Así es como afecta psicológicamente un divorcio y las 5 fases por las que hay que transitar para superarlo
El divorcio es una experiencia dolorosa, pero con el tiempo y un adecuado proceso de duelo, es posible superarlo y salir fortalecido
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F517%2F56c%2F173%2F51756c173567a139c2a2b8eccdf00060.jpg)
- Cómo conseguir un divorcio sano: las claves de los expertos
- Cómo afrontar el divorcio una vez pasados los 50 años, según la Asociación Estadounidense de Psicología
El divorcio es una de las experiencias más dolorosas que puede atravesar una persona. No solo implica la ruptura de una relación amorosa, sino que también puede tener consecuencias emocionales, familiares y económicas. En muchos casos, la intensidad del sufrimiento es tal que se hace necesaria la ayuda psicológica para gestionar el duelo y evitar caer en un ciclo de recaídas y conflictos con la expareja. Aceptar el fin de una relación matrimonial no es fácil. Además de los recuerdos compartidos, existen presiones sociales que refuerzan la idea de que el matrimonio debe durar para siempre. Esto, sumado al golpe que puede representar para la autoestima, convierte el divorcio en una experiencia emocionalmente devastadora.
Es común pensar que la persona que toma la decisión de terminar la relación sufre menos, pero la adaptación a la vida en solitario es difícil para ambos miembros de la pareja, especialmente si hubo infidelidad o engaños de por medio. En este contexto, el cerebro reacciona de manera similar al proceso de abstinencia en una adicción: la falta de la pareja genera emociones intensas, recaídas y conflictos que aumentan la sensación de fracaso. Sin embargo, con el tiempo y si se transitan adecuadamente las fases del divorcio, el impacto emocional se debilita y el organismo se adapta a la nueva realidad. Superar un divorcio no es un proceso lineal, y cada persona vive su duelo de manera distinta. Sin embargo, la mayoría de los individuos pasan por las siguientes cinco fases emocionales antes de alcanzar la aceptación:
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa60%2F5d1%2Fe64%2Fa605d1e64b52b9667372df1e395324ca.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa60%2F5d1%2Fe64%2Fa605d1e64b52b9667372df1e395324ca.jpg)
1. Fase de negación y aislamiento
Al principio, es difícil aceptar la realidad. Muchas personas niegan lo ocurrido y buscan formas de recuperar la relación. Esta etapa suele ser corta, pero es un mecanismo de defensa que permite a la persona asimilar el impacto emocional de la ruptura. Es fundamental en esta fase desarrollar una visión objetiva de la relación y reconocer las razones que llevaron al divorcio. Aceptar la situación es el primer paso para avanzar en el proceso de duelo.
2. Fase de ira
Cuando la negación desaparece, la rabia toma el control. La persona puede experimentar un fuerte resentimiento hacia su expareja o incluso hacia sí misma. Culpar a la otra persona por el fracaso del matrimonio es una reacción común, y en algunos casos, los sentimientos de venganza pueden ser difíciles de controlar. Es importante entender que la ira es una parte normal del proceso de duelo y que con el tiempo disminuirá. Aprender a gestionar este enojo de manera saludable es clave para evitar conflictos destructivos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe16%2F7f4%2F2fc%2Fe167f42fc6a3219eaf82b63459e71f1f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe16%2F7f4%2F2fc%2Fe167f42fc6a3219eaf82b63459e71f1f.jpg)
3. Fase de negociación
En esta etapa, la persona busca comprender las razones de la separación y, en algunos casos, intenta recuperar la relación. Este es un momento crítico, ya que pueden surgir intentos de reconciliación que, si no se gestionan bien, pueden generar más dolor y confusión. La clave en esta fase es ser realista y aceptar que la relación ha terminado. Mantener el contacto con la expareja solo puede prolongar el sufrimiento si no hay una posibilidad real de reencuentro saludable.
4. Fase de depresión
Cuando la persona se da cuenta de que la reconciliación no es posible, la tristeza se apodera de ella. La nostalgia y el dolor por la pérdida pueden llevar a un estado de melancolía profunda, donde la persona siente que ha perdido a alguien fundamental en su vida. Este es el momento en el que la razón empieza a dominar sobre las emociones, permitiendo una visión más objetiva de la situación. La tristeza es una reacción natural, pero si se prolonga demasiado, puede ser necesario buscar ayuda profesional.
5. Fase de aceptación
Con el tiempo, la herida comienza a cicatrizar. La persona deja de vivir en el pasado, acepta la ruptura y empieza a mirar hacia el futuro con optimismo. La expareja deja de ser una presencia constante en su mente y el individuo se siente listo para abrirse a nuevas experiencias y relaciones. Esta es la fase en la que se recupera la estabilidad emocional y se empieza a reconstruir un proyecto de vida independiente.
- Cómo conseguir un divorcio sano: las claves de los expertos
- Cómo afrontar el divorcio una vez pasados los 50 años, según la Asociación Estadounidense de Psicología
El divorcio es una de las experiencias más dolorosas que puede atravesar una persona. No solo implica la ruptura de una relación amorosa, sino que también puede tener consecuencias emocionales, familiares y económicas. En muchos casos, la intensidad del sufrimiento es tal que se hace necesaria la ayuda psicológica para gestionar el duelo y evitar caer en un ciclo de recaídas y conflictos con la expareja. Aceptar el fin de una relación matrimonial no es fácil. Además de los recuerdos compartidos, existen presiones sociales que refuerzan la idea de que el matrimonio debe durar para siempre. Esto, sumado al golpe que puede representar para la autoestima, convierte el divorcio en una experiencia emocionalmente devastadora.