Adiós al dolor muscular: el sencillo truco para recuperar tu cuerpo después de una sesión de entrenamiento
Esta técnica te ayudará a reducir la inflamación de los músculos propia del ejercicio y les ayudará a recuperarse antes
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Todos conocemos los beneficios que tiene para nuestra salud practicar deporte, sin embargo, después de realizar ejercicio físico, es común sentirse agotado y con los músculos tensos y agarrotados. Por ello, es necesario llevar a cabo una adecuada recuperación para aliviar el cansancio.
En este sentido una de las mejores opciones que plantean los fisioterapeutas es darse una ducha de agua fría, tal y como hacen los deportistas profesionales después de un partido o una larga sesión de entrenamiento para recuperar sus músculos.
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Y es que, aunque nos parezca poco apetecible, el agua fría nos ayudará a disminuir el dolor muscular debido a su acción desinflamatoria, unos beneficios que son fundamentales para acelerar el proceso de recuperación.
Las incómodas agujetas se producen por la inflamación del tejido muscular como respuesta natural del organismo a las microlesiones que se producen en las fibras musculares durante el esfuerzo físico. Por eso, una ducha fría puede ser clave para aliviar este malestar.
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La ducha fría no solo alivia los músculos, sino que también aporta una sensación inmediata de energía. Después de exponerte al agua fría, los vasos sanguíneos se contraen, y al salir del agua, se expanden, lo que mejora la circulación sanguínea y permite oxigenar mejor los músculos. Además, las duchas frías ayudan a reducir la frecuencia cardíaca, proporcionando una sensación de calma y relax.
Para llevar a cabo esta técnica, no es necesario estar mucho tiempo bajo el agua fría. Con tan solo 30 segundos de exposición, se pueden comenzar a notar los efectos beneficiosos, aunque lo ideal es ir ampliando el tiempo de exposición hasta llegar a los 5 minutos. Con mantener una temperatura aproximada de 15 grados será suficiente para obtener todos sus beneficios en nuestro cuerpo.
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