Descubre el arugamama: la técnica japonesa de aceptación que te ayudará a ser más feliz
Perseguir el control absoluto solo genera frustración. Aprender a aceptar la vida tal como es puede ser la clave para vivir con más paz y menos estrés
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En un mundo donde el estrés, la ansiedad y la autoexigencia parecen formar parte del día a día, encontrar serenidad puede parecer un desafío imposible. Sin embargo, la filosofía japonesa del 'arugamama' nos ofrece una perspectiva diferente: aceptar la vida tal como es, sin resistencia ni lucha innecesaria. Se trata de comprender que hay cosas que escapan de nuestro control y, en lugar de desgastarnos intentando cambiarlas, aprender a vivir en armonía con ellas.
El término 'arugamama' se traduce como “las cosas tal como son” y está profundamente ligado al budismo zen, tal como explican en el 'Rincón de la psicología'. A diferencia de la resignación, que implica pasividad, esta filosofía nos anima a aceptar la realidad con conciencia y a tomar acción desde la calma.
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Es la base de la Terapia Morita, desarrollada por el psiquiatra japonés Shoma Morita, quien sostenía que la felicidad no reside en eliminar las emociones desagradables, sino en aprender a convivir con ellas sin que nos dominen, tal como explican en el citado medio.
Aceptar la incertidumbre es uno de los principios fundamentales del 'arugamama'. Pasamos gran parte de nuestra vida intentando predecir el futuro o controlarlo todo, cuando en realidad hay factores que simplemente no dependen de nosotros. En lugar de obsesionarnos con lo incontrolable, podemos dirigir nuestra energía a aquello que sí está en nuestras manos. Si llueve, no podemos evitarlo, pero sí podemos salir con un paraguas y disfrutar del sonido del agua al caer.
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Lo mismo ocurre con las emociones. Muchas veces intentamos reprimir la tristeza, la ansiedad o la frustración, como si sentirnos mal fuera algo que debiéramos evitar a toda costa. Pero el 'arugamama' nos recuerda que todas las emociones son válidas y pasajeras. En lugar de luchar contra ellas, podemos simplemente observarlas y permitirnos sentir sin juzgarnos.
Fluir con la vida también significa soltar expectativas rígidas. Nos frustramos cuando las cosas no salen como esperábamos, pero muchas veces esos cambios imprevistos pueden traernos nuevas oportunidades. Si un plan se cancela a última hora, en lugar de verlo como un problema, podemos aprovechar ese tiempo libre para hacer algo diferente y gratificante.
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Aceptar que la vida es imperfecta nos ayuda a reducir el estrés y a vivir con más tranquilidad. No es necesario que todo esté siempre bajo control para sentir paz. Un hogar acogedor no tiene por qué estar impecable, y un día productivo no significa hacerlo todo a la perfección.
El 'arugamama' también nos enseña a vivir en el presente. Solemos quedarnos atrapados en pensamientos sobre el pasado o preocupaciones por el futuro, pero al final lo único que realmente tenemos es el ahora. En lugar de analizar en exceso una conversación pasada o angustiarnos por lo que vendrá, podemos enfocarnos en lo que sí podemos hacer en este momento.
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En un mundo que nos empuja a ser más productivos, eficientes y felices en todo momento, esta filosofía japonesa nos propone algo mucho más simple y profundo: soltar la lucha innecesaria y encontrar paz en la aceptación. No se trata de rendirse, sino de vivir con más ligereza y autenticidad, confiando en que la vida sigue su curso y que, a veces, lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar.
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