora a baja temperatura para suavizarlas. Es importante evitar la exposición prolongada al sol, ya que este puede endurecer el tejido.

Para prolongar la vida útil de las toallas, también es recomendable lavarlas por separado de otras prendas, evitar plancharlas y renovarlas cada dos o tres años. Aunque un buen cuidado puede mantenerlas en excelente estado por más tiempo, las fibras de las toallas tienen una vida limitada y, con el uso continuo, es natural que pierdan parte de su suavidad original.